Mangle: servicio gratuito a la vida

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Entre los muchos regalos que le ha dado la madre natura al hombre cuentan los manglares. Ellos son ecosistemas importantes para la vida en nuestro planeta, en especial las zonas costeras, cayos y humedales donde tienen su habitat, exclusivamente tropical e intermareal.

El uso de esta planta, de la familia de las Rizofóreas, ha tenido una aplicación práctica de acuerdo a la región o país donde crecen. Va desde el aprovechamiento de la madera para la fabricación de embarcaciones, carbón o construcciones rústicas, hasta el empleo con fines medicinales.

Sin embargo, los manglares tienen particular incidencia en la ecología desde muchos puntos de vista. Por ejemplo, son evapotranspiradores que suplen de humedad a la atmósfera, de ahí que constituyen una fuente de enfriamiento natural a las comunidades cercanas, al tiempo que devienen productores de grandes cantidades de oxígeno.

Los beneficios al entorno son inapreciables, toda vez que proveen de materia orgánica e inorgánica a fin de sostener la red alimentaria estuarina y marina, en la que conviven especies de alto valor comercial y algunas vulnerables o en peligro de extinción.

Por otro lado, estas barreras naturales estabilizan los terrenos costeros contra la erosión, y de igual manera sirven de valladar al litoral frente a los vientos huracanados y otros eventos climatológicos de considerable impacto al medio.

Desde el punto de vista hídrico, debe señalarse la incidencia de esa parte de la flora en la regulación del flujo de lluvia, igualmente reducen el efecto de inundaciones y se erigen como amortiguamiento contra contaminantes en el agua.

Un brindis por la salud y el medio ambiente

Cuando me dijeron que aquel exquisito vino de mesa se hacía a base de mangle rojo, no le di mucho crédito al asunto y pensé que era una jarana de amigo. Sin embargo, después corroboré con fuentes fidedignas que efectivamente la deliciosa bebida provenía del Rhizophora mangle L, según su denominación científica.

Motivado por la experiencia consulté una amplia bibliografía sobre esta planta. Así descubrí que se trataba de una especie vegetal muy útil y codiciada por sus propiedades medicinales y maderables, además de ser un importante refugio para aves, reptiles, peces, crustáceos y moluscos que se guarecen en ellos o viven allí.Presentan una serie de adaptaciones muy curiosas que les permiten sobrevivir en suelos inundados por el mar, aún cuando parte de sus órganos quedan bajo el agua salada. Entre esos acomodos destacan aquellos encaminados a evitar la anoxia o falta de oxígeno de los miembros sumergidos y los que favorecen la eliminación de las sales.

También indagué por otros detalles interesantes. Por ejemplo, cuando las raíces respiratorias están totalmente sumergidas en el agua, el oxígeno presente en sus espacios intercelulares es utilizado en la respiración, y el dióxido de carbono desaparece en el líquido salino. En cuanto los neumatóforos salen del medio acuático, absorben O₂ atmosférico y lo transmiten a las raíces enterradas.

Desde el punto de vista farmacológico, estudiosos del tema han demostrado la actividad antibiótica del extracto acuoso obtenido de las hojas y del tallo del mangle rojo sobre diferentes bacterias perjudiciales al organismo.

En tanto, el cocimiento de la corteza tomado y usado externamente ha aliviado enfermos de lepra. Varias observaciones clínicas realizadas a principios de siglo pasado, y que quedaron descritas en la literatura, demuestran los beneficios de la planta en estos casos.

La característica más llamativa de esta planta es su complejo sistema de raíces aéreas. Estas parten desde el mismo tronco o de las ramas laterales y caen al suelo. La red provee sostén al árbol además de llevar a cabo funciones vitales de nutrición y aireación.

En general los Rhizophora mangle alcanzan de 4 a 10 metros de alto. Las hojas son simples, opuestas y pecioladas, generalmente de 8 a 10 cm de longitud y de 4 a 5 cm de ancho. Las flores, pequeñas, de 2.5 cm de diámetro con cuatro sépalos lanceados, gruesos y coriáceos.

Un grupo de destacados científicos cubanos, encabezados por la doctora Luz María Sánchez, perteneciente al Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria, presentaron recientemente las bases fármaco-toxicológicas que sustenta el desarrollo de productos farmacéuticos a partir de esa especie.

Los estudios realizados por los investigadores sacaron a la luz la eficacia e inocuidad del extracto acuoso de la corteza del mangle rojo. Entre las propiedades curativas destacan el poder antiséptico como acelerador del proceso de curación y cicatrizado de heridas y quemaduras, además de constituir un efectivo antioxidante, antiflamatorio y antiulcerogénico.

Después de numerosos ensayos, el equipo de científicos llegó a la conclusión de que son numerosas las posibilidades en el uso etnomédico de la planta para el desarrollo de futuros medicamentos, un campo inexplorado hasta el momento y no evaluado, según las consultas realizadas a la literatura técnica disponible.

Los investigadores cubanos demostraron que el extracto del mangle rojo constituye un producto noble, en cuanto a seguridad en la aplicación al hombre y animales. Asimismo corroboró la ausencia de efectos secundarios.

Para usos veterinarios

En Cuba un uso conocido del mangle es en la fabricación del CIKRON un antiséptico y desinfectante de uso veterinario, creado en el Centro Nacional de Sanidad Agropecuaria, a partir de la corteza del Rhizophora mangle L, un residuo de la industria forestal.

La aplicación de ese medicamento da cuenta de que su acción es rápida y eficaz, inhibe el crecimiento de microorganismos como el estafilococo dorado y otros patógenos y no provoca edemas ni irritación dérmica.

También en el campo de la medicinal animal resulta muy efectivo en las infecciones umbilicales de terneros, perros y ovinos neonatos, las heridas de los cerditos en la castración y varias enfermedades y lesiones en los mismos.

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