Los “dueños” de la información

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Las noticias ya no esperan. En este mundo de celulares, tablets, WiFi y redes sociales los ciudadanos ejercen su propio periodismo con la verdad irrefutable de ser testigos e, incluso, protagonistas, del acontecimiento. Aumentan así los retos del ejercicio profesional: la información, de dominio público, ya no nos pertenece y nuestros lectores solo esperan la “versión oficial” de los hechos, porque, al final de cuentas, la institucionalidad aún nos ampara.

Paradójicamente, el trillado camino de la investigación tiene todavía puertas cerradas o, cuando menos, entreabiertas. Permisos, autorizaciones, llamadas, correos, cartas que enlentecen el proceso, dilatan la espera y al parecer intentan hacernos cesar en el empeño de llegar al trasfondo de los problemas, sobre todo si existen maneras de hacer incorrectas de por medio.

Resulta difícil, en especial a los menos experimentados, encontrar a la persona precisa para proporcionar los datos y cuando al fin logras una pequeña conversación, pueden cortar tu iniciativa: “Sí, tenemos cuanto necesita, pero antes debe contactar con X persona para que gestione el permiso con vistas a su entrevista”. Dos días, tres, una semana o respuestas sin retorno a pesar de la insistencia.

Los departamentos o responsables de comunicación de varias empresas y organismos, lejos de contribuir al flujo de información, pueden convertirse en una traba más cuando el interés parte del medio de comunicación. Hace aproximadamente un mes, por ejemplo, no nos fue posible contactar con la responsable de la actividad en la Delegación de Recursos Hidráulicos porque no tenía teléfono. ¡Una comunicadora sin medios para la comunicación!

Entonces, como norma general, solo podemos publicar con inmediatez aquellos “eventos” que carecen de cualquier otro valor noticia (novedad, interés, proximidad, repercusión, impacto y futuro desarrollo del acontecimiento, entre otros).

Ya no se trata del célebre “peloteo”, el gremio lo asumió desde siempre como gajes del oficio. Directivos o funcionarios pretenden ahora “aconsejarte” sobre las posibles fuentes y hasta las preguntas más oportunas para tu desempeño, mientras traspasan la responsabilidad de la información hacia otros directivos y funcionarios, quienes posiblemente utilizarán la misma estrategia. ¿Acaso pretendemos nosotros inmiscuirnos en su trabajo?

Frases como: “el mensaje debe estar encaminado a…”, “no creo eso relevante para el tema en cuestión” o “quiero revisar el reportaje cuando esté concluido”, encienden la sangre de esta periodista, que muchas veces intenta no dejarse llevar por la pasión.

En una ocasión, al regresar por enésima vez a la Empresa Eléctrica provincial y luego de ser cuestionada por aquello de “¿y van a venir ante cada interrupción?”, el entrevistado finalmente me dice: “no entiendo por qué necesitan el miércoles los datos de un suceso del domingo en la noche”, cuando en realidad era él mismo la causa de la información tardía y ya para ese entonces sin valor noticioso.

El más reciente, en Educación Municipal, donde no me autorizaron a visitar determinadas escuelas con la prerrogativa de “si ya conversaste con la institución, no creo necesaria ninguna pregunta al personal docente”.

Cuando una información no es secreta ni clasificada, quienes ocupan cargos públicos tienen la responsabilidad y la obligación de proporcionársela a la prensa siempre que la pida. No resulta el objetivo de estas líneas buscar el enfrentamiento con quienes por cuestiones de trabajo deberemos volver a ver continuamente, sino la de aplicar nuestra función educativa.

Después de hoy: o se cierran más puertas o acaban por abrirse todas de una vez.

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Rosa M. Díaz Hernández

Lic. Periodismo Graduada de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas 2012

2 Comentarios en “Los “dueños” de la información

  • el 28 octubre, 2016 a las 9:20 am
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    ES de una ingenuidad enternecedora creer en varitas mágicas que abran puertas cerradas por medio siglo, y trancadas por una mentalidad que la prensa ha ayudado a consolidar.
    Uds. los periodistas acostumbraron a los funcionarios a preguntas fáciles, elogios; a reportar logros ficticios, a encubrir problemas. La clásica cosecha abundante de papas en primera plana, pero ausente en los platos de la gente.
    Esas puertas no se van a abrir de par en par, ni tampoco cerrar para siempre; se abrirán poco a poco… y a empujones.
    Y os advierto que el lograr abrir las puertas del piso de los bajos será loable, pero lo necesario y ético es subir a cada nivel, visitar todos los apartamentos, intentar todas las puertas; y hasta cuestionar minuciosamente a la azotea.
    Y discúlpenme el pesimismo, pero, Uds. no tienen las herramientas para tan necesaria cerrajería.

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    • el 28 octubre, 2016 a las 10:01 am
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      Amén de los errores o las formas de hacer diferentes del pasado, el presente es otro y los profesionales del 5 de Septiembre intentamos hacerla de una manera distinta y llegar a los bajos y a la azotea cuando sea necesaria. No podemos creer que las puertas siempre se van a cerrar, tenemos que tocar una, dos, diez veces y lo hacemos. El contacto con las fuentes de la infromación es difícil, principalmente cuando se trata de temas escabrosos, pero ya lo dijo Orwell: “periodismo es publicar lo que alguien no quiere que publiques, todo lo demás es relaciones públicas”. La intención es que los directivos vayan ganando en educación sobre la función de la prensa dentro del entramaje de la sociedad y nadie va a defenderlo mejor que los propios periodistas.

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