Los brazos ignorados por la vacunación en el mundo

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Los países e individuos ricos monopolizaron las primeras dosis de las vacunas contra la Covid-19. El año pasado fueron firmados 44 acuerdos bilaterales entre los gobiernos y las empresas farmacéuticas de esas naciones poderosas, y en el actual rubricaron doce, hasta inicios de diciembre. Esos países ricos están almacenando vacunas que han acaparado, pero que no pueden o quieren distribuir.

Jayati Ghosh, profesora de economía en la Universidad Jawaharlal Nehru, de Nueva Delhi, y secretaria ejecutiva del lnternational Development Economics Associates (Ideas), a quien pertenece el concepto manejado en el párrafo anterior, escribe en su ensayo Apartheid de las vacunas: desigualdades mundiales en la producción y distribución de la vacuna de la Covid-19, que “el acaparamiento de los inyectables por parte de las naciones desarrolladas significa que la mayor parte del mundo no tendrá vacunas seguras y aprobadas hasta 2022 y, en algunos casos, ni siquiera hasta 2024”.

Parece obvio que una pandemia solo puede superarse cuando se supera en todas partes. El retraso en la vacunación de la población de todo el planeta aumenta la posibilidad de que el virus mute, lo cual reduce la capacidad de controlar la pandemia incluso en los países ricos que se han embolsado las vacunas, añade la catedrática hindú.

El miedo prolongado a la infección, debido a una vacunación inadecuada, afecta a las perspectivas económicas, e inhibe y retrasa la recuperación económica mundial. Estos riesgos son tan grandes que los países ricos seguirían beneficiándose incluso si decidieran pagar por su cuenta la vacunación de toda la población mundial”, considera Jayati Ghosh.

La Junta de Vigilancia Mundial de la Preparación (GPMB, por su sigla en inglés), organismo independiente creado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras entidades para asesorar sobre cómo hacer frente a crisis sanitarias, aseguró hace pocas semanas en un informe que el mundo continúa fracasando frente a la Covid-19, debido a la inequidad y desigualdad existentes.

Según despachos de Notisur e HispanTV, el documento subrayó que las naciones de altos ingresos no han apoyado procesos clave como la transferencia de tecnologías y la liberación de patentes para incrementar la producción y socialización de las vacunas.

En lo concerniente a estos u otros tratamientos, precisó que se han distribuido más en función de la nacionalidad y el estatus que de la necesidad o la equidad.

Indicó que menos del cinco por ciento de los habitantes de naciones de bajos ingresos había recibido una dosis del antígeno, indicador que en las naciones ricas supera el 65 ciento.

“El acaparamiento de los inyectables por parte de los países ricos significa que la mayor parte del mundo no tendrá vacunas seguras y aprobadas hasta 2022 y, en algunos casos, ni siquiera hasta 2024”, afirma la experta Jayati Ghosh.

También criticó los obstáculos creados al mecanismo Covax de distribución de los sueros, concebido para respaldar a las naciones de menores ingresos, y señaló que ha terminado dependiendo básicamente de donaciones.

Sobre esta cuestión, la Junta indicó que los líderes mundiales no rinden cuenta del cumplimiento de los compromisos y ello socava la capacidad de respuesta común ante el virus.

Cuanto resulta claro hoy día es que las compañías farmacéuticas y los estados no están cumpliendo con sus responsabilidades y obligaciones y no aseguran el acceso a las vacunas contra la Covid-19 para todas las personas.

Los países ricos que disponen de más suministros de los que necesitan se comprometieron generosamente a donar las dosis adicionales a los países de ingresos medianos y bajos a través de Covax, pero estas se están repartiendo a un ritmo demasiado lento. De los mil 300 millones de dosis sobrantes que dichas naciones a la vanguardia económica se comprometieron a donar, Covax ha recibido tan solo 365 millones.

El prestigioso especialista británico en salud pública y control de enfermedades transmisibles, Osman Dar, afirmó hace pocos días que la aparición de una nueva variante del coronavirus Sars-CoV-2 en Sudáfrica es resultado del acceso desigual a vacunas antiCovid-19.

