Mutación

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Entre mis temores de cara al mañana tengo uno que, pienso, lo compartan muchos padres con hijas hembras, niñas o adolescentes: ¿cómo será el trato que le dispensen en su trayectoria romántica futura, si entre otros tipos de proyectos de vida a las cuales se les está invitando hoy -tanto a ellas como a esos quienes deben convertirse en sus respectivas parejas-, es a una falsa “liberalización moral” absoluta que nada de libre tiene sino de mentirosamente atada a premeditados cálculos de individualización y enajenación de un sujeto nihilista, el cual solo halle por la vía del (desconflictualizado, apolítico, endorfínico, polierógeno) hedonismo -al corte de los diez minutos habaneros de Rápido y furioso 8-, la recompensa a todos sus “esfuerzos”.

No, reniego de esa u otras exhortaciones que no entienden de afectos reales, ensucian el amor y enlodan las virtudes en defensa del “todo vale”, el “da igual cómo, con quién o cuántos o de cualquier manera”, de “cuanto importa es el momento y nada más”, de “soy el macho alfa y todas son unas diablas locas por estar conmigo”, del sálvese quien pueda y la ley del más imbécil.

Si el mañana (mucho peor incluso que el anterior) que otros mensajes nos están anticipando llega a ser algún día, quizá sea mejor que ese virtual escenario entrante solo resulte habitado por hombres, a ver si en su cultura de la egolatría se despedazan entre sí antes de ser reducidos a cenizas por las bombas nucleares de algún loco imperio. Pobres mujeres, de convivir en tal dibujada era de total barbarie ultrapatriarcal ya vista en determinados audiovisuales, pues su único papel sería el de receptoras seminales de los ignorantes adinerados polígamos reyes de la horda.

Por suerte -quiero creer-, esa triste proposición que dicho discurso misógino programa, vende y embota al cerebro de generaciones emergentes -emocional e intelectualmente desprotegidas para hacerle frente-, podría ser neutralizada, o al menos frenada, por la propia inteligencia y sentido de la supervivencia de la especie y -de forma particular- su expresión más sublime: la mujer.

Irrumpió, y cobra fuerza, una nueva mutación de reguetón, sin ningún tipo de paralelo en sus características

Irrumpió, y cobra fuerza, una nueva mutación de reguetón, sin ningún tipo de paralelo en sus características -facturada principalmente durante el lustro en el área caribeña, aunque con foco gravitacional entre 2015 y 2017 en Puerto Rico y República Dominicana-, la cual ya ha sobrepasado todos los cotos inimaginables en su carácter pernicioso. El grado de putrefacción moral de los hacedores, tanto de esas letras como de los video clips acompañantes -descompasado sería una palabra infantil para describirlo-, los induce a practicar la agresión más descarnada, cobarde y vil contra el sexo femenino conocida dentro del contexto histórico universal de la creación artística (sí, aunque esto sea salcocho, ha de conceptualizarse dentro de la “creación”).

Jamás se ha visto algo semejante: el escarnio de la mujer a rango panglobal. Cada uno de los antivalores, vicios y actitudes negativas dables en este mundo son focalizados en la anatomía y el cerebro de ellas, a través de dichas “piezas”. Escuchar atrocidades de reguetoneros puertorriqueños como Arcángel o Tempo, por citar solo dos de ellos, insta a preguntarnos cómo delincuentes o analfabetos semejantes (el segundo es ambas cosas y se atrevió a atacar hace poco a su antítesis: René, de Calle 13) pueden lanzar tales atropellos a la dignidad al aire, sin regulaciones para la difusión ni respuesta penal. Existen campañas de organizaciones e intelectuales de la región en contra de sus expresiones, pero nada pasa en realidad.

En 1991 no se podía creer que existiera Ruanda 1994; ni en 1994 podía creerse que existiera México 2014; ni en 2014 podía creerse que existiera Trump 2016. Toda nuestra idea del mal se va quedando corta con cuánto va ocurriendo en el planeta un día después. Quizá la referida producción generada ahora en los contextos mencionados (todavía algún reguetón cubano parece canción infantil en comparación con aquello, y ya con tal equiparación está dicho todo) represente la expresión en el terreno creativo de lo asquerosamente de patas arriba que anda este mundo, donde unos pocos siguen teniendo el aciago poder de aniquilar a muchos.

Algunos matan a un pueblo a machetazos en par de noches, otro lo desangran por años en medio del narcotráfico y hay quienes lo envenenan a base de patrioterismo barato o mentiras imperiales de “excepcionalismos”.

Por su lado, otros -mediante armas no menos perjudiciales-, escupen sobre lo más bello de la naturaleza y, más que a objetos, rebajan a la mujer a bolas de estiércol, dejando en su desastre (y es cuanto más duele) enferma, descarriada y del todo confundida la conciencia de demasiados jóvenes.

Mutación (2)

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

2 Comentarios en “Mutación

  • el 5 junio, 2017 a las 2:10 pm
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    Es triste pero cierto.
    Hay una película muy reciente en la que participa Gerard Depardieu (de cuyo nombre no puedo acordarme) que invita a la reflexión: una moraleja dura, atroz, siniestra (Ah! la película creo que se llama Welcome to New York)
    De alguna manera tiene que ver con el trafondo de este artículo: el dinero, el poder, somete, compra, chantajea y pone en ridículo los mejores valores humanos.
    Quizás, como estamos viviendo en un mundo así, repleto de las características que se exponen en el filme, los antivalores son los que predominan en estas figuras del mundo del reguetón caribeño.

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  • el 23 mayo, 2017 a las 1:08 pm
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    Estas aguas conducen a estos lodos: https://www.5septiembre.cu/mortal-atentado-terrorista-durante-concierto-en-manchester/ . Hay que verlo así, a nivel macrosocial. Porque a tal estadío de degradación estamos llevando al planeta con toda esa carga deshumanizante de seudocultura marginal. Lo más complicado del caso es que para soluciones globales como la que requiere la erradicación del terrorismo se necesita, además del combate de buena voluntad (no de la guerra encubierta para encumbrar otros fines), del concurso mancomunado al menos de los organismos internacionales. ¿Suena demasiado soñador el reclamo?

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