Nace Cienfuegos. El origen de un apellido

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Fue el acelerado desarrollo económico y social, debido a  favorables coyunturas históricas, las que propiciaron la rápida decisión de la Corona española de otorgarle el título de Villa a la colonia Fernandina de Jagua a diez años de su nacimiento.

Los méritos reconocidos –bien ganados por cierto- se deben a  la producción de bienes tan apreciados como: azúcar, café, tabacos, mieles, ganado vacuno, porcino y caprino, maderas preciosas…, todo con mercado asegurado por las relaciones de DeClouet con comerciantes europeos.  La espaciosa bahía de Jagua facilitaba el comercio exterior.

El “boom” azucarero y el lucrativo negocio de las casas comerciales que entregaban dinero con intereses, producía pingües ganancias. Posteriormente, el mercado de venta de esclavos, que llevaron sobre sus hombros el peso de todas las producciones, hizo nacer capitales millonarios como, más adelante, los de las familias Castaño, Cacicedo, Falla, Terry y muchas otras. Tales fueron las razones para aquel rapidísimo florecer de la recién nominada Villa.  Tales fueron las razones para aquel rapidísimo florecer de la recién nominada Villa.

Y también, ese fue el origen sucio del capital que nació, aquí también, como describió Marx, “chorreando sangre y lodo por todos sus poros”.  Es crudo señalarlo así, pero es la verdad histórica. Sus habitantes más humildes no tienen absolutamente nada que ver con esos orígenes capitalistas, excepto la gran cuota de sudor, sangre y lágrimas que aportaron a ellos por la explotación a que fueron sometidos.

Fue un año, cuatro meses y trece días después de otorgado ese título por la Orden Real de la Corona española, firmada el 20 de mayo de 1829 que se conoció aquí  ese estímulo y honor.  Es decir que solo el dos de octubre de 1830 fue que llegó el documento y fue precisamente en esta última fecha que se inscribió en los libros oficiales y comenzó a regir desde entonces.

La Villa fue bautizada Cienfuegos en honor del Capitán General de la Isla Don José María Cienfuegos y Jovellanos.
La Villa fue bautizada Cienfuegos en honor del Capitán General de la Isla Don José María Cienfuegos y Jovellanos.

Es cierto que por esos tiempos las comunicaciones eran difíciles y acaso los males del burocratismo ya hacían de las suyas, pero lo más probable es que deba atribuirse a maniobras de los enemigos de la nueva colonia que no veían con buenos ojos el creciente desarrollo de ésta por la competencia comercial que les hacía.

A partir del carácter de municipalidad otorgado tan tempranamente, la Villa de Cienfuegos aporta mayor interés y seguridad a los que desean invertir sus capitales aquí para el fomento de la industria azucarera y otras; se organiza entonces la Aduana, el Correo, la Zona Fiscal, toda la administración oficial y así, relativamente pronto la Villa de Cienfuegos adquiere su título de Ciudad en 1880.  Ese tránsito es de los más rápidos que hayan tenido ciudades cubanas.

Aquella Real Orden tan tardía en llegar, autorizaba a tomar el apellido del Capitán General de la Isla, Don José Cienfuegos (ya fallecido para entonces) quien, junto con el Intendente de Hacienda, Alejandro Ramírez, fueron socios del Fundador, Don Luis DeClouet, en la empresa de la nueva colonia aledaña a la bahía de Jagua.

Pero, ¿de dónde surge el apellido de Cienfuegos que llevamos?.  El origen de este apellido, con su resonancia de fulgores, está relacionado con la leyenda de los cien paladines.  En la España antigua se les llamaba paladines a los Caballeros valerosos, notables por sus hazañas. Cuenta la leyenda que un Caballero oriundo de los antiguos Consejos Asturianos, apellidado García González de Quirós, era jefe de cien paladines cristianos y una noche recibió la orden del Rey de desalojar de la costa a un campamento de moros de 10 mil efectivos. El Caballero ordenó a sus cien paladines que encendieran teas y se lanzaran monte abajo corriendo sobre sus enemigos. Que al llegar a la base apagaran bien las teas y subieran con ellas apagadas, las volvieran a encender y bajaran igual, repitiendo esta maniobra numerosas veces, así daban la ilusión que era una fuerza muy numerosa que iba a atacarlos.  Los moros cayeron en la trampa y abandonaron el lugar desordenadamente.  En pago a esos servicios el Rey le otorgó la gracia a García Quirós del derecho de usar un escudo de armas compuesto por cien fuegos sobre campo sangriento.  Así nació el apellido que familiares del Capitán General de la Isla tenía y de esa forma nos llegó el toponímico.  ¿Ven como en la historia todo tiene un origen y una explicación?

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Andrés García Suárez

Periodista, historiador e investigador cienfueguero. Fue fundador de 5 de Septiembre, donde se desempeñó como subdirector hasta su jubilación.

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