Nuestros Juegos Olímpicos

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Los Juegos Olímpicos de Tokio están al doblar de la esquina y, si la Covid-19 no protagoniza una nueva jugarreta, dentro de bien poco los atletas cubanos estarán en la capital nipona, dispuestos a ratificar el bien ganado prestigio del deporte cubano.

Precisamente, acerca de las aspiraciones de Cuba en la cita bajo los cinco aros, proliferan los comentarios por estos días. Y no todos, en honor a la verdad, están cargados de optimismo.

Los problemas enfrentados en la preparación de todas las disciplinas, la suspensión de torneos clasificatorios a la magna cita, la imposibilidad de asistir a otros por limitaciones financieras o de visado, y, sencillamente, la lógica merma en la forma deportiva de varios de nuestros exponentes, nos han privado de un número considerable de plazas, por lo que pudiéramos estar asistiendo a los juegos con una de las delegaciones menos numerosas de los últimos años.

Un simple cálculo matemático y de probabilidades deja a Cuba con reducidas opciones de medallas, porque si bien es cierto que todas las naciones del planeta se han visto perjudicadas por la pandemia, también es real el alto nivel competitivo que siempre está presente en la justa estival.

Hasta el momento, ya es seguro que no habrá presencia cubana en varias disciplinas donde es habitual la presencia de atletas de la Isla, mientras en otras aún se batalla por lograr los ansiados boletos. De ahí el pesimismo de muchos, que auguran una discreta actuación de la comitiva de la Mayor de las Antillas en la siempre esperada competencia.

Ello me hace recordar las palabras del director provincial del Inder, cuando a finales de 2020, al evaluar el desempeño del organismo deportivo cienfueguero en la lucha contra el nuevo coronavirus, afirmaba: “Estos son nuestros Juegos Olímpicos”.

Y es que, al margen de la inédita situación epidemiológica, el Inder no se ha cruzado de brazos. Por el contrario, sin descuidar sus funciones habituales, ha multiplicado el quehacer, al formar parte de la vanguardia en el combate frente a la pandemia.

Ejemplos elocuentes sobran en nuestro territorio, donde los trabajadores del deporte, desde el primer día, se sumaron a las acciones de prevención y control de la enfermedad.

Ahí están la Eide Jorge Agostini Villasana, la Residencia Deportiva y la Escuela de Profesores de Educación Física (EPEF), instituciones que ya hoy son referencia como centros de aislamiento, y que, ante el rebrote, han asumido incluso el rol de hospitales para dar asistencia a casos positivos de Covid-19. Sus colectivos de trabajadores no han dudado en cambiar de función y se encuentran allí, donde más los necesita el país, como digna muestra de la pertenencia y el altruismo que caracteriza al movimiento deportivo.

Especialistas de Medicina Deportiva, entrenadores, técnicos y hasta atletas, se han sumado a la ofensiva contra el coronavirus, dispuestos a llevar a cabo la tarea que les sea asignada.

Y el panorama se repite a lo largo y ancho de toda la provincia. Por citar un ejemplo, los 149 trabajadores del Inder en Abreus, se encuentran enrolados en la porfía, desde diversos frentes de combate. Un total de 67 apoyan al Sistema de Atención a la Familia, acercando alimentos a los hogares de personas vulnerables; otra veintena, junto a estudiantes de la EPEF y de los grados 10, 11 y 12 de la Eide, toman parte en el pesquisaje en sus consejos populares de residencia; algunos se encuentran laborando en el centro de aislamiento que acoge el centro de alojamiento Maroya, mientras otro importante grupo se hace cargo de las tareas de reparación y mantenimiento de las áreas deportivas, con énfasis en el estadio de béisbol Lázaro Santos, en la cabecera municipal, y el nuevo local de judo que se estrenará en Yaguaramas.

Hasta las glorias deportivas, haciendo caso omiso a la edad, se han incorporado al llamado del Inder, y también aportan su granito de arena en la batalla que libramos todos los cubanos.

Como habíamos afirmado, las actividades propias del deporte no se han abandonado, y hoy nuestros entrenadores encuentran el tiempo para la superación, la planificación, los cambios de estrategias en la preparación, y la captación de nuevos talentos para enriquecer las canteras de los centros de alto rendimiento.

A su vez, los atletas se mantienen entrenando, desde sus hogares, bajo la supervisión de los técnicos, en aras de mantener la forma para encarar los retos futuros.

Hasta el momento, Cienfuegos cuenta con dos clasificados a la cita de Tokio, y al menos dos más pudieran hacer el grado. Sin dudas, estaremos al tanto de sus actuaciones y las del resto de la delegación cubana. Porque es cierto que las Olimpiadas constituyen el más alto escalón para la carrera de cualquier deportista.

Pero al unísono, seguiremos de cerca también el desempeño de los cientos que acá, enriquecen cada día un histórico botín, el que sin dudas será recordado siempre como la mejor cosecha en “nuestros Juegos Olímpicos”.

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Carlos E. Chaviano Hernández

Periodista y Director de programas de televisión.

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