Orgullosos de ser cubanos

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Hay orgullo y admiración en la correspondencia de familiares y amigos que residen en otros países del ancho mundo, por la manera en que estamos enfrentando a la Covid-19 en Cuba: salvando vidas aquí, y acullá, ayudando a otros pueblos a salvarlas. Es la respuesta del sistema social socialista cubano, en que pueblo y gobierno tienen ideales e intereses comunes y se despliega la inteligencia popular.

Mi nieta, en el centro del horror, en el Guayaquil ecuatoriano, conducido a la debacle por el gobierno neoliberal del traidor Lenín Moreno, está viviendo experiencias aterradoras. Ha visto demasiados cadáveres en las aceras por el colapso de los sistemas hospitalarios, las funerarias y los cementerios privatizados por ese neoliberalismo que es “la versión más desvergonzada e impúdica” del capitalismo mundial. Para pagar intereses leoninos de préstamos de los buitres mundiales del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, los gobiernos neoliberales —en Ecuador, Chile, Perú o en el martirizado Brasil de Bolsonaro, entre otros—tienen que eliminar “gastos” de los sistemas públicos de salud y de educación, las pensiones y la asistencia social. La pandemia atacó cuando carecían de un sistema de salud pública imprescindible.

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Mi nieto, en La Florida norteamericana, en el país más rico de la Tierra a costa de la explotación del resto de la humanidad, los ciudadanos quedan a merced del Imperio que para mantenerse incólume requiere apoyar, apuntalar, la continuidad de la gran producción y el flujo financiero antes que asegurar la vida de sus meros productores asalariados prescindibles. Ellos prefieren el capital financiero al capital humano. Millones de indocumentados  resultan aún más preteridos.

Los cubanos somos privilegiados. Siempre hemos tenido hombres excepcionales dirigiendo la marcha unida y hemos enfrentado y vencido a dos imperios en siglo y medio. Y cuando desde el Primero de Enero de 1959 fuimos libres del neocolonialismo, pronto Fidel, el gran estratega, creó nuestro avanzado sistema de Salud Pública y fundó centros científicos y tecnológicos superiores. Desarrolló hombres y mujeres de ciencia y conciencia. Sus notorios resultados ya dan la vuelta al mundo. Acaso pronto aparezca nuestra vacuna cubana propia contra la Covid-19, sin improvisación ni apresuramiento. Son dos sistemas sociales diametralmente distintos.

Los pueblos, que después de esta pandemia ya no serán iguales, escogerán mejor, sin dejarse influenciar por las mentiras. Ya crece en el mundo el apoyo a la propuesta de Premio Nobel de la Paz para la Brigada Médica Henry Reeve. En este antes y después, los cubanos podemos estar orgullosos de nuestra cubanidad.

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Andrés García Suárez

Periodista, historiador e investigador cienfueguero. Fue fundador de 5 de Septiembre, donde se desempeñó como subdirector hasta su jubilación.

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