“Merece la pena ser misionero en Cuba”
Tiempo de lectura aprox: 2 minutos, 40 segundos
El recinto respira paz, seguridad y sencillez. Esas mismas cualidades inspira Monseñor Domingo Oropesa Lorente, quien el 9 de julio de 2007 fue nombrado por su Santidad Benedicto XVI, obispo de la Diócesis de Cienfuegos, y ordenado para esa misión el 15 de septiembre de ese propio año. Similar ambiente de cordialidad prevaleció en el diálogo con el único extranjero con ese cargo en Cuba, español para más señas.
En una entrevista, usted afirmó: “No hay dificultad para hablar de Cristo en Cuba”, y más adelante señaló: “Merece la pena ser misionero en Cuba”. ¿Con qué fundamentos suscribe tales aseveraciones?
“Las suscribo y diría, además, con letras mayúsculas. Para hablar de Cristo, para convocar a la gente a un encuentro catequético, misionero, celebrativo, en estos momentos no existe dificultad alguna en este país.
“Y luego, yo creo que la tarea misionera, evangelizadora, sigue siendo gratificante hacerla en Cuba. Yo llevo aquí 18 años y jamás me he sentido rechazado o despreciado. Otra cosa es que somos muy pocos sacerdotes, religiosos o diáconos permanentes para atender la cantidad de gente. Luego, la dificultad la tenemos, digamos, dentro de la iglesia por esa situación de número”.
En lo personal, ¿qué le ha aportado estos diez años al frente del Obispado en Cienfuegos?
“Pues yo diría que ha sido, no grande para mí en cuanto a títulos o elevación social, no; pero sí en recibir de Jesucristo y la Iglesia tal misión, que es una gran gracia de Dios, y eso ha hecho, por una parte sentirme feliz de estar en Cienfuegos, y al mismo tiempo me ha ayudado para confiar más en Dios.
“Por otro lado, estar en Cienfuegos para mí ha sido muy gratificante. Me ha ayudado en mi capacidad organizativa, a apreciar el tiempo, a utilizar bien los recursos, a ser racional en los horarios…, en fin, constituye una riqueza inmensa el episcopado, por demás en esta bella ciudad”.
¿Cómo pondera las relaciones entre su institución y las autoridades de la provincia?
“La relación más frecuente es con Omarito (Omar González Naranjo), el funcionario que atiende los asuntos religiosos en el Comité Provincial del Partido. Las conversaciones han sido muy fluidas, aunque debemos decir que no todo se soluciona de la mañana para la tarde; pero sí hemos ido dando pasos, y muchos asuntos como las procesiones, por ejemplo, han marchado. Este mismo año, para la Virgen de la Caridad hemos tenido 19 de esas manifestaciones, además de numerosas fiestas patronales en honor a la Virgen y a San José.
“Siempre me he sentido escuchado y acogido, y yo procuro ser recíproco con esa actitud”.
El 29 de noviembre de 2016, usted encabezó las exequias para los difuntos durante las honras fúnebres por la desaparición física de Fidel Castro. ¿Qué comentario le merece el hecho?
“Asistimos a la sede del Poder Popular Provincial con los diáconos, otros sacerdotes y una religiosa para hacer el responso, las oraciones para pedir al Señor, como por todos los difuntos, pues el perdón por cualquier debilidad, que como seres humanos tenemos todos, y al mismo tiempo encomendar a la misericordia de Dios, pues, al Comandante Fidel. Este fue, además, un ofrecimiento nuestro, con una respuesta satisfactoria”.
A su juicio, ¿qué impacto tuvo en la sociedad cubana la visita del Papa Francisco?
“La visita del Sumo Pontífice estuvo marcada por la sencillez y la cercanía. A propósito destaco el encuentro que, en las proximidades del Centro Cultural Félix Varela, realizó el Papa con los jóvenes, donde llamó a la concordia y la solidaridad; decirles que construyeran puentes para dialogar, hablar, colaborar, y no muros que dificulten la comunicación y la convivencia.
“Aprecié que a los allí presentes, por sus caras, aplausos y comentarios posteriores, les ayudó en su vida como cubanos, como cristianos, para vivir tendiendo el diálogo, la comprensión y el cariño”.
El día de su nacimiento, 10 de octubre, coincide con una fecha patria de gran relevancia para los cubanos. ¿Tiene ello algún significado especial para usted?
“Recordando a Carlos Manuel de Céspedes, llamado aquí el Padre de la Patria, y evocando ese momento de tocar la campana y darle la libertad a los esclavos, para mí resulta un día grato, por estar en Cuba, celebrando mi cumpleaños cada nuevo aniversario, precisamente cuando se iniciaba el nacimiento de libertad y al mismo tiempo el de la nacionalidad cubana”.
¿Qué mensaje desea transmitir a los cienfuegueros, tras estar diez años junto a ellos?
“Que procuren dedicar un ratito cada día a pensar en Dios, en Cristo, en la Virgen de la Caridad, tener a la mano la Biblia o al menos los evangelios para leer, meditar esa palabra de Jesucristo, que como Él señala, es la verdad. Y esa verdad, dice el mismo Jesucristo, nos hará libres”.
Visitas: 141