Los días de la danza

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El desarrollo de las habilidades del homo sapiens prefiguraron formas de locomoción cuya belleza plástica remiten inequívocamente al hecho dancístico: el cuerpo danza de forma acompasada en su perfecto mecanismo de avance, retroceso, flexión y estiramiento. La figura humana traza poesía del movimiento a través de sus giros, ademanes y formas de expresar las emociones. De tal que, afín por naturaleza, a la especie no le iba faltar mucho para convertir su expresión intrínseca en arte y es así que ya en la Edad de Bronce son realizadas las primeras pinturas rupestres alusivas a personas representando poses vinculadas a tales actitudes.

Las intenciones primigenias de la danza guardaban relación con el interés de comunicar sentimientos o de invocar a la lluvia para garantizar buenas cosechas, pedir fertilidad para los vientres femeninos…. De las religiosas, agrarias, eróticas, bélicas, nupciales, culinarias, mortuorias, estas evolucionaron a molduras más lúdicas y luego artísticas al decurso del tiempo. Los griegos fueron los primeros en constatar no solo la majestuosidad ínsita, sino además el desarrollo armónico del cuerpo y la consecuente salud espiritual propiciadas por la dedicación a esta.

Nunca ha estado ajena la humanidad a la danza. Por supuesto, en Cuba, isla maravillosa para el cultivo de las artes y con pobladores cuya composición genética afroibérica los hizo proclive a la disciplina, su éxito tendría seguridad en la medida en que fuese respalda como parte de una política cultural. Así sucedió en efecto, gracias al esfuerzo de la Revolución; y hoy día la escuela dancística patria constituye blasón e identificable signo a rango mundial.

Durante quince calendarios el teatro Tomás Terry de Cienfuegos ha tenido a bien ponderar tales resultados mediante su Temporada de la Danza, cuyo inicio en octubre ha dejado un muy buen sabor dentro del público y de los conocedores, en virtud del acabado escénico de las puestas y la calidad representativa de los cuadros montados en el escenario principal.

El paréntesis anual organizado por la principal institución escénica cienfueguera arrancó con la Compañía Malpaso. Abocada en sus presupuestos estéticos a la mixtura de estilos modernos, clásicos y contemporáneos, Malpaso aprovechó su presencia acá para mostrar dos estrenos mundiales: Indomitable Waltz y Bad Winter, de la coreógrafa canadiense Aszure Barton y de su colega norteamericano Trey McIntyre, respectivamente. Ambos espectáculos fueron presentados en el reciente Festival Habanarte 2016. A estas sumaron la coreografía Why you follow? Uno de los propósitos fundamentales de la agrupación dancística consiste en producir y girar nuevos proyectos con varios de los más destacados bailarines y coreógrafos contemporáneos.

Fernando Sáez, director ejecutivo de Malpaso, declaró a la prensa que “La poética de la compañía tiene mucho que ver con crear una narrativa que une vínculos con los espectadores a partir de elementos anecdóticos, aunque no se narren historias causales o se ilustren historias literalmente en nuestras coreografías. Siempre es una preocupación nuestra, y ello tiene un cierto carácter teatral: crear referentes, situaciones, circunstancias que conecten al espectador de manera directa, diafonía al enfrentarse a las coreografías de la compañía”. A solo tres años de fundada, ya resulta notable el éxito de esta, un proyecto producido por el Joyce Theater Productions: sociedad artística entre Joice Theather Productions, de Nueva York y Sunny Artist Management -anclada en Toronto-, con talento nacional.

Con Danza Contemporánea de Cuba, el público local trabaría contacto con una de las compañías de mayor mérito en la Isla, y disfrutaría de un estupendo programa conformado por las coreografías Reversible, de la colombiana-belga Anabelle López Ochoa, y Matria etno-centra, del cubano George Céspedes. “Este teatro posee uno de los tabloncillos más complicados del mundo, pues tiene una inclinación bastante grande y para cualquier bailarín resulta una prueba difícil y una manera de demostrar su calidad”, explicó Miguel iglesias, director de Danza Contemporánea.

Fundada en septiembre de 1959 por el maestro y Premio Nacional de Danza Ramiro Guerra, la institución sufrió en fecha reciente la partida de 16 bailarines emigrados a las huestes de Carlos Acosta.

“Para nosotros fue muy difícil sobreponernos a estas bajas sensibles”, indicó Iglesias. No obstante dicho valladar, la labor permanente de búsqueda y perfeccionamiento posibilita que la compañía mantenga un alto nivel técnico y de interpretación. “Tenemos bailarines muy jóvenes y talentosos que se esfuerzan constantemente para alcanzar los resultados que el público espera de nosotros”, agregó el directivo

La Carmen del Ballet Español de Cuba cerró la primera etapa de una Temporada de la Danza cuya agenda de noviembre contempla las presentaciones del Conjunto Folclórico Nacional; así como de las compañías cienfuegueras Identidad y Flamenca de Joel Zamora: preámbulos de un cierre de lujo por conducto del Ballet Nacional de Cuba, previsto para las fechas del 26 y el 27 de noviembre de estos maravillosos (nuevos) días de la danza.

 

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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