Luis Alfonso, cañero de pura cepa

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Cuando Luis Alfonso López se licenció del Servicio Militar Activo en 1978, tuvo varias opciones de trabajo, mas “el llamado de la tierra fue tan poderoso, que no vacilé cuando supe que tenía puesto fijo en la Unidad de Producción Cooperativa (UBPC) Viet Nam”, confiesa.

De origen campesino, Luis conoció desde niño los rigores al pie de surco, cuando más por imitación que por necesidad, ayudaba a su padre en las labores agrícolas en las plantaciones cañeras de su propia finca en los alrededores de Real Campiña, en el municipio cienfueguero de Aguada. Desde entonces aprendió de las mañas del agricultor, pero también a amar el humilde oficio de labrador.

Por las propias oportunidades de superación en la sociedad que le tocó vivir y a solicitud de la dirección de la unidad, ocupó un pupitre en la Escuela Provincial de Cuadros del entonces Ministerio del Azúcar. A partir de su egreso fue promovido a jefe de Recursos Humanos en la misma UBPC. Claro que iba a extrañar ese inconfundible olor a tierra húmeda del amanecer y el frescor bajo el cogoyo de la caña, pero sabía de la importancia de su nueva responsabilidad.

En ese cargo directivo estaba cuando tuvo la oportunidad de cumplir misión militar internacionalista en la República Popular de Angola, como parte de la Operación Carlota. En la tierra de Agostinho Neto estuvo en Luanda, la capital, en el centro de preparación especial de Funda.

De regreso del país africano, volvió a la “Viet Nam”, pero esta vez como jefe de producción. Ello le permitió nuevamente estar más cerca de su arraigo agrario, pues no en pocas ocasiones se bajó del caballo para enseñar a los más jóvenes cómo manejar una guataca, a fin de dejar el narigón del surco bien limpio de yerba, y en ocasiones se embullaba y seguía con el apero de labranza en la mano hasta dejar la camisa bien empapada de sudor.

“¿Qué cuál es el secreto de la caña? Muy simple, trabajarla con amor, disciplina, cumplir cada tarea agrícola con calidad y hacerle a cada plantón lo que necesita en el momento oportuno, Pienso que por ahí anda el por qué la ‘Viet Nam’ es la mayor productora del país; porque sus trabajadores poseen sentido de pertenencia”, reconoce.

El experimentado cañero insiste en la unidad del colectivo con un fin común, independientemente de los intereses personales. Por eso, a su jucio, no solo aprovechan la jornada laboral durante las ocho horas de trabajo, sino que siempre están prestos a “echarle una mano” al compañero que lo necesite. Por supuesto, la retribución salarial también está en correspondencia con el esfuerzo en el campo.

“Y dentro de este colectivo de vanguardias nacionales por doce años consecutivos, tengo que mencionar a quien para nosotros resulta un paradiga de consagración y constancia, Orestes Por Domínguez. Con hombres así, de los que no miran ni el día, ni la hora, ni siquiera la edad, hay ejemplo a imitar y seguir adelante, y cada vez tributar más caña al central Antonio Sánchez”, recalcó el jefe de producción de esta base productiva aguadense.

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Armando Sáez Chávez

Periodista de la Editora 5 de Septiembre, Cienfuegos, Licenciado en Español y Literatura y Máster en Ciencias de la Educación

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