La validez del intento

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La universalidad de la literatura se construye desde lo local, lo pequeño, el micromundo del escritor que se convierte en el macromundo de sus lectores. Lo hizo Sillitoe con La soledad del corredor de fondo, Víctor Hugo con Los miserables, Aleksandr Solzhenitsyn con Archipiélago Gulag, incluso García Márquez con Cien años de soledad, porque el realismo mágico no escapa de los constructos sociales de sus autores, de las percepciones fronterizas que todos poseemos. El ambiente de postguerra, la Francia del primer tercio del siglo XIX, la represión estalinista en la URSS, el Macondo de los Buendía…cada libro recrea un universo único que nace desde lo originario y autóctono; pero no siempre ese componente particular de la escritura es manejado correctamente.

Con El juego de su innata crueldad (Ediciones Loynaz, 2011), el escritor pinareño y presidente de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba en Pinar del Río, Juan Ramón de la Portilla, hace un tratamiento de lo local que en algunas narraciones dista mucho de esclarecer y ubicar. Referencias a El Pavito, restaurante ubicado en la urbe vueltabajera, que hoy adopta otro nombre aunque los clientes siguen llamándolo como antaño, al cine Praga, al barrio marginal El Rancho, cuyo nombre oficial es Cuba Libre pasan casi desapercibidos por las historias y no resultan concluyentes ni aportan matices al contexto citadino.

Enmarcado en la generación literaria conocida como Los Novísimos, De la Portilla, escribe y concibe las temáticas referidas a la prostitución, la adolescencia,la crisis de los balseros, la lucha por la subsistencia, las UMAP, la homosexualidad…problemáticas vinculadas al acontecer político, social y cultural de Cuba que marcaron para siempre el imaginario de los insulares.

El predominio del empleo de la narración en primera persona posee cierto efecto testimonial y pondera al realismo como género primigenio de los seis cuentos que integran el cuaderno. El cubano será el protagonista aunque su presencia física no esté en la Isla: un cubano de escala en Nassau, otros en el preuniversitario, otro que escribe, otro impartiendo clases en los noventa, otro de viaje a España…

La intertextualidades evidente en este autor que emplea sus conocimientos como base para edificar mundos o condimentarlos; así, aparecen exordios del dramaturgo y poeta William Butler Yeats, de Octavio Paz y de Mishima, y referencias a obras de otros literatos como Kundera.

También asistimos a varios errores que responden más a elementos técnicos que a la propia trama; en el relato Cerca del continente aparecen códigos solo reconocibles por un lector cubano, además de mínimas distinciones entre los discursos de los personajes protagónicos. Un hombre y una mujer melodramáticos que poseen líneas discursivas semejantes, en ocasiones solo son distinguibles por las didascalias de las que no prescinde el autor. Aunque no existe un predominio destacable del empleo de un narrador entrometido y decimonónico, sí asoma particularmente “su oreja peluda” en este cuento. El empleo del omnisciente amerita un cuidado excesivo para no enturbiar la historia con sus parcialidades, con sus opiniones.

La prosa de Juan Ramón de la Portilla, según mis apreciaciones individuales, resulta densa, recargada y para nada remite a una economía del lenguaje adecuada a las temáticas que aborda.

Los 90 y la emigración como tópicos en el cuaderno son usuales. Estas narraciones reflejan, en cierta medida, la realidad social y psíquica de una época. Los motivos y las vías de algunos sectores de esa emigración asoman en viñetazos en Escala en Nassau y se hacen más fuertes en La primavera del Praga; donde desde la mirada de un profesor, revisitamos los sucesos de 1994, una oposición de matices meramente burocráticos y la presión gubernamental para que los llamados opositores se marcharan con la oleada de cubanos que se lanzaban al mar. El cine como institución y elemento lúdico (Praga) es solo un pretexto que une los diferentes planos donde se desenvuelven los personajes en el más logrado de estos cuentos.

El escritor ha pintado unas cuantas realidades nunca agotadas en el contexto actual, siempre ávidas de miradas profundas que nos acerquen más al hombre y menos al suceso. El autor lo intenta, la validez de esa intención dependerá de la postrera lectura que hagamos.

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Yadiris Luis Fuentes

Licenciada en Periodismo por la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca de Pinar del Río en 2015. Egresada en 2014 del XVI Curso de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz en el apartado de Literatura.

2 Comentarios en “La validez del intento

  • el 7 febrero, 2017 a las 11:28 am
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    Muchas gracias Pedro Luis por su comentario, independientemente de los criterios que existen en torno al empleo de temáticas gastadas, como periodista y alguien que humildemente lee considero que ningún tema es totalmente abordado, siempre el estilo que imprime el escritor a su obra marcaran la validez de las problemáticas que aborda. En el mundo de la literatura todo depende, al menos en cuestiones de tratamiento temático, del autor, del sello particular que le imprima a lo que hace, de su capacidad para comprender y llegar al lector.
    Las UMAP no son, en mi modesta opinión, un tema trillado, ningún proceso de tan amplia repercusión para sus protagonistas, la cultura y la sociedad cubana puede ser algo gastado, solo se precisan mejores maneras de presentarlo, tanto desde el periodismo como desde la literatura.

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  • el 6 febrero, 2017 a las 11:17 pm
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    Sobre La valides del intento, mi criterio es así, yo mismo escribí un cuento en el que presento a la umap como la cosa sordida que fue, pero me lo inspiró conocer a un señor en el año 2010 y trabajando yo en P. del Rio, que habia sido jefe de una de esas unidades, y nos hablaba con nostalgia del asunto y hasta con inocencia, a partir de esos digamos estatutos escribí mi cuento a manera de carta dirigida a un amigo, pero solo refiriendo la circunstancia de aquel hallazgo casi cuarenta años después de los sucesos. Ahora digo y se lo digo al más pinto de la paloma y al que se considere mejor narrador de esta insula, ya el tema umap está gastado, unicamente memorias de algun testigo directo, victima o victimario seria válido, como ficción a mi no me interesa. han pasado tantos años y tantas cosas sobre las que crear o recrear ficciones. Hay tantos enigmas, tantas inquietudes, tanta pluralidad, ?para que escribir de ago como aquello?. Saludos.

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