Orígenes de un sonido refinado

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Cienfuegos ha contado y cuenta con rasgos que la particularizan desde su origen fundacional, su exquisito trazado urbanístico y arquitectónico, su acelerado progreso económico, hasta el ambiente cultural que vivían y protagonizaban sus habitantes.

El refinamiento musical [1] de la ciudad se concibe a partir de un proceso en el cual intervinieron en lo fundamental; el origen de sus primeros fundadores y la forma de aprehender y concebir un pensamiento musical no propuesto pero sí supuesto desde lasprimeras décadas del siglo XIX. Formación musical, cultura sociomusical, y tipología de formatos musicales, conformarán el sonido cienfueguero que se respiraba en la localidad.

Se ha podido constatar a través de entrevistas realizadas a músicos, musicólogos, además de la información obtenida por diversas fuentes, especialmente las periódicas, que el llamado sonido cienfueguero lejos de ser una hipótesis, constituye un hecho musical. Así lo demuestra la existencia de aproximadamente 17 academias o conservatorios de música -sin contabilizar los profesores que de manera independiente impartían clases sin pertenecer a ninguna de estas instituciones-, la primera coral de aficionados del país con pretensiones rigurosamente estéticas fundada por el Padre Urtiaga, los cerca de 35 conjuntos entre sextetos y septetos, además de las 10 orquestas de formato jazz band, que se presentaban habitualmente en las diferentes celebraciones de la región. Cienfuegos fue de las primeras en instituir su emisora radial, la CMHM, donde la música lograba su primacía a través de espacios diarios. Fue a través de este ambiente creativo e interpretativo que en la perla sureña se lograron desarrollar tanto músicos como agrupaciones musicales de los más diversos formatos, los que tuvieron en su forma de tocar, de componer y de interpretar, características distintivas, una sonoridad diferente.

Según Florentino Morales, en el censo realizado en la ciudad en febrero de 1830, aparecen relacionados dos músicos: Sacramento Izquierdo y José Francisco Ramos. Ambos eran pardos libres[2]. Ello confirma que en fecha tan temprana ya en Cienfuegos se está dando una activa interrelación cultural y que son estos negros y mulatos criollos los que producen elementos de una cultura mezclada y propensa a nuevas combinaciones.

El origen de este proceso hay que buscarlo en los cafetales e ingenios que fundaron los franceses que se asentaron en la región. No solo introdujeron nuevas técnicas agrícolas sino que, en sus casas, en lugar de oírse géneros musicales españoles como el pasodoble o el flamenco, se escuchaban sus géneros favoritos, contradanzas, minuet, gavotas, paspiés. Estos dueños de esclavos, compraban instrumentos musicales y preparaban a aquellos que tenían condiciones para la música, a quienes, incluso, les pagaban los estudios de piano, violín o flauta, instrumentos que conformaban el llamado, por esa época en Europa, trío francés. Era la combinación preferida para la interpretación y ejecución de los géneros anteriormente mencionados, y de  otros franceses. La condición era que estos esclavos tocaran como los franceses para que los otros propietarios de plantaciones y lugares selectos de la sociedad citadina no trajeran los costosos tríos de Francia, sino que utilizaran los de aquí. Este proceso también influyó en el modo de bailar. Las mujeres comenzaron a moverse elegantemente con movimientos de hombros como si estuvieran bailando un minuet y, a la vez, con vestidos largos y pañuelos en la cabeza, bajo el influjo afrancesado de las amas. A ello le añadieron la gracia del uso del abanico por el clima cálido, aunque este ya se usaba en los salones de baile en Francia. Como un símbolo de elegancia, en mujeres y hombres, se usaban zapatos para ir al baile, tradición que no era común en otros géneros cubanos como la rumba o la conga. Los hombres se ponían de traje. Era disfrutar de la danza, acompañada no por tambores sino por el piano, el violín y la flauta. Después se le fueron incorporando otros instrumentos a gusto pero de manera muy mesurada.

Un aspecto de especial importancia en el desarrollo de la música cubana es la sensibilidad que estos músicos negros introducen en sus interpretaciones. Cuando Europa los escucha queda rendida al encanto. El trinitario devenido cienfueguero Lico Jiménez llegó a ser director de un Conservatorio en Alemania y uno de los mejores pianistas de Europa. La afinación criolla marcaría desde entonces a la música cubana. El refinamiento de aquel sonido de origen franco-español, mezclado y fusionado con el producido en aquellos cafetales e ingenios de la región, matizará todo el devenir de la música cienfueguera.

[1] Término utilizado por el Dr. Olavo Alén en entrevista realizada por la autora al destacado musicólogo, La Habana, 23 de junio de 2016.

[2] Florentino Morales: Papelería inédita, Museo Provincial de Cienfuegos. Cienfuegos.

*Doctora en Ciencias Históricas

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Alegna Jacomino Ruiz

Doctora en Ciencias Históricas

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