Letra que no nace

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Siempre odié aquellas discusiones cíclicas entre nosotros: los de Cienfuegos y los otros compañeros de aula de Villa Clara; casi siempre un  camagüeyano interfería, aunque no fuese con él. Los argumentos jamás me parecieron sólidos y la querella parecía una inquina a lo Capuleto y Montesco, que no por histórica dejaba de ser tonta. El deseo de salir victoriosos para cualquier bando, era una porfía absurda si de verdad nos poníamos a comparar las bellezas, fealdades, ventajas y desarrollo de cada ciudad.

Personalmente nunca tuve, ni he tenido hasta ahora, deseos de vivir en Santa Clara, ni soy ciega para no darme cuenta que la belleza no anda precisamente del lado de nuestros vecinos del centro, pero son innegables algunos progresos que sí tienen. Yo deseo continuar mi vida en Cienfuegos, pero quizá sea una terca costumbre que por añeja se hace más difícil de vencer. Aunque pequeño, estaba bien distribuido: cómodas mesitas bien dispuestas con asientos en forma de columnas con capiteles corintios y adornos florales. Todas las ofertas eran en moneda nacional y a precios nada astronómicos. Ahora: sobre cada mesa descansaba un ejemplar de Guamo, una revista con formato de periódico-tabloide, totalmente en colores, que ya había visto cierta vez. Una publicación perteneciente
a la dirección de Cultura de la provincia. La idea me pareció fantástica y no dejó de sorprenderme. Este solo fue un sitio nuevo que descubrí en mis espaciadas visitas; Villa Clara tiene otros.

¿Por qué no puede Cienfuegos disponer de sitios donde propicien el intercambio, la propagación y la difusión de la cultura literaria, para los individuos que lo necesiten como el agua y para todo aquel que se pueda sumar? ¿Por qué no puede Cienfuegos tener espacios donde la oferta sea en moneda nacional y con buena calidad? ¿Por qué no puede Cienfuegos contar con más publicaciones culturales, necesarias además, que emanen desde las instituciones que se dedican a ello? ¿Por qué digitalmente estas  son fantasmas y no puede existir una página web (o al menos un blog) que promueva a las editoriales del territorio, por ejemplo, o a Cultura, o al Centro del Libro, que tanto bien le haría a la hora de vender los libros, de encontrar financiamiento extra o divulgar la obra de un escritor? ¿Por qué, literariamente hablando, Cienfuegos cayó en un bache editorial del cual no ha podido salir? ¿Por qué Mecenas, otro ejemplo, es la única del Sistema de Ediciones Territoriales (SET) en el país que trabaja sin editores con plaza fija? ¿Cómo la revista Ariel puede pretender, en dos números anuales, publicar todo lo que debiera?

Sé que este es un tema complicado, en el cual nado también; donde no existen culpables, sino hechos, desencadenamientos sucesivos que han vertido arena sobre el avance.

No se trata de culpar a nadie ni a nada, debería tratarse de pensar si lo que he dicho hasta aquí no sería, en verdad, beneficioso y útil para Cienfuegos, para el desarrollo de su cultura. En verdad se puede. Afirmo entonces que aquellos tontos altercados universitarios nunca tuvieron una base concreta, un cuestionamiento profundo, un verdadero análisis de la estructura de las cosas.

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Melissa Cordero Novo

(Cienfuegos, 1987). Licenciada en Periodismo. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz. Egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso en 2012.

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