Logopedia y Educación Especial: socializar la diferencia

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Marcos Mulet Silva es un adolescente y vivía con barreras hacia la realidad, no pronunciaba palabras, sin embargo, ahora dibuja, identifica el nombre de las figuras y sus colores; así lo observé en la clase del licenciado en Logopedia y Educación Especial, Frank Daniel Quintana Álvarez, quien con orgullo muestra las obras que este alumno enviará al concurso de artes plásticas.

“Este es un estudiante con trastorno del espectro autista. Ellos no interactúan con nuestro mundo, somos nosotros quienes tenemos que penetrar el de ellos para ofrecer ayuda, dice el educador.

“Desde edades tempranas diagnostican a los pequeños, no solo a autistas, hay otros trastornos tanto del lenguaje oral como escrito y, con la modernidad, trabajamos también en la enseñanza normal, pues todos podemos padecer inadecuaciones en la fonación”.

Como él, otros jóvenes cienfuegueros optan por esa especialidad, al decir de la doctora en Ciencias Pedagógicas, Elsa Hernández Ochoa, jefa de la carrera, quien explica la importancia de tales profesionales que previenen, corrigen y compensan problemas de lenguaje y comunicación, mediante la conjugación de ámbitos educativos, de la salud y la sociedad, pues es de índole médico-pedagógica.

“Desde 2007 hemos egresado aquí a 31 logopedas, quienes están ubicados en los ocho municipios de la provincia, y ahora hay 71 estudiantes distribuidos en los cinco años; contamos con un claustro de 43 profesores, 16 doctores en ciencias y un grupo con la categoría de titulares, argumenta Elsa.

“Entre los logros figura el gabinete logopédico que funciona en los consejos populares de Las Minas y Juanita II. En las comunidades, nuestros especialistas visitan escuelas primarias, porque la mayoría de las personas tenemos necesidades educativas en la comunicación y es preciso determinarlas desde la infancia”, concluye.

La logopedia, como rama de la pedagogía especial, aborda el lenguaje oral, el escrito y se proyecta en la atención de otras formas independientes del canal verbal, como la gestualidad.

Tiene fuertes nexos con la especialidad médica de Foniatría y se atribuyen sus raíces a escuelas fundacionales como la berlinesa y la vienesa. Las primeras referencias de atención a problemas de la voz y el habla en Cuba se remontan al siglo XVI, coincidentes con las evidencias del colegio pionero de sordomudos fundado por el monje benedictino español Fray Bartolomé Ponce de León.

Luego, en el siglo XX, funcionaron varias escuelas cubanas, y la Logopedia y Foniatría se cristalizan luego de 1959, gracias a la sistematización de conocimientos por parte de un grupo de profesionales liderados por el doctor Ricardo Cabanas Comas, iniciador de la especialidad médica de marras.

La década de los 70 se caracterizó por el perfeccionamiento de la Educación Especial y la formación en Europa del Este, de licenciados en Defectología, en la actualidad Pedagogía Especial y sus diferentes ramas.

Desde entonces, muchos jóvenes optan por el perfil, entre ellos Elizabeth Marrero Reyes: “Me gusta el carácter humanitario, hacemos muchas actividades permeadas de ternura; por ejemplo, recientemente donamos nuestros muñecos de la asignatura ‘Didáctica laboral al Hogar de Niños sin Amparo Filial.

“Recibimos una educación integral, participamos en actos culturales y deportivos, además de proyectos comunitarios; nos vinculamos con los médicos foniatras; es muy rica y humana nuestra labor”.

Así llevan adelante en la UCF esta ciencia perteneciente a la Educación Especial con remotos antecedentes médico-pedagógicos, basada en perfiles de atención con calidad, en igualdad de condiciones para la diversidad de personas que lo requieran.

Ambientes de interacción lingüística, como la escuela, la comunidad y la familia son los escenarios donde estos especialistas mejoran la comunicación y el lenguaje, en pos de favorecer afectos y la socialización de los seres humanos.

La clase del profesor Frank Daniel es un ejemplo. En el Centro Especial de Atención al Autismo Vilma Espín, la instrucción es individual, terminó Marcos y entró Darián, que solo tiene tres años y un futuro de igual desarrollo. Transitar de sus niveles sensoriales a la simbolización y el significado de las palabras, tal es la magia de estos especialistas que acarician las emociones de los distintos.

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Dagmara Barbieri López

Periodista. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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