Los dos rostros de las cadenas mercantiles en Cuba

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El siglo en curso ha sido testigo de la progresiva aparición de cadenas internacionales en el escenario comercial cubano, como parte de una inversión extranjera de la cual el país no puede darse el lujo de prescindir. Con mayor expresión en la capital del país, Varadero u otros grandes polos turísticos y una presencia más discreta -pero de auge escalonado- en las provincias, diferentes sellos globales ya acuñan su logo en nuestra cotidianidad.

En mayo la corporación asiática Samsung hizo entrada en La Habana, a través de la apertura de una unidad. La cadena española de tiendas El Corte Inglés hizo lo propio, en dos mercados, a inicios de 2018, gracias a un acuerdo con la empresa italiana Farmavenda, en estrategia antes empleada por la marca con China.

La también ibérica cadena de supermercados Spar comenzó a proveer a la tienda Imago, de Cienfuegos. Daytron suministrará a los también locales mercados Paraíso y Videocentro. Hace pocos meses, la compañía italiana Italsav anclaba en esa misma ciudad, con su mercado Agua y jabón, en La Valenciana.

La nueva circunstancia de las operaciones de dichas casas en Cuba, como casi todo en la vida si no eres el dios Jano, posee anverso y reverso.

Nuestra situación económica compele a buscar fuentes externas de financiamiento. Es una necesidad objetiva que, además, representa herramienta esgrimida en todas partes del mundo en el camino a respaldar, regenerar y activar líneas operativas de negocios en infinidad de planos y que, en el sector turístico por citar un ejemplo afín, Cuba ya guarda experiencias.

La puesta en funcionamiento de las unidades co-administradas, por otro lado, puede contribuir a mantener estables las ofertas (tema deficiente en la red mercantil cubana) y expandir el abanico de opciones, para sorpresa de clientes acostumbrados a la monotonía histórica de las tiendas recaudadoras de divisas, desde la despenalización del dólar hasta hoy.

Por ende, propendería a facilitar contacto con renglones virtualmente desaparecidos de dichos locales; de manera que las opciones potenciales de expendio se incrementan.

Varias de las marcas foráneas establecidas a lo largo de la nación -también líneas mercantiles a la manera de Zona +, perteneciente a la cubana Cimex- propenderían a “asumir” franjas demográficas de solvencia económica (extranjeros, cubanoamericanos de visita, receptores de remesas y dueños de negocios: si bien para estos no existe una clara oferta mayorista diferenciada). Lo anterior, de hecho, es una constatación de lo estratificado del escenario social de la Isla hoy, elemento que no puede obviarse ya en ningún análisis sobre la realidad cubana y que ayuda a comprender mejor la presencia de estas cadenas extranjeras u otras formas mercantiles endógenas sui generis.

Pero es de creer que a todas estas entidades -más allá de la función que pragmáticamente cumplirían-, también alberguen el deseo de penetrar, con sus modestas aspiraciones de compra, esos cubanos de escasos ingresos quienes siguen conformando la parte básica del tejido social en los tiempos coléricos de las “pirámides invertidas”, el CUC y el CUP, la no correlación de salarios y la elusión obligada del axioma filosófico marxista “a cada cual según su capacidad, a cada cual según su trabajo”.

Aquí es donde cruje el piso, porque varios de los precios que este periodista ha visto en anaqueles, tanto en La Habana como en Varadero, en Matanzas y aquí en el propio Cienfuegos son ridículamente desproporcionados.

Burlón contrasentido, estamos hablando de gravámenes en ciertos casos iguales o superiores a los fijados en las ciudades ricas más caras del planeta; pero dentro de un país tercermundista, pobre, sumido hace un cuarto de siglo en una crisis económica, bloqueado salvajemente por la potencia económico-militar mayúscula de la Historia, donde más de la mitad de la población no posee todavía esos ingresos que la ubicaría en posición de entrar a algunos de tales establecimientos y llenar siquiera un cuarto de jabita para llevar a casa.

El fenómeno, salvo puntuales excepciones, no ha contado con la debida exposición y análisis en los medios (no nos referimos a cobertura informativa, la cual justifica pero no aplica a efectos semejantes). Que conozca el redactor, ni la parte cubana ni el socio extranjero han concedido las lógicas conferencias de prensa previas para casos tales. Eso falla en casi todo, aclaro.

Las “cosas caen del cielo”, sin aviso ni explicación. Muchas personas, absortas, van como mosca al pastel a hacer la cola y penetrar a estos templos del consumo. Hasta que, de un golpe, salen del embeleso; trasponen la puerta de salida y vuelven a la realidad, justo tal cual entraron: sin nada en la mano.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

2 Comentarios en “Los dos rostros de las cadenas mercantiles en Cuba

  • el 25 febrero, 2018 a las 11:56 pm
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    Cuba esta urgida a solucionar el problema de la doble moneda, problema que esta frenando el desarrollo de la economia y el crecimiento del PIB, sera necesario acabar de una vez y por todas la diferenciacion o discriminacion entre el empresario extranjero y el extranjero de origen cubano, la ley de la inversion extranjera sigue teniendo un monton de trabas que espantan a los inversionistas, una de ellas es la libre contracion de personal, la determinacion de los salarios y muchos mas, el estado cubano es tiene que organizar una mejor politica impositiva tanto para los nacionales como para los extranjeros que sea capaz de movilizar la economia y atraer capital extranjero e inversiones, la economia de nuestro pais, nuestra bella isla se puede poner en crecimiento muy facil solo hace falta un poco de voluntad, las tienditas españolas con sus precios del planeta Marte definitivamente que no son la solucion, el estado cubano tiene en sus manos todos los mecanismos, terrenos, para poner a funcionar todo ese sistema, al final eso se revertira en un mayor dinamismo de la economia y en una mejora sustancial de la calidad de vida de nuestro pueblo trabajador….

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  • el 16 febrero, 2018 a las 11:59 pm
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    Todo está bien pero falta el pollo del arroz con pollo,es cierto que el país está bloqueado por la mayor potencia militar y económica del mundo. Pero que me dice del bloqueo interno, desde cuando se está actualizando nuestro modelo económico y no encuentran la fórmula mágica, cuando piensan liberar de ataduras las fuerzas productivas del país, tienen que buscar firmas extranjeras para financiar y llevar a cabo estos proyectos, firmas que luego sacaran del país su tajada en divisas, pero para poner un solo ejemplo yo puedo poner en mano de familiares y amigos un capital para comenzar uno de estos negocios en Cuba, y la ganancia no saldría del país, se depositaría en los bancos Cubanos. Cuando empezaron a salir los Cubanos del país pronto surgieron casas mejor provistas de mercancía que las tiendas del estado, y a mejores precios, pero es mejor hacer negocios con el extranjero que con el Cubano ellos sí pueden ser ricos y gozar de lo mejor de Cuba pero Liborio no. Casos hay miles pero lo que sí es seguro es que ningún país prospera si sus ciudadanos no son prósperos. Se que no me publicarán el comentario pero ello solo prueba mi tesis que el peor bloqueo es el del propio estado.

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