Los miniquinces: cuerpo de niña disfrazado de mujer

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*Escrito por Mariam Cueto Groero

Mirar el mundo a través de un lente fotográfico es muy común en la actualidad. Detener el tiempo en instantáneas, captar una sonrisa, un abrazo, un momento importante o de tensión, devienen características del famoso arte de tomar imágenes.

En épocas remotas resultaba común la creencia de que aquellas personas que se dejaban fotografiar perdían su alma, quedaban vacías y nunca volvían a recuperarla. Aunque en el presente tal suposición está en desuso, ciertas acciones pueden dejar, sin dudas, el alma al desnudo.

Mas la finalidad de este comentario se centra en una cuestionada moda que ha tomado auge en la actualidad: los miniquinces.

En Cuba es tradición que las jóvenes quinceañeras, y desde hace un tiempo también los quinceañeros, se realicen una sesión de fotos para recordar esta etapa tan preciada, donde ocurren una serie de eventos, entre los cuales, el más importante es el tránsito de la niñez a la adolescencia.

De trajes largos a casi nada de ropas, poses eróticas, miradas sensuales…, definen casi todos los álbumes de las quinceañeras. Tendencia que algunos han querido y podido implantar en las más pequeñas de casa.

La infancia es un período de nuestras vidas que transcurre con mucha rapidez; la inocencia con que se vive trasciende los límites de lo real y lo imaginario.

Y se disfruta, si así te lo permiten, soñar con ser una princesa, rescatar una doncella en peligro, ser capitán de un barco y disímiles aventuras con las que solo un niño es capaz de fantasear.

A los padres nos gusta fotografiar a nuestros hijos en la medida en que van creciendo para inmortalizar los primeros pasos, sus sonrisas y travesuras. Con la naturalidad y picardía propias de la edad, eligen poses graciosas que deleitan a todos.

Pero algunos, dejándose llevar por la moda del momento, deciden disfrazar a sus niñas con atuendos y ropas de mujeres para celebrarles sus miniquinces.

La erotización dice presente; las maquillan, peinan y las colocan ante el lente como modelos de revistas destinadas a los adultos, sin  percatarse que les roban su alma inocente y quebrantan su derecho a vivir la infancia.

A los miniquinces, Cuba llega tardíamente. Esta tendencia recorre todo el mundo, y en muchos países es penalizado debido a su marcada intención de sexualizar la niñez.

Desafortunadamente, algunos están  acostumbrados a violar los derechos de las mujeres y considerar su físico  como sinónimo de lujuria y dinero. Pero en esta ocasión resulta más alarmante: son niñas, y conscientes o no, las estamos ofreciendo mediante poses sensuales, semidesnudas y provocativas.

Asimismo, les inculcamos que tales actitudes constituyen el camino correcto para ser aceptadas en una sociedad donde intenta reinar lo banal y lo grotesco.

Entonces, pensemos qué queremos para nuestras niñas. De seguro lo mejor, ¿verdad? Pues elijamos guardar en imágenes lo más lindo de su niñez, la belleza propia de la edad, pero en instantáneas que no roben su infancia o dañen el alma.

La erotización dice presente; las maquillan, peinan y las colocan ante el lente como modelos de revistas destinadas a los adultos./Foto: Internet

*Periodista de Radio Ciudad del Mar.

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5 de Septiembre

El periódico de Cienfuegos. Fundado en 1980 y en la red desde Junio de 1998.

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