La teleficción sajona: anverso y reverso de un fenómeno audiovisual (V Parte y final)

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Si de palpitaciones sociales reales podría hablarse habríamos de remontarnos a The Corner, luego a The Wire y a Treme y The Deuce (2010 y 2017, respectivamente, en HBO): siempre presente el nombre de David Simon. Al margen del texto fílmico documental de Spike Lee, no existe obra que ponga ahí, tan a la nariz, los resultados del crimen por abandono del gobierno norteamericano en Nueva Orleans antes y después del paso del huracán Katrina.

En el episodio 5 de Treme (serie-homenaje a ese vasto reservorio musical), Davis, uno de los personajes, canta un tema sobre la ciudad post-meteoro e improvisa en medio del número: “Y ahora tenemos a la gente de Nueva Orleans viviendo en bases militares y lugares asquerosos de Utah a Georgia. Y la gente en Washington hablando sobre mantener los complejos de viviendas cerrados. Sí, eso es, no quieren más gente pobre volviendo a N.O. Pero te digo una cosa, N.O sin gente pobre no es N.O, porque es la gente sin un lugar donde caerse muerta quien mantiene el ritmo, y sopla las trompetas y pisa las calles. Y ahora están aquí atrapados (…), shame, shame on you now, dubya”. Ahí justo radica parte del espíritu de la serie: vergüenza, asco, dolor y… música.

Por las angustias que enervan el subconsciente social estadounidense del más reciente periódico histórico de algún modo se preocupan ciertos materiales, verbigracia Lost (J.J. Abrams, Damon Lindelof, Jeffrey Lieber, 2004-2010, ABC). Empero, la más deconstruida muestra del decenio interesa mejor por constituir espejo de la reformulación dramatúrgica de las nuevas series y los cambios en su empaque, ritmo o expansión del repertorio argumental. A la manera de Prison Break, pero con mayor énfasis, apela a la estética de fragmentación del relato y al seguimiento al unísono de múltiples líneas narrativas, en lo que quizá sea su más visible punto de diferenciación con similares de etapas pasadas.

Se monta sobre varios planos narrativos donde el empleo del flash back y el flash forward se integra al presente con soberana naturalidad, en aras de justificar dramáticamente lo que está por definirse en el proceder de los personajes o en pos de entender sus motivaciones. Y también, a fin de diversificar en lo espacial al relato. Una concertación de neuronas en función de mantener en estado de desasosiego permanente al espectador a través de las constantes vueltas de tuerca y cabos sueltos que se nos vuelven a desanudar ante los ojos cuando ya los presuponíamos amarrados. No obstante, en la propia concepción de esta fórmula narrativa -acatada con posterioridad por otros creadores-, van contenidas las bases de su autoaniquilación.

Pues si bien Lost confiere relevancia al bordado psicológico de los personajes a la par que se ocupa de mantener el suspense y la acción, resulta tan acusado ese machacar en conseguir el factor sorpresa a ultranza, el intento de lograr un clímax (artificial a veces a todas luces) cada pocos minutos, la insistencia en epatar, en jugar constantemente la carta del golpe de efecto para desconcertar al público a como dé lugar, que abruma por su abuso.

Ese es su principal lunar, sin añadir la carga de reiteraciones en la cual incurre. Si por un lado acude mucho al factor ocultación de información, la sucesión de situaciones argumentales parecidas lastra un producto de entretenimiento recibido de buen grado por su notable hechura y carácter adictivo, mas al cual tampoco por ello precisa confundirse con el non plus ultra del seriado.

Pero el misterio de su isla y sus gentes nos siguen cautivando, como, un día, el de Laura Palmer, aquel abierto enigma lynchiano de Twin Peaks oloroso a futuro.

(Texto publicado originalmente en la revista El Caimán Barbudo. Fragmentos)

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

Un Comentario en “La teleficción sajona: anverso y reverso de un fenómeno audiovisual (V Parte y final)

  • el 27 diciembre, 2017 a las 8:54 pm
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    Saludos!!! Ciertamente hay mucha tela por donde cortar en cuanto a series anglosajonas…. Hay que perseguir el paquete, Netflix saca cosas muy interesantes… Mindhunter parece estar muy buena, David Fincher es su creador, la ponen ahora por programación de fin de año por el educativo a las 10 am…

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