Minindustrias, una fortaleza en Cienfuegos para la producción de alimentos

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Nunca antes en su vida Yamila Yadira López Pérez recorrió tan largas distancias en un coche tirado por caballos. Salía con la fresca, como se le dice allá en su Abreus natal, municipio de la provincia de Cienfuegos, a la hora temprana en que el sol no calienta todavía lo suficiente para exprimir al cuerpo los sudores. Regresaba muy avanzada la tarde, por aquellos días en que la Covid-19 ya había trastornado al mundo.

“Íbamos por todas las casas, en asentamientos rurales como Guasimal, Simpatía, Yaguaramas y otros de más difícil acceso, llevando nuestras producciones hasta la puerta en momentos en que nadie podía salir debido al confinamiento”, recuerda esta joven elaboradora de la fábrica La Constancia. “La verdad es que lo que hicimos tuvo gran aceptación”.

El año pasado, esta iniciativa garantizó a pobladores abreuenses el acceso a alimentos necesarios cuando todo estaba detenido por causa de la propagación del Sars-CoV-2 y, con ello, reafirmó el valor estratégico de estas pequeñas industrias para aprovechar picos de cosecha y abaratar costos de elaboración y precios de venta.

Fotos: Ángel Bermúdez

“Son unidades con autonomía para adquirir sus materias primas directamente del campesino; pueden negociar los precios de compra con el productor y establecer los de la venta, siempre y cuando estos no violen los topados que establece el Ministerio de Finanzas y Precios”, asegura José Luis Gil Falcón, especialista comercial de la Empresa Provincial de la Industria Alimentaria (EPIA).

Cuando en 2020, “La Constancia” no recibió las cantidades de materia prima pactadas con las estructuras agrícolas, sus directivos se lanzaron al terreno. Aplicaron encuestas a los campesinos; censaron las siembras en patios y en pequeñas y medianas parcelas. “Todo lo que se estaba sembrado en espacios reducidos como el limón, el ají cachucha, la guayaba, lo contratamos y lo compramos. Teníamos prevista una producción de 82 toneladas; obtuvimos 96 toneladas”, afirma Caridad Peña Morales, administradora de “La Constancia”.

Fotos: Ángel Bermúdez

Tanto las cooperativas agropecuarias como los pequeños productores aprecian la oportunidad de comercializar sus cosechas a través de estas entidades. Amado Arturo Hernández, asociado a la Cooperativa de Crédito y Servicios (CCS) Rigoberto Pérez Ríos, ha vendido mango y plátano a la dirección de “La Constancia”. “Todo el proceso de venta es más rápido, y las formas de pago favorecen al productor porque nos pagan al contado y no hay atraso”, opina.

Dos plantas de este tipo, equipadas con modernas tecnologías, funcionan actualmente en la provincia de Cienfuegos. Además de la emplazada en Abreus, otra similar, la “Santa Isabel”, procesa igualmente frutas y vegetales en Lajas, además de otras artesanales y la industria líder del territorio, El Faro en la ciudad cabecera.

Las producciones incluyen dulces en paila, mermeladas, pulpas y jugos de frutas y vegetales en conservas, así como puré y salsas a partir del tomate.

Fotos: Ángel Bermúdez

“Las pequeñas industrias alimentarias trabajan a partir de la demanda de los consejos populares y tienen un impacto real en las comunidades con surtidos de gran demanda”, explica Gil Falcón, “en un contexto en el que hay serias limitaciones con producciones derivadas de la harina de trigo”.

La eficacia del modelo de gestión de las minindustrias parece despejar caminos hacia nuevos mercados a pesar del escenario actual. Aun con la contracción de la actividad turística, el año anterior aportaron más de 12 toneladas de productos a empresas del sector como la extrahotelera Palmares y la cadena hotelera Islazul, entre otras.

El especialista comercial de la EPIA asevera que “El Faro” tuvo una línea a partir de la fruta bomba y luego se detuvo debido a la inestabilidad en la entrega por parte de la Agricultura. Pero desde Lajas, teniendo la posibilidad de máquinas selladoras, se ha entregado una amplia gama de surtidos al turismo. La fábrica de Abreus ha incursionado en los jugos de frutas exóticas con buena aceptación”.

Otros negocios están a las puertas. José Luis Gil Falcón adelantó que “entre las proyecciones de 2021 está la venta de pulpa de mango chino seleccionado de primera calidad, con clientes dentro de la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM)”.

Como parte de la expansión de la EPIA, directivos aseguran que se encuentra en fase de terminación la fábrica Los Molinos, en el municipio, y que continúan trabajando para concluir “La Milagrosa”, en Aguada de Pasajeros, antes de finalizar este año.

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