Limbo

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John Sayles consolidó su filmografía como realizador de peso en el cine independiente norteamericano mediantes títulos a la manera de Matewan, Eigth Men Out, City of Hope, Estrella solitaria, Pez pasión y Hombres armados, entre otros.

Este director suele combinar los puntos de vista de diferentes personajes. Parte de la trama central general para contar historias. Al respecto, ha escrito: “Es importante la cantidad de elementos que sumo. Le pido al público que acepte esa complejidad y esté alerta”.

En Pez Pasión, una de las películas más interesantes de este creador independiente que fabrica guiones, actúa y hace televisión para costearse sus proyectos fílmicos, la fuerza de la obra radicaba en el guion, en los diálogos y la contundencia de las actrices. La naturaleza, allí, como en El secreto de la isla de las focas, y en cierta forma también en Estrella solitaria, participaba cual un personaje más.

En Limbo (1999) sucede algo similar. Y, como en aquellas películas, el espectador debe poner bastante de sí para adentrarse en una historia donde aparentemente no pasa nada, pero en la que sus participantes tocan el costado más peligroso de la vida.

Ese inquietante y abrupto final de Limbo logra transmitir como pocas veces en la pantalla el verdadero sentido de la existencia, generalmente sustentada en la incertidumbre. Un filme este tranquilo, sereno; aunque a la vez arremolinado, aprehensivo, que deseamos proponer al espectador como búsqueda en pos de visionaje.

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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