Lía y sus ojos tristes

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Un día, de mediados de agosto, jornada calurosa de verano, convoca a los niños tratados en los Servicios de Oncohematología del Hospital Pediátrico de Cienfuegos. Miro en derredor y son demasiadas las caras de pequeños con ojos tristes, pálidos, sin cabellos por la quimioterapia… Están quietos en sus asientos o sentados en el regazo de los padres —poco usual a sus edades— pues  padecen enfermedades que no les permite desarrollar actividad física.

A un extremo del Teatro de la institución, y a la espera de una puesta de Abrakadabra y donación de juguetes, está Lía, una pequeña que juega con un teléfono. Me acerco con cierto recato e intento establecer una charla. Con un nombre largo para sus escasos cinco años, Lianni Denisse Fuentes Cantero se muestra tímida, pero su madre resulta conversadora e intercede entre la pequeña y yo.

Claudia Mary Cantero Soto, la madre, es cuentapropista, se ocupa del duro oficio de elaboradora-vendedora de carbón, que a la pregunta de si le pagan bien me responde: “Más o menos”; tiene otro hijo de 8 años, sano, y vive con su esposo, los pequeños y su abuela, en la barriada de Tulipán. No se queja, para mi asombro, la niña recibe todos los medicamentos que necesita, una dieta especial y asiste a un círculo infantil, el Obreritos del Cemento, donde recibe una atención pormenorizada y apoyo de la institución educativa.

Pero los ojos de madre e hija sostienen la tristeza atrapada en el iris. “Supe que padecía de Sicklemia desde bebé, su padre y yo somos portadores de la enfermedad y en mi familia ya he visto morir a cinco parientes por esa causa. Eso me aterra. Lía no coge sol, no puede esforzarse físicamente ni estresarse, y es duro, para ella y para mí”.

Lucía de la Caridad Díaz, Lucy; y Belkis Rodríguez Jorge, especialistas pediátricas, son sus médicos de cabecera en el Servicio de Hematología, que tiene como referencia a los centros de Santa Clara y la Capital del país. Lía es ingresada con frecuencia en el Servicio porque padece una retinopatía como consecuencia de la Sicklemia.

¿Te gustan los chocolates? Inquiero esperando una respuesta afirmativa, y ver una chispa de alegría en sus ojos: “No”, responde, y continúa atenta a un teléfono móvil en el que tiene un entretenido juego. Repaso una lista de preferencias que van desde los caramelos hasta los chupachupas, pero a todos responde negativamente.

Me cuenta la madre que hace muy poco le pudo comprar un televisor, y no dejo de asombrarme por tanta humildad. ¿Y qué dibujos animados prefieres?, le espeto, y doy en el blanco, me mira con ojos de alegría y me dice “Masha”. Vuelve a su teléfono. Al terminar la actividad la encuentro, tiene en sus manos un juego de cocina que le acaban de donar los trabajadores de la Aduana en Cienfuegos, me lo muestra, y vuelve a estrujarme el corazón, Lía, la niña de los ojos tristes.



La anemia falciforme o drepanocítica, comúnmente conocida como sicklemia (sickle-cell anemia en inglés), es la primera enfermedad de origen molecular reportada en el mundo.

Es una afección hereditaria y genética que produce una destrucción de los glóbulos rojos más rápida que lo normal.

Los glóbulos rojos son las células más numerosas de la sangre —un milímetro cúbico contiene unos cinco millones— y su función es captar el oxígeno de los pulmones y transportarlo a todos los tejidos del cuerpo.

Los síntomas más frecuentes son anemia crónica, dolor en las articulaciones y los huesos y lesiones en órganos que pueden derivar en manifestaciones clínicas diversas: síndrome toráxico, retinopatías, priapismo…

Es una enfermedad que padecen individuos de la raza negra o que tengan antepasados de esta raza. Predomina en el África Ecuatorial y fue traída a América por el comercio de esclavos. En Cuba, el 3 por ciento de la población resulta portadora de la patología.

Según datos del Instituto de Hematología e Inmunología, del Ministerio de Salud Pública, aproximadamente unas 5 mil personas en todo el país padecen de la enfermedad. No tiene preferencia de sexos.

Cuba cuenta con un programa para la atención médica integral a los afectados con este tipo de anemia, considerada como un padecimiento crónico y hasta hoy incurable.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

2 Comentarios en “Lía y sus ojos tristes

  • el 20 agosto, 2019 a las 11:25 am
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    Ante todo muchas bendiciones y mucha salud a esta pequeña guerrera y ojala que pueda irse recuperando y a pesar de ser una enfermedad que no tiene cura, que pueda convivir con ella mucho mejor como ha hecho hasta ahora, en segundo lugar muchas felicidades a esa madre tan luchadora y entregada que se ve que da la vida por esa niña y por el otro pequeño (como debe de ser) y por último gracias a ti Magalys por esta historia que me ha hecho brotar las lágrimas. Saludos y gracias….

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    • el 20 agosto, 2019 a las 3:14 pm
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      Gracias por leernos y comentar, son historias de personas comunes que sin saberlo resultan héroes cotidianos, que al hurgar en sus vidas nos estrujan el corazón

      Respuesta

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