Las acciones revolucionarias del 30 de noviembre de 1956 en Cienfuegos

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A mediados de noviembre de 1956 los miembros del Movimiento 26 de Julio encabezados por el farmacéutico Rigoberto García Flores, desarrollaban actividades contra la tiranía de Fulgencio Batista. En los espacios públicos de la ciudad, los estudiantes de la enseñanza media efectuaron diferentes protestas entre los días 21 y 28 de noviembre siguiendo orientaciones de los dirigentes juveniles  y miembros del M-26-7 Gonzalo Curbelo, Elio Núñez y José Gregorio Martínez, de la Escuela de Comercio; Jorge Mena, del Instituto de Segunda Enseñanza; Raúl Dorticós Jiménez, de la Escuela de Artes y Oficios y José R. Cueto de la Escuela Normal de Maestros. Particular resonancia política tendría la toma de los edificios escolares, especialmente el de la Escuela de Comercio el dia 23 de noviembre. Paralelamente, los miembros de acción del M-26-7 pintaron consignas revolucionarias en lugares céntricos de la ciudad, mientras un grupo bajo el mando de Aníbal Velaz y Aldo Margolles realizaba la audaz acción de introducirse en la armería de Melilla, ubicada en el edificio del Colegio de los Jesuitas y sustraer varias armas que necesitaban reparación.

En esos días estaban muy avanzados los planes en México para enviar una expedición armada bajo el mando de Fidel Castro Ruz. Numerosos miembros del M-26-7 cienfueguero habían recaudado fondos para financiar la preparación del grupo expedicionario. Igualmente desde Cienfuegos se coordinó con Melba Hernández y Haydée Santamaría el envió hacia México del ex oficial de la Marina de Guerra, Roberto Roque Nuñez.

Cuando la expedición del yate Granma parte del puerto de Tuxpan con dirección a Cuba, la jefatura del Movimiento 26 de Julio en Cienfuegos tiene adelantados los planes para secundar el desembarco. Los grupos clandestinos encabezados por Aldo Margolles Dueñas, Pedro L. Olascoaga y Francisco Escobar, entre otros, recibieron la orientación de mantenerse localizados para secundar una importante acción. También los marinos revolucionarios Santiago Ríos y Francisco del Sol, jefes del núcleo conspirativo del Distrito Naval del Sur, en Cayo Loco, recibieron esa orden personalmente de García Flores, el Coordinador del M-26-7 en Cienfuegos. En la mente de este jefe local y otros directivos del territorio villareño cobraba fuerza la idea de tomar el enclave naval de Cayo Loco y obtener las armas que necesitaban los luchadores clandestinos para apoyar los planes de Fidel y sus seguidores.

En la noche del 29 de noviembre llega el aviso mediante Raúl Coll y Miguel Merino de producir acciones en apoyo al plan, que tenía como centro el desembarco de los expedicionarios guiados por Fidel. En la casa de Efraín Barrios, en la calle Santa Clara entre Cid y O’Donell, se acuartelaron los dirigentes de la acción. El coordinador Rigoberto García, apoyado por Coll y Merino, quienes trajeron algunas armas, deciden poner en marcha el plan, que tenía entre otras misiones ocupar la emisora Radio Tiempo, para exhortar al pueblo a secundar el derrocamiento de la tiranía; tomar la PolicíaNacional y la Marítima; dominar el Ayuntamiento y otras dependencias gubernamentales; incendiar los locales de los periódicos La Correspondencia y El Comercio; cortar líneas telefónicas y eléctricas, para luego reagruparse en el local del Colegio Jesuitas. Sin embargo, en la propia madrugada del dia 30 de noviembre, el jefe de los marinos complotados comunica la imposibilidad de cumplir la misión de tomar Cayo Loco porque la tiranía había ordenado acuartelar sus tropas, aunque desconocían dichos conspiradores que se debía  a las noticias de los servicios de inteligencia batistianos sobre la expedición del Granma.  En esas circunstancias, los dirigentes del “26 de Julio” deciden continuar el plan de acción sin importarles la carencia de armas, aunque la mayoría no alcanzaron el éxito. Sin embargo, la prensa local  publicaría esa misma tarde el resultado de una de las acciones: “La habitual pasividad de Cienfuegos se vio alterada en la mañana de hoy … como consecuencia de ser incendiadas las bombas de dos empresas gasolineras a la entrada de la calzada de Dolores atribuyéndose el hecho a elementos revolucionarios…”. En efecto el grupo revolucionario integrado por Aníbal Velaz, Antonio Espino, Gustavo López, Rafael Betancourt y Humberto del Blanco, realizaron el sabotaje y luego marcharon hacia los Jesuitas, lugar designado para acuartelarse junto al resto de los miembros del M-26-7. Cuando llegaron al lugar estaban Merino, Coll y Margolles y otros jefes esperándolos. Ante la imposibilidad de continuar el plan de acción debido a la carencia de armas y la movilización de las fuerzas represivas de Batista se ordenó la desmovilización de los revolucionarios que se concentraban en los Jesuitas. La oportuna orden frustró el intento de los cuerpos represivos de capturar a los revolucionarios en ese lugar, que fue rápidamente rodeado y allanado en las primeras horas de la mañana.

La participación de los miembros del M-26-7 en las acciones de apoyo a la expedición organizada por Fidel desarrolladas en Cienfuegos, Palmira, Cruces y otros municipios villareños demostró la fuerza alcanzada por el movimiento revolucionario en Cuba.

*Historiador. Presidente de la UNEAC en Cienfuegos.

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Orlando García Martínez

Escritor, historiador y presidente de la filial cienfueguera de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC)

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