Lorenzo Lunar: “La literatura tiene como fuente la memoria”

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Una entrevista siempre es un ejercicio psicológico, un enfrentamiento entre contrarios, da igual si esos contrarios han sido amigos toda la vida o se acaban, en este instante, de conocer. Entrevistar no es interrogar al adversario, es mirarlo, estudiar sus gestos, ver sus imprecisiones, sus pequeños titubeos. El periodista ya no será periodista sino psicólogo. Pero cuando apenas sabes que tu entrevistado tiene un nombre; que ha escrito unos cuantos libros; que debería ser conocido por una masa de lectores impacientes y no lo es; que su nombre, desgraciadamente, está eclipsado por el fenómeno cultural que es Leonardo Padura; y que respira literatura no importa si negra o blanca; pero que no lo puedes ver, solo imaginar el tiempo que le ha tomado contestar tus preguntas, ese mismo tiempo que has esperado revisando el email todos los días. Entonces entrevistar pierde su magia, pero sigue devolviendo respuestas, mejor estructuradas, pero necesarias para acercarnos al policial cubano desde dentro. Porque Lorenzo Lunar es uno de esos corazones que bombea misterio y suspenso a la prosa escrita en Cuba.

La novela negra es un género que se ama o se odia, marginado por la crítica y por algunos lectores de culto, ¿por qué apostar por un género que se consolida en los mercados, pero que muchos consideran una fórmula gastada?

Hay quienes apuestan hasta por el reguetón. Por otra parte, no creo que la novela negra sea una “fórmula gastada”. No creo, incluso, que muchos lo consideren así. La novela policial, y sus variantes, entre ellas la novela negra, es un género contemporáneo con amplias posibilidades expresivas.

¿Qué razones provocaron que la literatura policial tuviera su mayor auge en una época en la que muchos autores de otros géneros fueron víctimas injustificadas del Quinquenio Gris?

Casi toda la novela policial que se escribió en esos años respondía a los cánones ideoestéticos de la política cultural cubana que dio nacimiento al llamado Quinquenio Gris. Lectores no le faltaron. Hoy tampoco le faltan. Mucha gente lee policiaco por el simple acto de la búsqueda del culpable.

¿Considera que en los´80 hubo un auge de la literatura ideológica? ¿Por qué?

Se le pudiera llamar así. La razón es muy clara: la política cultural cubana lo supo estimular muy bien.

En tu criterio, ¿qué sucedió con la producción de literatura policial después de los “drásticos” ’90?

La década delos noventa trajo un punto de giro en la realidad cubana. También en su literatura. Los que hicieron el policial de los setenta y los ochenta, se acomodaron en exilios más o menos blandos, o cargos de dirección. Y para bien de la literatura cubana, en la mayoría de los casos, dejaron de escribir. Surgió una nueva manera de contar el policial, con otros intereses, con otros personajes. Una manera más realista y menos comprometida con la ideología. Aunque en algunos casos con cierto compromiso político.

¿Existe un rechazo palpable del mundo editorial cubano hacia el neopolicial?  De ser así,¿qué causas consideras como posibles?

No creo que exista un rechazo editorial. Existe un desconocimiento del género y también prejuicios  contra ciertos autores por sus posiciones políticas e ideológicas.

¿Consideras que la literatura policial cubana nos contará en el futuro cómo era la Cuba de ese entonces, que será capaz de reflejar los escenarios que la prensa no refleja?

Lo que la prensa no haya dicho hoy nadie lo dirá nunca. Es cierto que muchas veces se ha buscado sustituir con la literatura el papel de la prensa, pero usted no puede sustituir la carne con el limón. Literatura y prensa son dos funciones y dos estéticas diferentes. Supongo que si ocurrió así con Balzac, que es el caso más recurrente, quizás porque lo dijo Carlos Marx, haya sido pura casualidad, no creo que Honorato se lo haya propuesto. Quedo tranquilo pensando que él quiso contar las contradicciones del hombre de su tiempo. Solo hay una cosa: ese hombre y ese tiempo están indisolublemente ligados.

Leonardo Padura es hoy el autor de novela negra más reconocido de Cuba, pero también existen otros de gran valía dentro del escenario actual del policiaco cubano,¿cuáles serían estos escritores?

Si no me menciono sería un acto de falsa modestia. El resto de la tropa está encabezado por Amir Valle, Rebeca Murga, Reinaldo Cañizares, Marcial Gala, Mario Brito Fuentes…

¿Cuáles serían las causas de que algunos autores contemporáneos cubanos de novela negra no sean lo suficientemente reconocidos por los lectores  dentro de la isla y en ocasiones sus textos no lleguen al lector foráneo?

Es este un fenómeno patrimonio de toda la literatura cubana, no privilegio de la novela negra. No existe en Cuba un mercado del libro. No existe una agencia literaria cubana que se dedique a promover la obra de los autores cubanos contemporáneos.

