Néctar negro sin agredir el lomerío

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A esta Isla se le distingue, entre otras dotes, por la de producir el mejor tabaco, ron y café del mundo. Justo en estas tierras del centro sur de Cuba, en el lomerío del macizo de Guamuhaya, se acopia un grano de excepcional calidad, cuya marca comercial en el mercado internacional es mundialmente reconocida: lleva el nombre de Crystal Mountain.

La naturaleza privilegió esta zona del municipio cienfueguero de Cumanayagua, cuya altitud, clima y propiedades del terreno favorecen el cultivo de un renglón que, tras un laborioso proceso agrícola e industrial, es convertido en humeante y aromática taza de café, para contentar el paladar de los adeptos al llamado néctar negro.

Dentro de esa cadena productiva, las plantas despulpadoras desempeñan un rol fundamental: son las encargadas de descortezar y desmedular el grano maduro. Precisamente, en una de esas instalaciones, en predios del asentamiento serrano de San Blas, se le da tratamiento a buena parte del café cosechado en el lomerío cienfueguero, la mayoría destinado a la exportación.

De un tiempo a acá nuestros indicadores de eficiencia y calidad nos sitúan entre las mejores del país. Ahora, con el montaje de la nueva despulpadora ecológica de tecnología brasileña, no solo estamos en condiciones de mantener ese puesto de honor, si no de acrecentar nuestro prestigio”, señala el administrador de este centro de beneficio, Amable Delgado Rodríguez.

Un colectivo muy experimentado en el giro, compuesto por 16 trabajadores, tiene a su cargo las operaciones de las máquinas de la pequeña industria, capaces de despulpar 3,6 toneladas de café cereza húmedo por hora, productividad muy superior a la de los equipos antiguos.

Por supuesto, la estabilidad laboral de tantos años aferrados al mismo puesto está en correspondencia con la atención al hombre, comoquiera que disponen de buenas condiciones de vida y de trabajo, en lo que ellos denominan dignificación, que incluye, además, un salario promedio mensual por obrero que oscila entre los mil 500 y 2 mil pesos.

Hoy contamos con nuevos baños sanitarios y un confortable comedor. Y aunque la alimentación tiene sus altas y bajas, en dependencia de los suministros, la administración siempre se esmera por gestionar y ofrecer un servicio de calidad”, me comentó uno de los veteranos del centro.

Con la despulpadora recién instalada se humaniza el trabajo, pues a diferencia de la vieja maquinaria, prácticamente todo el proceso es automatizado, y, por añadidura, ellos mismos han introducido otras mejoras que alivian la carga laboral diaria en períodos de cosecha.

Sin embargo, a mi juicio, eficiencia industrial aparte, esta moderna planta soluciona el viejo problema de la contaminación medioambiental. Si hasta ahora los desechos iban a parar a una laguna de oxidación, con los consabidos perjuicios para la naturaleza, esta tecnología permite separar la cascara del pergamino, y esa parte del fruto la aprovechamos para producir materia orgánica en forma de compost para diferentes cultivos, aunque en última instancia, también puede utilizarse como combustible en los hornos que secan el café”, detalla Delgado Rodríguez.

En la despulpadora de San Blas se procesa el 85 por ciento del café cultivado en las montañas cienfuegueras./Foto: Ismary Barcia

Uso racional del agua

Y si de beneficios se trata, la planta es extremadamente racional en el uso del agua. Si antes por cada kilogramo de café a procesar gastaban 40 litros del líquido, en estos momentos esa proporción queda completamente invertida: para 40 kg de la cereza solo es necesario emplear un litro.

De acuerdo con el programa de desarrollo cafetalero en las montañas del macizo de Guamuhaya, se previeron otras dos de esas despulpadoras ecológicas, una en El Nicho y otra Cuatro Vientos, esta en fase de montaje. “Esas y otras inversiones, tanto en la agricultura como en la industria, están a tono con la aplicación, cada vez más armónica, de la ciencia y la técnica en los métodos tradicionales de cultivo, procesamiento y beneficio del grano”, precisa Omar Bermúdez Sánchez, director general de la Empresa Procesadora de Café Eladio Machín.

En la pasada zafra cafetalera, el centro de beneficio de San Blas logró despulpar con sus máquinas 42 mil latas del grano (cada lata tiene un peso aproximado de 12,5 kilogramos), con un rendimiento de 4,32 libras de café oro por lata en el caso del arábico, y 5,65 en el robusta, las dos variedades que allí reciben.

Según el administrador, el 96 por ciento de los volúmenes comprados a las unidades productoras fue de primera calidad.

Por lo pronto, el colectivo de San Blas alista la maquinaria de cara a la próxima cosecha, en la que ahora más duchos en el manejo de la novedosa tecnología, se van a emplear a fondo para superar todos los indicadores con una producción limpia, de modo que el futuro néctar negro vaya a la taza sin agredir al ecosistema del lomerío.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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