Miguel Pérez Valdés: vivir para crear, o no vivir

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Susurros, sombrillas, pedales y tendederas hacen los días de Miguel Pérez Valdés. Cada uno de estos elementos define su labor como promotor cultural y literario; cobijan historias, poemas y cuentos que viajan junto a él escondidos en los libros hasta las comunidades más apartadas de la geografía de Cienfuegos. Fue así durante 2020, en los meses de tensión que impuso la pandemia de la Covid-19, pero lo ha sido siempre, desde el momento en que el arte lo trajo al mundo.

Ese parto ocurrió en 1987, en Moa, municipio de Holguín, donde se graduó como instructor de teatro bajo la tutoría de José Oriol González, líder de la emblemática agrupación Teatro de Los Elementos. Su experiencia e ideas prendieron esos deseos de hacer y promover la creación artística, los cuales honró desde los tiempos cuando era aficionado. En Cruces, su pueblo natal, comenzó la aventura de hermanar a otras manifestaciones como la danza, la plástica y la música a través del proyecto Hélice, fundado en los años duros del Periodo Especial.

“Ofrecíamos funciones todos los fines de semana en el teatro municipal Raúl Gómez García, el segundo en importancia en la Perla del Sur. Esa sistematicidad, junto a las presentaciones que realizábamos en asentamientos cercanos, nos exigió mucho como artistas y logramos más adelante ser reconocidos  por el Consejo de las Artes Escénicas. Fue —dijo Pérez Valdés— una etapa bonita, de impacto en las comunidades y, especialmente, de formación en el tránsito hacia My Clown.

Miguel fue uno de los artífices del proyecto teatral My Clown, el cual marcó pautas estéticas en torno al arte de los payasos. / Foto: Alcides Portal Alfonso
Miguel fue uno de los artífices del proyecto teatral My Clown, el cual marcó pautas estéticas en torno al arte de los payasos. / Foto: Alcides Portal Alfonso

“Era el mismo grupo, al cual incorporamos otros actores y actrices con la intención de dedicarnos al arte de los payasos. Entonces imperaban muchos prejuicios respecto al teatro del mimo y del clown. Recuerdo que participamos en una de las ediciones del festival Aquelarre y querían cambiarnos el nombre por ser en inglés. Protesté, porque nosotros trabajábamos la dinámica del payaso cubano y una cosa no tenía que ver con la otra.

“Después, en 1997, a raíz de la muerte del actor Erdwin Fernández, surge el festival nacional de payasos Trompoloco. La personas venían a ver a My Clown y creamos una estética que nos permitió limpiar algo el estigma de quienes consideraban lo que hacíamos teatro de poca monta. Llegamos a un montón de espacios como Casa de las Américas, fuimos fundadores de la Feria del Libro y de los eventos de cultura comunitaria en la montaña; obtuvimos un Premio Jagua, y así hasta 2008”.

En el transcurso de estos años, Miguel Pérez Valdés contribuyó también al nacimiento de la Cruzada Artística y Literaria de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), hacia zonas intrincadas del Macizo de Guamuhaya en Cienfuegos. Lo mismo ayudaba en la parte organizativa que cocinaba para toda la brigada de jóvenes creadores. “Ha sido siempre muy lindo, afirmó. Es un trabajo humano y añoramos que no se camine tanto como antes, cuando íbamos de un pueblo a otro con los alimentos, la ropa y los elementos teatrales arriba, o dormíamos bien en casas de campaña o en un portal. La más reciente fue maravillosa y continúa siendo auténtica. He llevado a mis hijos, nietos, y no me siento a gusto si dejo de asistir”.

Ahora varios proyectos editoriales lo mantienen en vilo, tras esa empinada carrera de escritor que tomó vuelo en 2004 con la aparición de los textos Por el hueco de la bota (poesía para niños) y Humo en el río (cuentos para adultos), ambos publicados por las editoras locales Mecenas y Reina del Mar Editores. Luego vieron la luz otros títulos como Las ruedas de la luna, El príncipe de papel, Por el bolsillo del rey, Chinitos en verso y cartón… Actualmente funge como representante en la región central de Cuba de la editorial española Selvi Ediciones, dedicada a la difusión y comercialización de la literatura infantil hecha por autores de la Isla. Escribe e ilustra libros, y parece incansable.

