Nace Rita Suárez del Villar, “La Cubanita”

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Nació el 22 de mayo de 1862 en Cienfuegos, y como toda su familia estuvo ligada a los avatares de la lucha por separar a Cuba de la España colonialista, ella también se entregó desde su adolescencia a esa causa y lo demostró desde sus 17 años.

En la plenitud de su belleza femenina, el 21 de junio de 1879 acudió la joven al baile ofrecido en los salones de la sociedad Liceo en su nuevo local de Santa Cruz entre Hourruitiner y Gacel en Cienfuegos. Acababa de concluir la Guerra de los Diez Años, aquella  que la Paz del Zanjón quiso dar por liquidada, y salvó de la ignominia el episodio de la Protesta de Baraguá, protagonizada por el General Antonio Maceo y sus hombres.

Testigos del suceso en el Liceo alegan que Rita llegó al salón ricamente decorado e iluminado, vistiendo un hermoso vestido blanco largo, adornado artísticamente por una banda azul oscuro y una hermosa flor de rojo intenso.

Apreciando belleza y distinción en la recién llegada, un teniente de artillería español, elegantemente ataviado con uniforme de gala, con aires de engreimiento y petulancia clavó de inmediato sus ojos en Rita. El joven castrense acudió presuroso a invitarla a bailar. Le hizo una reverencia que ella pudo considerar graciosa, pero cuando el militar hilvanó lo que estimaba una frase galante…, falló:

– Una muchacha tan encantadora como usted debe bailar solamente con un oficial español como yo.

Picada en sus sentimientos, la aludida respondió de inmediato en tono nada feliz:

–  No he venido aquí a bailar con un soldado hispano, prefiero la compañía de un joven criollo, tan dignos como hay.

El rostro del oficial se tiñó de grana y balbuceó:

– ¿Es que desprecia usted a un hijo de la Madre Patria?

– La única Patria que reconozco es la mía, la cubana, donde he nacido, replicó Rita con firmeza.

El colonialista reparó entonces en la combinación que vestía la muchacha, con los colores de la Bandera cubana, aquel estandarte que flameaba en los combates, enhiesta y combatiente, siempre combatiente…, y casi gritó histérico:

– ¡Usted es una mambisa!  ¡Una mambisa descarada y engreída!

– Soy una cubana, señor.  No engreída, pero sí orgullosa de serlo.

Fue demasiado para aquel joven hispano, que corrió en busca de una tijera para cortarle el pelo, según amenazó. Pero directivos del Liceo y los jóvenes cubanos que allí estaban acudieron en su ayuda e hicieron salir al frustrado agresor.

Fue aquella la iniciación patriótica de Rita, que al recomienzo de las gestas de independencia en 1895 fundó el Club Patriótico La Cubanita y creó una  prefectura mambisa en Cayo Ocampo, en el interior de nuestra bahía. Ambas entidades prestaron valiosos favores a la causa revolucionaria, mientras su propulsora se granjeaba la sincera amistad del Generalísimo Máximo Gómez.

Fue la cienfueguera también destacada agente del Servicio de Inteligencia del Ejército Libertador, por cuyas prestaciones se le confirió el grado de Capitana. Gracias a sus detallados informes en que comunicó la composición de las tropas desembarcadas por el puerto sureño, jóvenes imberbes reclutados a la fuerza mediante el sistema de “quintos”, poco preparados militarmente, Gómez comprendió que pese a su superioridad numérica y mejor armamento, no podían aguantar el machete mambí, y se abrió paso hacia Occidente tras derrotarlos en la sangrienta batalla de Mal Tiempo, cerca de Cruces. Sí, “La Cubanita” es una verdadera mujer cubana, y cienfueguera, y merece honor.

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Andrés García Suárez

Periodista, historiador e investigador cienfueguero. Fue fundador de 5 de Septiembre, donde se desempeñó como subdirector hasta su jubilación.

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