Malpaso Dance Company, de la cuarentena a los escenarios

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La cuarentena no significó para Malpaso Dance Company, una de las agrupaciones más prestigiosas de la escena danzaria contemporánea de Cuba, un tiempo muerto o de inactividad. Esa misma fuerza, destreza, creatividad y talento que derrochan sus bailarines en cada actuación, estuvo esta vez en función de sacar provecho a los tiempos difíciles que se vivían con la pandemia y transformar, sus experiencias, en arte.

Estos meses fueron muy duros. Arrastrábamos la frustración de la cancelación de la gira (que llevaban a cabo por Estados Unidos en ese momento), de todos los procesos de trabajo que se abortaron y las obras que no pudieron estrenarse, nos contó Fernando Saez, cofundador y director ejecutivo de la agrupación, en una visita de la Agencia Cubana de Noticias a su sede.

Internamente, según comenta, emprendieron un proceso de reflexión acerca de la condición humana, acerca de la condición del bailarín en situación de aislamiento y asegura que en algún momento volverán a ese material en una obra producto de la meditación colectiva a partir de las vivencias de todos.

Hicimos un poco de autoestudio, una búsqueda interna de materiales para conformar una nueva pieza que esperamos en un futuro también salga y deseosos de volver a trabajar, que por suerte las cosas se han ido aplacando aquí en La Habana y todos fuimos regresando poco a poco al trabajo, resalta Osnel Delgado, cofundador y director artístico de la compañía.

Mientras los bailarines calientan y se preparan para el ensayo, los líderes de Malpaso nos cuentan que el 14 de marzo regresaron a Cuba luego de transitar con éxito por nueve ciudades de ocho estados del país norteño, entre ellas Massachusetts, Arizona, Pensilvania y Vermont, quedando aun tres importantes destinos y compromisos por cumplir.

Daileidys Carrazana, cofundadora y bailarina de la agrupación asociada al Joyce Theater Productions, comentó que el último escenario al que subirían sería en Nueva York, precisamente en el Joyce, “que es como nuestra casa y donde íbamos a tener varios estrenos que nos interesaban mucho y en los que habíamos trabajado durante todo un año y realizado otras giras para fomentarlos.

“Fue bien triste, en especial para los bailarines, haber trabajado tanto tiempo para presentar ese trabajo y de repente no poder. En aquel momento no sabíamos la magnitud del problema, pensábamos que quizá era posible. Estamos habituados a trabajar mucho y regresamos a Cuba con la convicción de seguir haciéndolo, sin la certeza aún de lo que se avecinaba, hasta que pasaron los meses”.

En un descanso de su preparación, la joven Beatriz García Díaz, bailarina con seis años y medio en la compañía y una de sus nuevas revelaciones como coreógrafa, confiesa que experimentó durante la cuarentena “una lucha interna tanto física como psicológica”.

“Estar confinados en la casa y de cierta forma ocupar el tiempo en cosas útiles fue un reto a vencer cada día. Mantener la mente y el cuerpo activos pasando semanas sin salir a la calle fue duro y honestamente el bailarín es del día a día.

“No puedes dejar de ser bailarín aunque no estés trabajando, porque tienes que pensar que lo eres a la hora de descansar, de comer, dormir, en todo momento. No es una profesión de la que te puedas desprender en ningún sentido. Entonces a pesar de todo siento que se aprovechó al máximo dentro de las posibilidades y limitaciones propias de estar en el hogar.

“En lo personal fue un periodo también de gestación, pues al tener mucho tiempo libre uno repiensa mucho las cosas, los cuidados para con su cuerpo, se tuvo la posibilidad de curarse de lesiones que es el diario igual del bailarín. En el ámbito creativo, con tanto tiempo para pensar, las ideas fluyen y de momento tengo una agenda llena”.

En tanto, para Esteban Santiago Aguilar Domínguez, con cuatro años y medio en la agrupación que brilló como embajadora de la danza contemporánea cubana en el Festival Artes de Cuba en el Kennedy Center de Washington D.C. en 2018, el confinamiento los fortaleció.

