Manuel Saumell Robrego: precursor del nacionalismo musical en Cuba (+Video)

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Mi primera memoria de Manuel Saumell Robrego está enraizada en las clases de música que a través de la radio ofrecía la maestra Cuca Rivero. Considerado el precursor del nacionalismo en Cuba, este pianista, instrumentista y notable compositor, nació en la segunda década de la centuria decimonónica en La Habana, ciudad que también escenificó su deceso el 14 de agosto de 1870.

Procedente de una familia de escasos recursos, la pobreza no anidó, sin embargo, en el talento musical de Saumell, quien  estudió de manera autodidacta hasta cuando, ya adulto, recibió lecciones de Juan Federico Edelmann, en el piano, y de Mauricio Pyke, en las asignaturas de armonía, contrapunto, fuga e instrumentación.

Varias sociedades culturales contaron con la presencia del prolífero compositor. Tal integración evidencia su avidez por asimilar cuanto conocimiento o tendencia pudiera imprimir luego en sus piezas musicales, o en algunas críticas especializadas con las cuales colaboraba en publicaciones de la época bajo el seudónimo de “El timbalero”.

Reseñan algunos musicólogos que las Contradanzas para Piano marcaron su trascendencia como autor. Se componían de dos partes contrastantes y compases binarios, donde aparecieron por primera vez células rítmicas de la música popular cubana escuchadas en el siglo XIX, entre las cuales se destacan claves, guajiras, habaneras y criollas.

Al decir de los especialistas, La Tedezco, Los ojos de Pepa, La quejosita, Los chismes de Guanabacoa, entre otras obras, constituyen muestras de una creación sólida y elaborada, donde los temas o motivos melódicos propios de la música criolla rebasan el marco popular para convertirse en creaciones de conciertos.

Manuel Saumell acompañó con su piano los servicios de varias iglesias habaneras. Organizó reuniones musicales, instrumentó, hizo arreglos y ofreció clases a jóvenes músicos. Cuentan que llevó una vida muy agitada y ello, en ocasiones, significó un impedimento para la creación. Además, sufrió muchas privaciones debido a la precaria situación económica. De ahí que se entregara con denuedo al trabajo y luchara con tenacidad por conseguir sus propósitos.

Cuando sumaba 22 años a su existencia, se dispuso a escribir una ópera con temática cubana. La acción se desenvolvería en la Isla e intervendrían en ella elementos característicos de la vida popular de sus habitantes. El proyecto no tenia precedentes en Latinoamérica, pero se vio frustrado por razones sentimentales.

Saumell llegó a asumir la presidencia de la sección de música de la Filarmónica Santa Cecilia, en La Habana, y fundó, junto a Ramón Pintó y al pianista español José Miró, el Liceo Artístico Literario de La Habana. Ha sido considerado como el precursor del nacionalismo y el padre de la contradanza en Cuba, género dentro del cual compuso unas 50 piezas.

Entre sus obras figuran La Niña Bonita, Recuerdos tristes, Lamentos de Amor y Los Ojos de Pepa; Plegaria, para soprano y órgano; Idilio, para violín y piano; Ave María, para voz y orquesta.

Gracias a la obra de Saumell, expresó Alejo Carpentier en su libro La Música en Cuba, se fijaron y pulieron los elementos constitutivos de una cubanidad que estaban dispersos en el ambiente y no salía de las casas de baile, para integrar un hecho musical lleno de implicaciones.

Este genio musical, inscrito al igual que Ignacio Cervantes en lo más encumbrado del siglo XIX en Cuba, vivió una vida breve, sellada cuando solo contaba 53 años, el 14 de agosto de 1870. Prestigiosas instituciones culturales de la Isla se honran con su nombre.

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Yudith Madrazo Sosa

Periodista y traductora, amante de las letras y soñadora empedernida.

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