El surgimiento de una nueva variante con toda su miríada de mutaciones, en este caso en Sudáfrica, era de esperar”, aseveró Dar, director del proyecto One Health del Real Instituto de Relaciones Internacionales, también conocido como Chatham House, en alusión a que esa nación y otras del cono sur de África exhiben bajas tasas de vacunación.

En declaraciones citadas por el diario londinense The Guardian, el experto opinó que la cepa bautizada como Ómicron por la Organización Mundial de la Salud (OMS) expone los riesgos de no atender de forma seria las desigualdades globales que todavía persisten en la lucha contra la enfermedad.

En particular, la gran mayoría de los países africanos carecen de acceso a las vacunas contra la Covid-19. Menos del cinco por ciento de la población africana está completamente vacunada, lo cual significa que el riesgo de que se produzcan nuevos brotes es elevado en muchos países.

Nada de esto guarda relación con el escenario nuestro. ¿Por qué Cuba no tiene un movimiento antivacunas?, extenso artículo del filósofo, economista y escritor belga Marc Vandepitte, publicado la actual semana en varias cabeceras internacionales de izquierda, señala que “una vez iniciada la campaña de vacunación en la Mayor de las Antillas los resultados fueron espectaculares”. De las más de 10 mil nuevas infecciones y cerca de setenta muertes registradas diariamente en la Isla antes de cosecharse los frutos de la vacunación masiva, hoy día hay menos de cien nuevos contagios y una muerte al día, acotó el autor.

En Cuba también se vacuna a los niños a partir de dos años. La nación caribeña tiene (…) el segundo porcentaje más alto del mundo, después de los Emiratos Árabes Unidos, y el más alto de América Latina. En Bélgica estamos al 75 por ciento.

En Cuba (donde hasta el martes 6 de diciembre tenían esquema de vacunación completa 9 millones, 305 mil 674 personas: el 83,2 por ciento de la población) no existe una industria farmacéutica privada. Todas las vacunas contra el Covid-19 las fabrican laboratorios biomédicos de propiedad gubernamental. La mayoría de las vacunas utilizadas en los programas de vacunación del país son de fabricación nacional. Aquí no encontrará precios escandalosos ni beneficios usureros.

Desde la infancia toda la población está vacunada contra una serie de enfermedades, al igual que aquí en Europa. Este es uno de los principales factores del rapidísimo aumento de la esperanza de vida en el archipiélago durante las últimas décadas. En Cuba la esperanza de vida es mayor que en los Estados Unidos y la mortalidad infantil menor”, sostuvo el intelectual europeo.

En los últimos meses se ha demostrado que las vacunas de la Isla también son muy eficaces. Por eso no es de extrañar que cualquier persona cubana no solo confíe en sus empresas farmacéuticas nacionales, sino que se sienta orgullosa de ellas, añadió Vandepitte.

Los cubanos y las cubanas, los niños que están yendo a la escuela vacunados, cuando crezcan, cuando formen sus familias, algún día contarán sobre una de las más grandes hazañas que hizo el pueblo en medio de situaciones muy adversas”. Las anteriores son palabras del Presidente Miguel Díaz-Canel durante el acto por el aniversario noveno de BioCubaFarma, a cuyos científicos calificó de salvadores de un país, junto al personal de la Salud.

Ha sido un digno homenaje a Fidel, quien fue el fundador de esta institución”, sostuvo el Jefe de Estado.

Sobre el rol de la institución a través del año, el dignatario enfatizó en dos hitos: “haber logrado concluir una inversión que es modelo, es inversión futurista —como ha sido el nuevo Complejo Industrial Biotecnológico CIGB Mariel con capital cien por ciento cubano, y con diseño nuestro—; y haber alcanzado que, cuando los ricos en el mundo se han repartido las vacunas como han querido, la Isla tenga soberanía en tal sentido”.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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