“Nos mantuvimos unidos todo el tiempo a través de las redes y nos preocupamos y ocupamos de mantenernos físicamente entrenando en las casas, haciendo trabajos incluso de videoarte y videodanza para presentarlos en diferentes medios de comunicación y aprovechamos el tiempo para meditar un poco y darnos cuenta en qué podíamos mejorar.

“Cuando abrió la primera cuarentena y retornamos a trabajar hicimos como dos semanas de preparación y entrenamiento con calma y cuidado, al hacer la primera coreografía juntos, después de tantos meses, parecía que nunca estuvimos separados y eso nos demostró que sí se podía y que uno necesita a veces ese tipo de pausas, no solo los artistas, sino todos los seres humanos necesitamos a veces parar y resetearnos”.

La compañía regresará ahora a los escenarios. La apertura de la capital cubana lo permite y Malpaso tiene muchas razones para celebrar. Ocho años podrán parecer poco pero cuando se han vivido tan intensamente y con el éxito que lo ha hecho esta agrupación, significan mucho para sus miembros y para la cultura danzaria de este país.

Las funciones del retorno serán el 4, 5 y 6 de diciembre, en la Sala García Lorca, del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, donde presentarán un programa de obras representativas de coreógrafos internacionales que han engrosado su repertorio.

Es así que llegarán al emblemático coliseo habanero con tres obras: Vals indomable, de Aszure Barton, joven coreógrafa canadiense que vive en Estados Unidos; Elemental, de la también joven coreógrafa norteamericana Robyn Mineko Williams; y cierran el programa con Tabula Rasa, del célebre coreógrafo israelí Ohad Naharin.

Aunque estas funciones darán espacio a obras de importantes creadores internacionales que forman parte ya de la historia que, con buenos pasos, va marcando esta alineación en la danza mundial, Delgado asegura cuán importante es para Malpaso la promoción de nuevos coreógrafos que salgan tanto de las filas de la agrupación, como de fuera de ella.

“A través de los años en la compañía hemos intentado identificar y dar espacio para que los bailarines creen sus propias piezas y en ese caso tenemos a Beatriz García, quien ya hizo un trío que se llama Ser y ahora se estrena con una nueva pieza, el quinteto Cenizas, una obra muy bonita”.

“Tenemos el dueto La escoba, que es coreografía de Daile (Carrazana), su primera pieza para la compañía y estoy gestando una versión de Cascanueces, a la cual estamos llamando Cascacocos o algo así para hacerla más tropical, con música en vivo y otras cosas que estamos gestionando. Son los ejemplos más cercanos pero seguimos trabajando siempre en potenciar el trabajo de los jóvenes creadores”.

Sobre este particular principio de la agrupación, García asegura sentirse “muy afortunada de que la compañía no solo me brinde la posibilidad de bailar, que para eso estudié y vivo, y me esfuerzo cada día, sino que también me ha dado esta oportunidad de crear, que ha sido un universo nuevo para mí dentro de la danza”.

Para tratar de cubrir estos dos ámbitos del trabajo de Malpaso (las obras de coreógrafos internacionales y las de creadores propios), e intentar estrenar en el país muchas de las piezas que aún no han podido mostrar, el director ejecutivo explica que para marzo prevén otra temporada, esta vez en el Teatro Martí, para seguir festejando el octavo cumpleaños de la agrupación (7 de diciembre).

Ahora ensayan y trabajan duro, como siempre, para dar lo mejor en los escenarios, felices de volver a danzar.

Aunque no tenemos la oportunidad de bailar mucho en Cuba nos es muy especial hacerlo para nuestro público, que es el más exigente y con el cual nos sentimos más nerviosos siempre y es algo que hemos podido tomar de forma positiva de esta situación terrible que ha sido la pandemia, asegura Daile.

Mientras, para Esteban Santiago Aguilar Domínguez, “este retorno va a ser bueno no solo para nosotros como compañía sino para las personas que nos siguen también, porque van a ver una agrupación renovada, más unida y con una perspectiva de seguir trabajando muy fuerte y recargada, y creo que será como una gran fiesta, una gran celebración”.

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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