La senda hacia Elantris

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Tiempo de lectura aprox: 3 minutos, 46 segundos

La literatura está repleta de ironías. Ya no basta con las que se imprimen; también están esas que se desconocen, que se evitan… Brandon Sanderson ha criticado fuertemente los cánones que rigen las novelas fantásticas actuales. Las reflexiones de este escritor estadounidense (Nebraska, 1975) sobre lo que catalogó como el Síndrome de Campbell (en referencia a Joseph Campbell, autor de El héroe de las mil caras) insisten en la importancia de salir del estancamiento en que se sume el género fantástico. Dicha inmovilidad se debe al estándar de que los héroes fantásticos deben seguir un camino y este recorrido se convierte en la trama de la mayoría de las obras. Si bien Sanderson no establece un viaje en su primera novela publicada Elantris (Editada por Tor Books, 2005), el final, de lo que es una novela originalísima, es una gota más en el mar de los happy endings.

Sanderson criticó un ladrillo de la pared y terminó colocando un ladrillo similar a los otros en el blanco de sus reparos. Raoden es el protagónico de Elantris y su búsqueda no lo lleva a recorrer millas de terreno, pero sí realiza un viaje del héroe y termina consiguiendo sus metas. Su camino está dentro de las paredes de Elantris, ciudad antiguamente habitada por dioses, y convertida después en una barrera entre la normalidad y la maldición. Evidentemente Sanderson no encontró la manera de escapar del arquetipo del héroe fantástico, y en su afán de evadirlo lo reprodujo.

El prólogo, poco convencional, del libro nos adentra en la ciudad:

Elantris fue hermosa, en otro tiempo. La llamaban la ciudad de los dioses: un lugar de poder, esplendor y magia. Los visitantes dicen que las piedras mismas brillaban con una luz interior, y que la ciudad contenía maravillosos portentos arcanos. De noche, Elantris resplandecía como un gran fuego plateado, visible incluso desde una gran distancia. (…)

Y cualquiera podía convertirse en una divinidad elantrina.

La Shaod, se llamaba. La Transformación. Golpeaba al azar, normalmente de noche, durante las misteriosas horas en que la vida se detenía para descansar. La Shaod podía tomar a un mendigo, un artesano, un noble o un guerrero. Cuando llegaba, la vida de la persona afortunada terminaba y recomenzaba; descartada su antigua existencia mundana, se marchaba a Elantris. A Elantris, donde podía vivir bendita, gobernar con sabiduría y ser adorada por toda la eternidad.

La eternidad terminó hace diez años.

Después de eso no hay que decir mucho de los antiguos elantrinos y sí del fin de esa “eternidad”. Hace diez años la magia se esfumó y los rasgos distintivos de los ciudadanos de Elantris mutaron: los plateados cabellos cayeron, la piel se llenó de manchas y fue arrugándose, el corazón cesó de latir, el hambre se multiplicó, las heridas nunca cicatrizan y el dolor derivado de ellas condujo a muchos a la locura. Los poderes también desaparecieron y la ciudad se convirtió en un sitio de hacinamiento para quienes padecían la Shaod.

Contrario a la evolución de los personajes que transitan el camino del héroe, en esta historia las virtudes iniciales de los protagónicos son las que resuelven las diferentes problemáticas. No hay evolución, no hay crecimiento, quizás porque ya ese crecimiento sucedió antes y lo que nos presenta Sanderson está totalmente moldeado.

La construcción de personajes no es tal vez el punto fuerte de la novela. Por eso son más verosímiles los antagónicos como Dilaf y Hrathen que Raoden y Sarene. Raoden es optimista hasta el cansancio, amado por todos, algo insulso por su perfección, en cambio Sarene simboliza la mujer astuta, vivaz, decidida pero a la vez temerosa de agradar, de ser admitida y no marginada; una construcción estereotipada de la mujer, que incluso siendo decidida e inteligente debe ser forzada por la sociedad para ocupar el supuesto lugar que le corresponde dentro de una urna de cristal.

