Las primeras moralejas de la COVID-19

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La pandemia de la COVID-19 ya deja las primeras moralejas para la humanidad, aseguró en esta ciudad el profesor Eduardo Julio López Bastida, presidente de la Academia de Ciencias en la filial de la provincia de Cienfuegos, y quien ha dedicado varias décadas a los estudios en la rama del medio ambiente.

En declaraciones exclusivas a la Agencia Cubana de Noticias, el investigador adelantó algunas de sus reflexiones para un artículo científico, en el cual da por sentado que la crisis provocada por el coronavirus no hará desaparecer al sistema capitalista, pero lo hará mutar porque ese apellido de neoliberal es hoy un cadáver insepulto, y difícil de revivir.

“Hasta ahora se pueden extraer varias enseñanzas como esa de que somos un mundo lleno de incertidumbres, de relaciones complejas, en las cuales dependemos unos de otros, tanto ricos y pobres, porque cuando se enferma uno se afectan todos, demostrado con el actual avance de esta pandemia que en poco más de tres meses reporta cifras por encima de los 100 mil muertos y 2 millones de contagiados. (Más de 4 millones 890 mil casos de contagio y 320 mil muertes al día de hoy – Nota del Editor)

“Igualmente somos seres de cuidado, por ello tenemos que cuidar de todo: de nosotros porque de lo contrario podemos enfermar y morir; de los otros, quienes pueden salvarme o salvarles yo a ellos; de la naturaleza, si no, se vuelve contra nosotros con virus dañinos, sequías desastrosas, inundaciones devastadoras, con eventos climáticos extremos.

“En fin hay que cuidar a la Madre Tierra para que continúe dándonos cuanto necesitamos para vivir y para que todavía nos quiera sobre su suelo.

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“Además somos seres correspondientes porque la vida y la muerte están en las manos de nosotros, ya sea la vida humana, social, económica y cultural, pero no basta con las acciones de los estados o de algunos, sino que esa responsabilidad les toca a toda la humanidad.

“De ahí que por ahora no queda otro remedio que adaptarnos al confinamiento, para cuidar a los seres que nos rodean, y la naturaleza.

“Y por último somos seres espirituales, y no me refiero a la espiritualidad religiosa de ponerse a rezar, sino a la otra, a la solidaridad con el prójimo”.

El doctor López Bastida fue ganador del Premio de ensayo Pensar a Contracorrientes en dos ediciones: año 2012 con la investigación Una mirada a América Latina desde la Economía Ecológica, y en 2015 con Algunas consideraciones éticas y ecológicas sobre el cambio climático, en cuyos trabajos plantea una defensa bien arraigada de la ecología y el medio ambiente.

¿Puede ser la Tierra un enorme organismo vivo?
¿Puede ser la Tierra un enorme organismo vivo?

Según López Bastida algunas teorías actuales, entre estas la de Gaia, sostiene que la tierra es un ser vivo y cuando se siente afectado tiende a buscar un equilibrio; funciona como un sistema único y autorregulado conformado por componentes físicos, químicos, biológicos y humanos.

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“Pero es que ese organismo vivo –argumenta- nos da servicios eco sistémicos, como de aprovisionamiento, de regulación, espirituales, y de control.

En el primero de estos servicios está colapsando la Tierra con la huella ecológica, que es el indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana sobre los recursos existentes en los ecosistemas del planeta, relacionándolo con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos.

“¿Podemos seguir explotando sin ninguna otra consideración los medios materiales para vivir mejor o podemos cuidar la naturaleza, la madre tierra y el buen vivir en la armonía entre todos?

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“Tenemos una disyuntiva por resolver de inmediato: el individualismo de cada uno para sí de espalda a los demás, o la solidaridad; porque hemos visto cómo las naciones con más solidaridad, los países de izquierda, son los que mejor han enfrentado a la pandemia, entre estos China, Vietnam, Venezuela y Cuba y eso es gracias al sistema, que incluye como principio la solidaridad.

“A mi entender el mundo va hacia una visión espiritual compleja, una espiritualidad que pone la vida en el centro, y defiende la vida contra todos los retos de disminución, estancamiento, y muerte”.

“Por tanto se requiere de cambios en los paradigmas –sostiene el titular de la Academia de Ciencias de Cuba- e incluir la ecología en los principales ejes con que se mide la economía, así como vincular el concepto de desarrollo sostenible con los servicios de conservación de los ecosistemas.

“Debemos pasar de la ética naturofágica, que solo piensa en el consumismo, a una más sustentable, donde consumamos pero con moderación y que los valores sean más importantes.

“Incluso ir a un rescate de aquello que los griegos llamaban las cuatro virtudes cardinales: prudencia, templanza, justicia y fortaleza, en fin un ser  humanocomo lo necesita hoy en día la humanidad”.

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