Los trabajadores, el plan y el presupuesto
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Lo refrenda la Constitución de la República y el Código de Trabajo. Es prioridad número uno para la labor del movimiento sindical. Miguel Díaz-Canel Bermúdez, Primer Secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) y Presidente del país, lo ha apoyado públicamente en varias ocasiones. La participación activa de los trabajadores en la propuesta consciente y creativa del plan anual de la economía y el presupuesto del Estado resulta imprescindible para la confección y materialización en cada uno en los colectivos laborales, según su objeto social.
Al fin y al cabo son ellos los que los materializan, los que crean soluciones, buscan alternativas y aprovechan al máximo las materias primas y recursos disponibles, los que más sufren las escaseces, quienes alertan y proponen. Lo peor sería el desconocimiento y aceptar con los brazos cruzados lo planificado “desde arriba”.
El proceso de asambleas de presentación, discusión y análisis del plan de la economía y el presupuesto del año 2023, que acaba de finalizar en Cienfuegos, como en todo el país, deja un “buen sabor”, aunque no todo haya sido perfecto.
Según informó a 5 de Septiembre Anay Morera Guillén, miembro del Secretariado Provincial de la CTC que atiende la esfera económica, se programaron mil 978 asambleas de afiliados y trabajadores con 94 mil 729 trabajadores participantes, y 157 de representantes con 7 mil 609 dirigentes asistentes.
En el primer caso se efectuaron todas, y en el segundo, el 97 por ciento de ellas, por incumplientos en los sindicatos de Comercio, Gastronomía y Servicios (SNTCGS) y Salud, y los municipios de Lajas y Cienfuegos. Esa es una deficiencia que no debió suceder y empañó de alguna marera el éxito total del proceso, al menos estadísticamente.
Las voces de los trabajadores se elevaron, con derecho total, y señalaron de manera crítica el insuficiente financiamiento o disponibilidad de divisas que aseguren los procesos productivos y de servicios, sobre todo de materias primas, neumáticos, baterías, piezas de repuesto y combustible; el incremento de los precios del alojamiento y la alimentación; la débil capacidad de compra del salario e inadecuada aplicación de la escala salarial en la categoría laboral de los operarios en los sectores de la salud, educación, industrias y otros.
Señalaron también que persisten entidades que a partir del diseño de la Tarea Ordenamiento no han podido salir de las pérdidas económicas u obtener un nivel de eficiencia que le permita estimular a sus trabajadores, en su mayoría vinculados con producciones dirigidas a incrementar el nivel de oferta imprescindible para paliar la inflación.
Mostraron además, inconformidad con el monto que las empresas asignan a las unidades económicas de base (UEB), el que no se corresponde con el aporte de cada una de ellas, máxime, si son estas últimas las que generan las riquezas y donde menos estimulan a los trabajadores.
Reiteraron las preocupaciones con los altos precios de la ropa, el calzado y los medios de protección, así como la mala calidad de ellos. De igual manera sucede con la alimentación y el transporte obrero, todo impactando por un salario incapaz de resolver las principales necesidades de los trabajadores y sus familiares, agregaron.
Muchos otros aspectos negativos de influencia en la materialización del plan anual y el presupuesto fueron señalados. El ejercicio democrático subrayó en sentido general los muchos problemas e incoherencias que aquejan a quienes tienen sobre sus hombros la economía del país.
El proceso, en sentido general ha sido beneficioso, pero requiere aún de ajustes, sobre todo en el tiempo de realización, pues un análisis a finales de marzo significa haber persistido tres meses del año sin presentación, información y análisis. Las cifras hay que desagregarlas con tiempo y exigir por ellos. La conformidad no aporta producción ni servicios.
Ojalá que al pasar el tiempo se fortalezca y los lógicos lamentos y preocupaciones sean menos y diferentes.
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