Nueva Constitución cubana: el empeño ahora es hacerla cumplir entre todos

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Moderna, atemperada a los tiempos actuales, consecuente con la actualización del modelo económico- social de nuestro país; así se define la nueva Constitución de la República de Cuba, proclamada el 10 de abril de este 2019, justo cuando se cumplieron 150 años de ser aprobada la Constitución de Guáimaro, primera de Cuba en Armas.

Un camino signado por la participación popular, la democracia y la multiplicidad de criterios, recorrió la Ley de Leyes desde que fuera presentado el anteproyecto hasta el texto final del que ya disponemos. Una singularidad de nuestro país en el que no solo nos hicimos presentes desde la palabra sino desde el voto directo y secreto.

Seis millones 816 mil 169 electores dieron su voto positivo. Ninguno lo hizo bajo presión.

Por supuesto algo tan genuino, tan propio, tan limpio, lejos de toda falacia y manipulación no pudo ser visto con “buenos ojos” por los archiconocidos enemigos del pueblo cubano y, como era de esperar, las campañas distorsionadoras pretendieron ensuciar la ejecutoria nuestra, cuyo propósito no es otro que dotar al país de una Constitución que responda a su presente y asegure y afiance el futuro.

¿Qué corresponde ahora?

Desde lo institucional, se adoptan todas las medidas para hacer cumplir las disposiciones transitorias de la Carta Magna, 13 en total, en las cuales se fijan los períodos establecidos para aprobar una nueva ley Electoral, sostén principal para la elección de los diputados y los principales cargos de la nación (teniendo en cuenta los cambios asumidos). Ese es un paso muy importante, pero no el único.

De igual modo, y lo hemos conocido a través de los diferentes medios de comunicación, se han presentado ya a la consideración de los Diputados la propuesta de la nueva Ley de Símbolos Patrios y la Ley de Pesca, pero tampoco son las únicas. El nuevo Código de familia también suscita la atención de especialistas y ello tiene que ver con la necesidad de que se adopten nuevas legislaciones o que las existentes estén en consonancia con la letra de la máxima ley del país.

Pero no podemos dejar a un lado la responsabilidad de cada uno de los ciudadanos con el cumplimiento de la Constitución, cuyo primer paso es leerla, estudiarla, no para aprenderla de memoria, sino para aprehenderla y ser consecuentes. Sobre todo porque en sus 229 artículos, se recogen los deberes y derechos de los cubanos todos que no podemos permitirnos que caigan en saco roto.

Y en este punto me remito a lo expresado por el líder histórico de la Revolución Cubana en el Informe al primer Congreso del Partido Comunista de Cuba:

“Hoy necesitamos una Constitución socialista, en correspondencia con las (…) convicciones ideológicas y las aspiraciones de nuestro pueblo. Una Constitución que refleje las leyes generales de la sociedad que construimos, las profundas transformaciones económicas, sociales y políticas operadas por la Revolución y los logros históricos conquistados por nuestro pueblo. Una Constitución, en fin, que consolide lo que somos hoy y que ayude a alcanzar lo que queremos ser mañana”.

Para alcanzarlo deben ir de la mano el quehacer de los especialistas, funcionarios, diputados, juristas y el nuestro, el del pueblo, protagonista esencial de la democracia ciento por ciento cubana, de profundo arraigo soberano y antimperialista.

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Tay Beatriz Toscano Jerez

Periodista.

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