Los rostros detrás del mostrador
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Los hombres y mujeres del Comercio, la Gastronomía y los Servicios, están presentes en casi todos los actos de la vida. Es cierto que no siempre han sido motivo de nuestros buenos afectos; pero tampoco puede negarse que en cualquier circunstancia —como observaba alguien hace unos días— su presencia es necesaria, prestos a brindar sus concursos para que disímiles actividades importantes no se detengan.
En la normal cotidianidad o en lo convulso de una situación climática adversa sea un ciclón, intensas lluvias o una tormenta tropical; en lo impredecible de una pandemia que rebrota al menor descuido; en actos de reafirmación revolucionaria, desfiles o simplemente fiestas populares, puede encontrárseles para que podamos adquirir alimentos y otros insumos imprescindibles.
Restaurantes emblemáticos, cafeterías de barrio, las casillas, las bodegas; los mercados industriales o Ideales cuentan con su labor. Son hombres y mujeres llamados a cumplir el cometido de prestar servicios al pueblo al cual se deben.
Imaginemos al mundo sin esas personas. ¿Quién nos atenderá en una peluquería o barbería; en una tienda o mercado? ¿Quién nos arreglará la ropa, reparará un equipo averiado, o un par de zapatos? ¿Quién nos servirá en un restaurante, cafetería o bar?
La jornada de este 4 de febrero, marca la celebración —atípica, por cierto— del Día del Trabajador del Comercio, la Gastronomía y los Servicios en todo el país. En Cienfuegos, particularmente, los que integran el sector tienen el inmenso reto de continuar sus funciones bajo los protocolos de salud establecidos; pero el desafío mayor se ubica, justamente, en honrar la calidad de sus prestaciones de cara al público exigente.
Entonces hoy, cuando salgamos en busca de lo que necesitamos, deseemos feliz día a quienes nos atienden detrás del mostrador; esos rostros imprescindibles y que, de a poco, van ganándose un espacio en lo mejor de nuestros afectos.
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