Para el reconocido artista cienfueguero, la promoción literaria tiene que ser ingeniosa, sugestiva, llamar la atención del público. / Fotos: Cortesía del entrevistado
Para el reconocido artista cienfueguero, la promoción literaria tiene que ser ingeniosa, sugestiva, llamar la atención del público. / Fotos: Cortesía del entrevistado

El año 2020 ensanchó sus horizontes a pesar de las limitaciones que el nuevo coronavirus cargó sobre la cotidianidad. Aunque desde antes a la Covid-19 Miguel se propuso desandar otros senderos de la narración oral por medio de los proyectos Susurrando versos y Cuentos con sombrillas, el complejo escenario epidemiológico lo obligó a reinventarse. Con el auspicio del Centro Provincial del Libro y el apoyo del Consejo de las Artes Escénicas, cogió carretera en “Pedales de papel”.

“Consistía —apuntó— en ir a una comunidad alejada donde no estaban las condiciones logísticas para llevar allí otras ofertas culturales, pero yo sí podía hacerlo. En bicicleta, en otras ocasiones en moto o en carretones, recorría un asentamiento completo, llegaba, ubicaba a las personas a dos metros de distancia y les hablaba de un libro. Lo hice, desde el inicio, acompañado por jóvenes escritores y actores de la AHS.

“Comenzamos por los municipios de Palmira, Cruces y Lajas, y fuimos a sitios distantes como Amalia, Santa Teresa, Chicharrones. Con la ‘Cruzada’ llegamos a Topes de Collantes. Allá no teníamos bicicleta y visitábamos a las familias casa por casa; incluso, desde los bajos, interactuamos con los vecinos de un edificio entero. Más tarde extendimos esta acción a Cienfuegos, a consejos populares como La Esperanza y Pepito Tey”.

Invitar a la lectura desde lo novedoso y atractivo distingue el ejercicio de promoción literaria que asume Pérez Valdés. Colgados para leer, por ejemplo, es otra de esas propuestas ingeniosas, llenas de magia, que solo caben en alguien para quien vivir supone el acto de crear. “Poner un libro colgado va a llamar la atención, porque las personas están acostumbradas a verlos en los estantes y seguir de largo, dijo. Ello me obligó a buscar todos los recursos: puntillas, tornillos, hilo, soga, pues las acciones que hago implican siempre montaje, exposición y desmontaje. Igual ocurre cuando trabajo las estatuas vivientes, y así también hago esto, que va de narrar, declamar, conversar y dar a conocer los espacios donde se presenta”.

Para este 2021 pretende retomar con mayor fuerza un proyecto que concretó hace dos años, la Tendedera literaria, el cual afianzará en Cruces, en las afueras de las instituciones enclavadas en el parque principal de ese municipio, a tono con fechas conmemorativas. Otras metas asaltan su cabeza mientras concede la entrevista: el viaje que hará mañana, el texto que escribirá después, la ilustración por dibujar, el documental al que fue invitado, la idea aún remota de algo que desearía hacer…

No cesa Miguel de tramar razones para vivir. “El arte —opinó— es vida. Está muy ligado a la forma en que me entiendo como padre, abuelo, hermano, hijo. A veces recibo el reconocimiento o la remuneración correspondiente, pero muchas cosas las hago por placer, nunca obligado. Resulta, en esencia, mi actitud ante la vida. No podría encerrarme ni limitarme como creador”. Sus más de 30 años de carrera artística son un viaje intenso y fantasioso que no cabría ni en mil páginas.

Para el reconocido artista cienfueguero, la promoción literaria tiene que ser ingeniosa, sugestiva, llamar la atención del público. / Fotos: Cortesía del entrevistado
Para el reconocido artista cienfueguero, la promoción literaria tiene que ser ingeniosa, sugestiva, llamar la atención del público. / Fotos: Cortesía del entrevistado

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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