Padres y familia nuevos frente al adiós a la Calabacita

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Vivimos un mundo diferente, un mundo que la doctora Patricia Arés Murzio, miembro de la Sociedad Cubana de Psicología, denomina globo-colonizado, con efectos mediáticos que cambian el imaginario infanto-juvenil. La reflexión es vehemente cuando proviene de la profesional que lidera en Cuba el tema familia desde el grupo de esos estudios en la Universidad de La Habana.

Luego de dictar aquí la conferencia Padres nuevos para hijos nuevos, una mirada desde Cuba, convocada como parte de la jornada conmemorativa a propósito del Día de la Psicología cubana, 5 de Septiembre aprovechó la oportunidad para un acercamiento al tema con la doctora Arés Muzio.

¿Es más difícil hoy ser padres?

Sí, es necesario hacer una reflexión crítica sobre el poder de la nueva realidad, hay aspectos que hacen dificultosa la paternidad hoy: la complejidad del contexto social nacional e internacional, en un panorama que pondera consumismo, individualismo y hedonismo (culto al placer), en un mundo basado en la eficiencia económica.

Por otra parte hay cambios de la familia idealizada. La modernidad es diversa, y revela variaciones del universo de la infancia y la juventud, también el auge de la tecnología ha hecho en lugar de homo sapiens, homo-internéticos.

Hace mucho tiempo nuestros niños dejaron de acostarse con la Calabacita, están estimulados por pantallas, cuentan con conocimientos y habilidades informáticas que no tienen sus padres y abuelos, quienes necesitan su ayuda, por tanto es una niñez empoderada. Asistimos a la muerte de la inocencia infantil que ya rebate los cuentos de Caperucita roja, la encuentran tonta”.

“Hace mucho tiempo nuestros niños dejaron de acostarse con la Calabacita (...) cuentan con conocimientos y habilidades informáticas que no tienen sus padres y abuelos (...) por tanto es una niñez empoderada”. /Foto Karla Colarte
“Hace mucho tiempo nuestros niños dejaron de acostarse con la Calabacita (…) cuentan con conocimientos y habilidades informáticas que no tienen sus padres y abuelos (…) por tanto es una niñez empoderada”. /Foto Karla Colarte

¿Cree usted que ese efectismo mediático es una vuelta a la corriente psicológica y comunicológica conductista basada en estímulo-respuesta?

Sí, por eso insisto en la necesidad de crear patrones críticos, porque todo lo que llega en materiales audiovisuales es sin filtro alguno. Si no tienes un tamiz por donde pasarlo, apropias un mensaje negativo a la salud psicológica”.

Tratamos entonces un dogma que relega la Psicología a ciencia de la subjetividad ¿Cómo enfrentarlo?

Ha habido un auge de movimientos que tratan de hacer disociación de emociones positivas y negativas, eso tiene el sesgo ideológico de que la vida está dividida entre triunfadores y perdedores. Hoy proliferan libros de autoayuda, con gran éxito editorial. Lo vemos constantemente en Facebook y otras redes sociales, un boom que excluye identidades sociales colectivas y prepondera la fe en éxitos individualistas”.

¿Son parte de los llamados por Manuel Calviño “mercaderes de las ilusiones”?

Sí, sí. Venden cánones de éxito muy egoístas, muy personales como Cinco puertas, Cinco claves…, por citar ejemplos. Tales propuestas pueden ser útiles a algunas personas, a otras no. Hay que propiciar una psicología integradora, armonizada con los marcos sociales”.

¿Cómo debemos prepararnos los padres?

Bueno, te hablaba de reflexión crítica porque hay que entender que lo que nos enseñaron los abuelos no es suficiente. En los últimos 50 años el universo se ha transformado”.

Usted dijo en el programa Con dos que se quieran 3 que la nuestra es la generación de “los hijos ausentes”, del “síndrome del nido vacío” ¿Cómo enfrentar tantos desafíos desde el rol paternal?

Mediante renuncias, pero cambiar lo que nos enseñaron no significa negarlo totalmente. No tenemos las casas de los abuelos diseñadas para tres generaciones, pero sí el mismo hilo de amor. Hay que asumir que el hogar es un espacio de diálogo y no de perfecta armonía, de negociación, de estrés, es un organismo vivo.

Hay que renunciar incluso a la propiedad de la verdad, el autoritarismo ya no funciona, vivimos en el impacto de las fake-news o noticias falsas, no somos dueños de ese escenario. También hay que flexibilizar el estigma del hijo obediente, ellos tienen su propio vuelo”.

Su papá Oscar Arés era psiquiatra, fue esa la raíz de la doctora en Ciencias Psicológicas Patricia Arés. ¿Cómo viven aquellas enseñanzas en la adulta que es hoy?

Gozan de muy buena salud. Viven en el afán mío de educar, que es también seducir con valores esenciales que nunca pasan de moda; supuestamente modifican sus modos de expresión, pero cada familia hace la diferencia. Eso es lo real maravilloso de la familia cubana: la pasión.

Dije en mi conferencia: Hacen falta padres nuevos para hijos nuevos, pero nuestros descendientes nunca dejarán los buenos legados, lo que les enseñamos para ser buenas personas, por eso hablo en todo momento de discernimientos éticos”.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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