La tendencia al combo, la escasez y el regreso al comercio de trueque

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Poco a poco una figura cobra auge en el panorama comercial cubano: la venta por módulos o combos. Comenzó por las tiendas virtuales de la plataforma Tuenvío, pero se ha vuelto tendencia en otros sectores que comercializan productos de forma electrónica, y hasta en determinadas ventas físicas, donde suelen intercalarse artículos ociosos con otros de mayor demanda, para garantizar la salida de los primeros.

Como resultado de tal práctica, los consumidores terminan llevándose productos que no tienen interés en adquirir con tal de acceder a aquello que sí necesitan, trátese de un litro de aceite, una bolsa de leche en polvo, un paquete de detergente o una simple frazada de piso. Con lo que sobra, algunos proceden a la reventa pues, debido al desabastecimiento de las tiendas en CUP y la escasez, casi todo hoy tiene salida. Otros, sin embargo, apelan a cierto recurso que también se ha puesto muy de moda: el trueque o intercambio.

Con el incremento del acceso a la Internet, sobre todo a través de los datos móviles, cada vez resulta más común encontrar en las redes grupos creados para el intercambio de todo tipo de artículos, incluidos medicamentos. La más concurrida de todas es Telegram, en donde se organizan por provincias, al seguir, según parece, el mismo esquema de los canales oficiales de la plataforma Tuenvío.

Para hacerlo más funcional, es requisito en la citada network el uso de etiquetas: #intercambio, #doy, #quiero. Así gana visibilidad para el resto de los internautas, muchos de los cuales revisan a diario estos sitios en busca de aquello que les urge. Leen lo que hay y, si les interesa, pactan en privado con quienes proponen.

Hay de todo en esa viña. Lo mismo se dan artículos por otros de similar utilidad, que se ofrecen los cambios más impensables, con el único propósito de paliar las carencias del día a día, o para hacernos de algo que de otra manera sería imposible. Esta propia reportera ha acudido a tal proceder ante determinadas urgencias, leche en polvo o papel higiénico en primer lugar.

“#Doy crema para la piel, #quiero Azitromicina; #doy caja de cerveza de cristal de lata, #quiero pernil de puerco (18-20 libras); #doy acondicionador sedal óleo argán de 650 ml, #quiero aceite y picadillo”. Estos son algunos ejemplos extraídos del grupo de intercambio de Cienfuegos en Telegram. Semejantes proposiciones se ven en los del resto del país.

“Yo prefiero cambiar a vender. ¿Para qué quiero el dinero sin con él no puedo comprar lo que necesito? Cuando cojo un combo, por ejemplo, si trae un champú que no me sienta, trato de cambiarlo por el de mi preferencia. Si viene aceite, pero en ese momento tengo y me urge el detergente, pues también lo propongo. Así vamos luchando el día a día” comenta una cienfueguera.

En estos grupos suele haber reglas. Los trueques deben hacerse según los precios oficiales y se rechaza a los usuarios con claras intenciones de reventa. Sin embargo, el mecanismo no es tan simple como podría parecer, pues en el enrevesado universo comercial cubano no toda la mercancía tiene el mismo origen, y el valor de los productos varía en dependencia de dónde se adquirió.

Establecer un denominador común resulta más difícil ahora que la mayoría de las tiendas que antes operaban en el extinto CUC efectúan sus ventas en MLC. El problema surge cuando algún ventajista pretende fijar su propuesta a precio de mercado negro y que la otra parte deje la suya al monto oficial. Muchos cambios se frustran por esta razón.

Una vez más, las precariedades económicas, agravadas por el bloqueo impuesto por los Estados Unidos y el azote de la pandemia de la Covid-19, han hecho a los cubanos regresar a una práctica que data de la antigüedad. Lo asombroso ahora es que va alentada por los aires de modernidad que soplan desde el acceso a Internet y el comercio electrónico, sin olvidar la “combomanía” que, según parece, llegó para quedarse.

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Yudith Madrazo Sosa

Periodista y traductora, amante de las letras y soñadora empedernida.

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