Lourdes Trigo: el diseño que no se marchita, no cae…

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Por la estatura la supones modelo. Por las manos la imaginas sentada en un sillón mientras las agujas tejen en medio del silencio. Por la mirada la sientes roca, de esas que se resisten ante el choque de las olas en ráfagas. Por casi todo Lourdes Trigo da pie para pensarla artista.

“Me preguntas cómo he podido insertarme en el diseño de moda en Cuba sin salir de Cienfuegos, sin dejar de vivir en Tulipán y es bien sencillo de decir, no tanto de hacer: he logrado un estilo. Cuando las personas ven en la calle o en la televisión esta u otra prenda saben que es de Lourdes Trigo. A mí no me interesa vender. Hago mi trabajo, sin contaminaciones ni influencias directas del mercado…”, esgrime y la grabadora apenas se enciende. Varios periodistas la asedian, la miman, le cubren sesiones de trabajo en su taller. No está de “moda” la modista, ella siempre ha estado, es la Feria Internacional de Artesanía 2016, del 6 al 19 de diciembre en Pabexpo, lo que la trae a la agenda mediática, la cual estará dedicada a esta provincia y a las producciones textiles.

No solo será reconocido en este evento el quehacer de la destacada diseñadora cienfueguera, premio por la excelencia de la Unesco en 2006, sino que habrá allí una representación de sus últimas colecciones.

La moda en su concepción más lineal y simple puede ser entendida como un acto de banalidad, de consumismo, pero vista desde un ángulo más amplio y desde lo cultural se puede considerar arte…, pudieras hablarnos de esa dualidad.

“Vestirse es una necesidad del ser humano. La moda enmarca un período, una etapa histórica, quizás hasta generaciones, y está movida por las ansias de cambiar. Son muchos los factores que convergen cuando un diseñador tiende a modificar las tendencias en las que trabaja (…) Hay personas que llevan la moda de forma obsesiva, mientras otras la usan según su conveniencia, el físico, la edad.

“Los creadores evolucionan en sus modos de hacer, existen fuentes de inspiración, y para mí la más importante es el propio ser humano. Vivimos en una época donde el impacto de las grandes industrias textiles es innegable, hoy las tiendas están abarrotadas de ropas muy comerciales, con letreros publicitarios, hechas a partir de producciones en serie, que reproducen estereotipos (…), a pesar de ello, no ha dejado de existir la ropa hecha a mano, lleve o no el trabajo artesanal incluido, porque es arte, porque es pensado, confeccionado y dirigido a determinada persona, esa nunca va a morir.

“En el caso de mi tienda Arte&Moda, quizás pueda exhibir una ropa en la línea exclusiva, pero básicamente trabajo el diseño único, eso le da individualidad al ser humano, y al mismo tiempo, trato de mantener mi estilo y vestir con personalidad a los clientes”.

Para muchos diseñadores la fórmula es más sencilla: te mudas a La Habana y luego existes, te conocen, te siguen…

“Soy una cienfueguera nata. Esta ciudad se ajusta a mi temperamento, soy muy pausada, me gusta el silencio cuando trabajo. Vivo en Tulipán, un reparto que no está cerca del casco histórico, y he tenido posibilidades de permutar, de cambiar de vivienda y siempre me he negado. Allí construí mi espacio. Cuando fui a Paris, una urbe en demasía populosa, me sentía atrapada, independientemente de su belleza, de su historia. Eso mismo me sucede con La Habana, la vida es muy rápida y necesito tiempo para crear en silencio. Además, amo a Cienfuegos. Para mí no existe ciudad más linda en el mundo.

Diseños de Lourdes Trigo expuesto en su tienda Arte&Moda.
Diseño de Lourdes Trigo expuesto en su tienda Arte&Moda.

“Mira y las cosas no son tampoco tan así, aunque si es cierto que tienen en la capital más oportunidades de promocionarse en los medios. Yo empecé en el diseño porque antes fui modelo y me uní a un grupo de veintitantos diseñadores que en aquel entonces éramos aficionados.

“En el año 1985 existía un movimiento importante de modistas en Cienfuegos. Muchos de ellos se afiliaron tiempo después al Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC) y a la Asociación de Artistas y Artesanos de Cuba (ACAA). A partir de ahí se organizó mejor nuestro quehacer, aparecieron eventos de alcance internacional como FIART, además de otros, eso permite darnos a conocer en el país”.

¿Se parecen tus textiles a ti, a Lourdes Trigo, a Cienfuegos?
“Los hago pensando en mí. Ya no tengo la figura de cuando era modelo, pero pienso en la manera en la cual me gustaría vestirme y comienzo a hacer bocetos. Uno envejece de cuerpo, mas la mente sigue siendo joven.

“Debo admitir que al incorporar técnicas manuales tradicionales como el crochet, el bordado richeliut, las randas y el trabajo de adorno con bieses le imprimen un valor agregado a mis diseños. Son manualidades complejas que desgastan la vista y la espalda…, son horas en un sillón”, explica la también premio a la maestría artesanal que otorga el Centro Nacional de Artesanía en Cuba.

El cubano no tiene mucha cultura de línea única, de prendas exclusivas, de boutique…, eso con las necesidades económicas se ha ido perdiendo, prefieren comprar ropas traídas de otros países como Ecuador. ¿Tienes la misma percepción?

“El cubano estuvo mucho tiempo sin contacto cotidiano con otras culturas y ahora ve las importaciones como lo mejor. En los años 90 hubo una afluencia grande de franceses, italianos, canadienses y crearon una teoría de importación fuerte acá: todo de lo afuera es original, es lo último de la moda. Sin embargo, nada más alejado de la verdad. Lo denominado por la industria como original está creado para un mercado millonario, te hablo de un vestido que cuesta, por ejemplo, 10 mil dólares.

“Hay cierta incultura a la hora de vestir. Cada espacio, cada hora demanda un modo de vestir y eso no se debe atropellar”.

La mayoría de los artistas padecen de no tener siempre los materiales suficientes para crear, seguro que tu especialidad no escapa de ello.

Eso es cierto, pero trato de arreglármelas para que las cosas salgan. No hace mucho había en el FCBC una tela que cuando la picabas y entallabas quedaba parada, es decir, no se soltaba, y ni te imaginas la cantidad de rollos que había para vendernos. Bueno le di calor, en una de mis experimentaciones y cedió…, hice muchísimos modelos de vestidos, la consumí casi toda…”.

¿Por qué se aferra a las manualidades? ¿Moderna, pero con lo tradicional como elemento de elegancia?

“Son labores de tanta, tanta belleza y de un valor cultural indiscutible, no puedo desprenderme de ello. Ubícate cuando no existían industrias y nuestras bisabuelas se sentaban noches tras noches a la luz de la vela a bordar. Cada bordado en sí mismo es una obra de arte. El adorno con bieses es importado de Francia y si te detienes a mirarlo se parece a las rejas de Cienfuegos, hasta pudiera pensarse en las mallas de los pescadores…, todo se une y sale Lourdes Trigo”.

Ha pasado tiempo desde que la oigo hablar y todas las suposiciones se confirman. La estatura, las manos, la roca que resiste el choque de las olas en ráfagas… una diseñadora que no se marchita, no cae rendida ante las insinuaciones del mercado contaminado, dueño de medio mundo.

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Zulariam Pérez Martí

Periodista graduada en la Universidad Marta Abreu de Las Villas.

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