¿Existen escritores jóvenes girados hacia el género criminal? ¿Quiénes?

Especialmente en el cuento, las antologías Confesiones (Ediciones Unión, 2011) e Isla en negro (Editorial Abril, 2014) dan fe de ello. Puedo arriesgarme a citar un par de nombres: Liany Vento y Juan Carlos O ‘Farrill.

¿Qué importancia le confiere Lorenzo Lunar al empleo del sarcasmo, el humor y la ironía en sus narraciones?

Uno trabaja con las armas que tiene. Agradezco tener cierto sentido del humor. Juro que la culpa no es mía, se lo debo a mi padre que me dejó ese legado.

¿Cuánto puede aportarle a tu estilística el desarrollo seriado de un personaje como Leo Martín?

Leo Martín es un hombre que habla —y actúa— como los hombres de su tiempo. Él no le debe nada a mi estilo, todo lo contrario, mi estilo se formó gracias a él.

¿Podemos intuir que el barrio, como reflejo realista de la cotidianidad, es también otro de tus personajes, uno que engulle, que se alimenta de tus propias experiencias? ¿Por qué?

Sí, el barrio es un personaje. El verdadero protagonista de las tres novelas que forman El barrio en llama. El barrio es un monstruo: padre y madre de todos los personajes que le habitan.

¿Qué importancia tiene la música para tu creación?

Es un elemento que me resultó muy válido para lograr la estilización del lenguaje en esas novelas. La gente del barrio es muy musical. La música es un elemento esencial de la cubanía.

¿Recurre a los temas populares por su impacto social o porque te lo exige tu narrativa?

El “impacto social” es una consecuencia. Los escritores que buscan eso generalmente acaban haciendo otras cosas. Un tema exige una historia que contar. Las historias para contar andan paseando por ahí, buscando que alguien las escriba. Alguien que sepa. Alguien que sea capaz de descubrirlas.

Angola, ¿qué significa Angola para Lunar y su literatura?

Pertenezco a una generación marcada por la historia de la llamada “colaboración desinteresada con los pueblos”. Especialmente con los de África.

Estuve en África. Compartí con cientos de jóvenes cubanos en un nicho bailando a las tres de la madrugada con el conjunto Los Karachis, única distracción en meses de hacinamiento en aquel lugar. Vi morir cubanos. Vi morir africanos. Vi a una mujer africana morir de hambre mientras le daba el pecho a su hijo. Un grupo de personas la rodeaba sin poder hacer nada por ella. “É fome”, me explicaban con resignación. Conocí gente destinada a arrastrarse por vida a causa de la mordida de una cobra…

Una persona que haya vivido esas cosas y un día decida escribir, es muy posible que no pueda dejarlas a un lado. La literatura tiene como fuente la memoria.

¿Tus novelas han sufrido algún tipo de censura en las editoriales cubanas?

A mediados de la década delos noventa mi relato De dos pingüé ganó la Segunda Bienal de Narrativa del Centro Provincial del Libro de Villa Clara. El premio incluía la publicación por Ediciones Capiro, pero las autoridades de la provincia decidieron no cumplir su compromiso porque a su criterio el texto en esos momentos no estaba acorde con la política editorial. Diez años después De dos pingüé fue publicado por Capiro; hace un año tuvo una segunda edición por Editorial Ácana.

En el año 2005 mi novela titulada entonces Sombras, fue censurada por el grupo editorial Umbriel de España. Los dueños eran católicos y en la novela aparecía una escena de incesto. En todas partes cuecen habas. Esa novela fue publicada luego con el título de Polvo en el viento por la Editorial de Puerto Rico, Plaza Mayor. También ha sido publicada por Atmósfera Literaria, España, con el título de Mundos de sombras, y con ese mismo título está a punto de salir en Cuba por la editorial Letras Cubanas.

No tengo nada en contra de la censura. Las editoriales tienen sus dueños. Y los dueños resuelven lo que deben hacer con su editorial. Escribo y siempre, más tarde o más temprano, encontraré un lugar para publicar mis textos.

¿Por qué crear un concurso nacional de cuentos policiales?

Porque es algo que sé hacer. Y parece que lo hago bastante bien, por eso sigo haciéndolo.

¿Por qué y para qué nace la Piedra Lunar?

Siempre he amado el oficio de librero. Cuando pude tener mi propia librería la creé junto a mi familia y un grupo de buenos amigos. Me gusta vender libros y es agradable saber que comes de eso. La Piedra Lunar se ha convertido, por su propio peso, en un proyecto cultural comunitario en el que encauzo mis sueños.

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Yadiris Luis Fuentes

Licenciada en Periodismo por la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca de Pinar del Río en 2015. Egresada en 2014 del XVI Curso de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz en el apartado de Literatura.

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