Palacio Leblanc: los pálpitos de Francia en Cienfuegos

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Un espacio de arraigo e identidad palpita en Cienfuegos, con la ambición de redimir la huella francesa legada por los fundadores de la otrora colonia Fernandina de Jagua. Se trata del Centro Cultural Palacio Leblanc, adscrito a la Oficina del Conservador e inaugurado durante los festejos por el bicentenario de la Perla del Sur.

De acuerdo con María Dolores Benet León, especialista principal de Relaciones Públicas, su proyección sociocultural está enfocada al trabajo comunitario, “pero siempre buscando esa impronta de Francia que tenemos”, dijo.

Más de 40 descendientes de galos viven actualmente en la ciudad de Cienfuegos, por lo que era preciso la concepción de un lugar dedicado al estudio, la valoración y socialización de las raíces de esta urbe, la única en Cuba fundada por colonos franceses con asentimiento de la corona española.

Como parte del convenio Cuba Cooperación Francia, el Palacio Leblanc se enrumba a ser ese sitio soñado, mediante exposiciones, proyecciones cinematográficas, tertulias y otras actividades, con la elegancia y el buen gusto que distingue  a la cultura de la nación europea. Incluso, uno de sus propósitos es llegar a convertirse en prolongación de las acciones que realiza la Casa Víctor Hugo en La Habana.

En estrecho vínculo con las organizaciones e instituciones culturales de la región centro sur del país, el sitio gestiona propuestas con varios artistas del territorio. “Tras su apertura, nuestras amplias galerías y salones han exhibido exposiciones de artes plásticas y creaciones artesanales, con la participación de niños y jóvenes vinculados a proyectos del propio Palacio”, sostuvo Benet León.

Este centro cultural dispone de las mejores condiciones para la presentación de agrupaciones de pequeño formato./Foto: Cortesía de la Oficina del Conservador de la Ciudad.
Este centro cultural dispone de las mejores condiciones para la presentación de agrupaciones de pequeño formato./Foto: Cortesía de la Oficina del Conservador de la Ciudad.

Tal deviene una de las líneas de trabajo que pretende desarrollar a partir de su sentido comunitario. No solo abriéndose a nexos con escuelas u otros actores estatales, sino también a emprendedores privados y población en general, quienes podrán recibir capacitación en temas relacionados con el patrimonio y participar en encuentros sobre la culinaria, artesanía y jardinería cienfuegueras.

Una de las iniciativas puesta en marcha desde el pasado mes de julio es la Tarde francesa. Según Benet León, “esta peña, con frecuencia mensual, tiene la misión de justificar la presencia francesa en Cienfuegos, pulsando los puntos de contacto y a través de distintas manifestaciones artísticas”.

Con restauradas potencialidades físicas y ambientales, el Palacio Leblanc se localiza próximo al Bulevar de San Fernando. Dispone de un mobiliario elegante y posee una plataforma con iluminación profesional y audio centralizado para la presentación de agrupaciones de pequeño formato; ello con servicio de cafetería y espacios para la venta de libros, cerámicas y otros componentes patrimoniales. Además, conserva entre sus muros y columnas la maqueta del Centro Histórico Urbano.

El Palacio Leblanc  pretende consolidar su trabajo con niños y jóvenes. /Foto: Cortesía de la Oficina del Conservador de la Ciudad.
El Palacio Leblanc pretende consolidar su trabajo con niños y jóvenes. /Foto: Cortesía de la Oficina del Conservador de la Ciudad.

UN POCO DE HISTORIA

La edificación remite al nacimiento de Fernandina de Jagua y a Don Luis D’ Clouet, pues el terreno que ocupa fue adquirido por el mismísimo fundador de la colonia, quien luego lo entregó a su hijo Alejandro. No obstante, la construcción respondió a órdenes del norteamericano Guillermo Hood Clemens, aunque después terminase en las manos del francés Julio Leblanc Bresol.

Según las fichas históricas de la Oficina del Conservador, en 1895 se instaló en el inmueble el comercio “La Alhambra”, especializado en la venta de perfumería, joyería y objetos de arte. Pero ya durante el siglo XX sus dueños y funciones fueron varias. Hasta cambió su nombre por el de “La Diana”, dedicado a la importación y almacenaje de víveres.

Muy cerca de la década del 50 se convirtió entonces en la Ferretería Hormachea. En los años que sobrevinieron,  las transformaciones sufridas por el edificio resultaron inevitables. Hoy, por la calle San Fernando, acoge el Salón de Belleza Él y Ella, mientras que por “De Clouet” sirve de recinto a dependencias de la Oficina del Conservador —incluida la emisora Fernandina Radio—, pero, sobre todo, al Centro Cultural Palacio Leblanc, escenario para reverenciar el origen de una urbe que se sabe afrancesada.

El restaurado inmueble cuenta con amplias galerías y salones para exposiciones de artes plásticas./Foto: Cortesía de la Oficina del Conservador de la Ciudad.
El restaurado inmueble cuenta con amplias galerías y salones para exposiciones de artes plásticas./Foto: Cortesía de la Oficina del Conservador de la Ciudad.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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