Arelon es un país en decadencia, con un sistema de liderazgo basado en las riquezas acumuladas y que somete a los más desposeídos. Raoden, antes de ser abrazado por la Shaod, era el príncipe heredero. El descubrimiento aparece días antes de su boda con Sarene, princesa de Teod. El matrimonio con fines políticos no logra realizarse y el padre de Raoden, Iadon, simula los ritos fúnebres por la “muerte” del hijo. Sarene se convierte, gracias al tratado matrimonial, en princesa del otro país que junto al suyo, se opone a la supremacía de la religión del Shu-derethi.

El antagonista, porque no puede haber fantasía sin enemigos, es precisamente el gyorn Hrathen (sacerdote de alto rango), representante del Imperio de Fjorden para convertir a Arelon al Shu-derethi en solo tres meses, periodo en el que debe conseguir sus propósitos o el país será devastado.

La tensión política-religión con Elantris y su inminente salvación o desaparición como eje, trae a otro personaje a escena: Dilaf será una de esas sorpresas gratas de la novela, un giro impresionante que hará más interesante el desenlace de la trama.

La novela funciona como crítica también a la fe. Hrathen es altamente metódico y calculador, cada una de sus acciones se cimenta en la lógica. A lo largo del libro descubre que su fe está demasiado dañada como para recuperarla. Este cambio de perspectiva, junto al amor que llega a sentir por Sarene, quien siempre se le enfrenta, cataliza sus fuerzas en ayudar a Sarene casi al final de la historia. De los personajes protagónicos es el que más evoluciona durante la trama.

Estamos en presencia de un volumen fantástico donde la religión y las pugnas políticas son más importantes que la acción y la magia, aunque las últimas páginas estén cargadas tanto de una como otra. Es Elantris un tapiz tejido meticulosamente para no hartar y, a pesar de las casi 800 cuartillas, el hilo de la trama envuelve al lector.

Los aones, son el centro del sistema mágico urdido por Sanderson en esta obra en específico. Proveían el poder de Elantris. Figuras, algunas veces, simples y otras con mayor nivel de complejidad trazadas por los elantrinos en el aire y de las cuales se desprendía luz. Cada aon tenía una función diferente, todo un abanico de funcionalidades curativas, de transportación, creación, iluminación…hace una década los elantrinos perdieron la capacidad para dibujarlos hasta que Raoden comienza un estudio detallado que develará las razones de la maldición y la revertirá, sin ahogarnos entre poderes.

Elantris, es una novela que le ha granjeado a Sanderson muchos adeptos, las ventas lo confirman. Sin embargo toda obra humana es perfectible y Elantris necesita un soplo de humildad para serlo. No importa las calamidades de la maldición, algo en el libro grita que el final será feliz y eso también es parte del estereotipo.

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Yadiris Luis Fuentes

Licenciada en Periodismo por la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca de Pinar del Río en 2015. Egresada en 2014 del XVI Curso de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz en el apartado de Literatura.

5 Comentarios en “La senda hacia Elantris

  • el 15 junio, 2017 a las 8:28 pm
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    Elantris… más de lo mismo.Excelente crítica!!!

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  • el 15 junio, 2017 a las 10:00 am
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    Sanderson fue para mí una revelación a partir de su aclamada saga Mistborn o Nacidos de la bruma. Luego devoré con avidez las 2 entregas publicadas hasta ahora de El Archivo de las Tormentas. Creo que después de leer tus líneas tengo que leer Elantris. Gracias por tan buen material.

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    • el 15 junio, 2017 a las 1:20 pm
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      Muchas gracias Roberto por comentar y sí deberías leer Elantris porque es el inicio de la carrera de Sanderson y creo que es una lectura entretenida en extremo.

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  • el 7 junio, 2017 a las 12:23 pm
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    Magnífica y arriesgada crítica. Me encantó la manera en que expones las debilidades en esta historia de Sanderson, contando conque pocos en la actualidad se atreven a ello; puesto que el autor está marcando, desde hace buen tiempo, “tendencias” en la literatura dentro del género fantástico. Este punto de vista siempre es refrescante y bien recibido. Felicidades y gracias.

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    • el 7 junio, 2017 a las 4:30 pm
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      Gracias por comentar y por los elogios.

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