Mi asamblea de rendición de cuenta

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Hace unos días se celebró la reunión de barrio de mi circunscripción, la Nro. 73, del reparto Pastorita. Fue una cita sui generis porque para asistir, los vecinos de los apartamentos más altos del edificio 18 Plantas No.15, en un acto casi estoico, debían hacerlo por las escaleras porque, una vez más, no tenemos disponible el elevador. Sin embargo, pese a este inconveniente la asistencia podría calificarse de “aceptable”.

Y hasta la representación de los sectores fue notable allí, se encontraban más de ocho de diversos organismos: Vivienda Municipal, representantes del Gobierno, Salud, Educación y la Empresa Cubana del Pan, entre otros. Pero lo que más le hubiese agradado a los vecinos hubiese sido la presencia de CoMetal, empresa que acomete los trabajos de montaje de un nuevo ascensor, que traería la alegría a quienes allí habitamos, y que tras aportar el día a día a la sociedad, regresamos a nuestros hogares por el ¿descanso? No resultó así, nadie pudo aclarar para cuándo contaremos con el elevador, si durante el período vacacional contaremos con tal alivio, ¿por qué los trabajos están paralizados?, ¿quién chequea el cronograma de ejecución de un contrato que se supone firmara Vivienda con CoMetal Villa Clara? Demasiadas preguntas sin respuestas.

Evasivas, explicaciones carentes de argumentos, desconocimiento… Eso fue lo que encontramos los vecinos durante la esperada Asamblea de Rendición de Cuenta del delegado a sus electores en la circunscripción 73, de la zona del 18 Plantas No. 15, el edificio que preside la entrada a la ciudad de Cienfuegos. Y en verdad el inmueble luce espléndido en toda su majestuosidad, pintado en dos tonos de verde, marcando que allí mismo comienza el urbanismo en Cienfuegos.

Muchos nos sentimos decepcionados, esperábamos más, de veras que sí. Quizá alguien crea que los inquilinos piden demasiado, que son majaderos, “tanganeros”, que dan poco… Pero no, la gente del “18” demandan lo justo, que se les instale un elevador, ese equipo que lleva demasiado tiempo durmiendo el sueño en un almacén, que se les ayude a resolver el colapso, casi total, de sus tuberías hidrosanitarias, las mismas que descargan hoy al medio ambiente y hacen que corran como ríos en el reparto de Pastorita, las heces fecales y los albañales. Eso querían escuchar los que en la noche bajaron desde sus apartamentos, esperanzados.

En primer lugar, no respetan al Delegado, figura para la que en tantas ocasiones Esteban Lazo Hernández, presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, ha pedido el apoyo y acompañamiento de las instituciones del Estado. Un hombre trabajador y esforzado, que dedica parte de su tiempo en correr detrás de quiénes le ayuden a resolver los problemas del barrio. Al que un día, montado en un coche de caballos, vimos correr, siguiendo la ruta de una tubería seca que tuvo sin agua, durante tres días, a una comunidad.

Allí la gente se siente desprotegida, la misma gente que aporta a la sociedad: maestros, profesores universitarios, enfermeras y médicos, anestesistas, cirujanos, ingenieros, obreros de fábricas, soldadores, científicos, intelectuales, estudiantes de todas las enseñanzas, que incluso multiplican las escaladas cuando vienen a almorzar; jubilados que construyeron y aportaron al desarrollo del territorio…, quienes habitan los apartamentos que suman 140 en esa mole de hormigón, aluminio y cristales, que amenaza con derrumbarse, cuando hasta por sus más recónditos intersticios corre el agua de los más diversos orígenes.

Creemos que sí, que merecemos al menos una explicación, saber una fecha cercana de la conclusión de los trabajos de montaje del nuevo elevador, si contaremos con otro, o al menos se puede “parapetar” el que tenemos, y que usan los mecánicos para subir y bajar, y que en horarios determinados alivie el flujo de personas. Queremos, incluso, colaborar en el arreglo de las tuberías… Esa sería la manera de impulsar la lucha contra la desidia y las indisciplinas sociales que, por otro lado, hacen casi imposible la convivencia allí. Esperamos porque la asamblea de mañana sea distinta.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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