La salud sube y baja montañas

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Una de las propuestas más seguida por los delegados al IV Evento Nacional Por los caminos de la salud fue precisamente la del cienfueguero Omar Suárez Alba, director del Policlínico Universitario ubicado en la localidad serrana de San Blas, a los pies del macizo del Escambray perteneciente a Cienfuegos. Además de la relevancia y el impacto de sus resultados impresionó la organización de su área de salud en pos de elevar la calidad de la atención primaria en esa zona.

Después de intercambiar experiencias con los diversos científicos del país, Omar, acude al llamado de la prensa. Al decir de él siempre anheló vincular su ciencia con la de los más intrincados. “Prefiero el olor a tierra y el rocío de las mañanas”, asegura antes de iniciar la conversación.

Una vez encendidas las grabadoras comienza a explicar sobre las características de la instalación que dirige.

“Es un policlínico que no fue reparado mediante inversiones de la Batalla de Ideas, sino por el esfuerzo propio de la provincia. Y hemos tenido muy buenos resultados este año. Tenemos indicadores que sobrepasan lo esperado. El personal de la instalación se siente comprometido con su labor y a la vez reciben el cariño de los pobladores”.

Sin embargo, para los que casi nunca visitan la región montañosa resulta imprescindible conocer el modo en que se traslada la salud pública a estos asentamientos.

“Llega a través de diversas vías, pero lo esencial es que hoy hemos capacitado a personas de esas localidades montañosas para que funcionen como personal médico. Nuestros doctores, enfermeras, estomatólogos, tecnólogos, farmacéuticos viven en esas comunidades. Es la única manera de ofrecer salud y con calidad. Constituye la estrategia más acertada para brindar un servicio constante y mejor. También incluimos en el sistema de salud de la montaña otros servicios que no llegaban a la comunidad por problemas objetivos. Como es el caso del óptico, optometría, estomatología, rehabilitación integral, que son propios de policlínicos. Uno de los avances radica en que hemos descentralizado estas asistencias y los diferentes consejos populares cuentan con ella”.

A modo de explicar la composición de su área de Salud, insiste en la necesidad de comprender la estructura social de la región montañosa.

“Atendemos cinco consejos populares, de ellos dos pertenecen al Plan Turquino, El Sopapo y Cuatro Vientos. Los otros son Camilo Cienfuegos, La Sierrita y Arimao. Equivale a que prestamos asistencia a 11 mil 300 habitantes. Cada consejo tiene una cantidad de consultorios médicos de la familia, que hoy están distribuidos o divididos por categorías.

“Están los categorías uno, que de forma permanente cuentan con la presencia de un médico, su enfermera y el farmacéutico de la comunidad, nos referimos a los del Plan Turquino Manatí en este caso. Incorporamos a este equipo al trabajador social, al rehabilitador, al grupo de atención y promoción a la salud. También están los categorías 2 y 3 que permanecen vinculados al policlínico”.

Con orgullo y satisfecho por el trabajo de todo un año comienza a enumerar los servicios que presta la instalación sanitaria.

“Suman aproximadamente 22. Tenemos una sala de hospitalización con 14 camas. Además de contar con el de urgencia, donde se han atendido en lo que va de año a más de 9 mil pacientes, existen los de genética, estomatología, alergia, oftalmología, salud mental, fisioterapia, medicina tradicional, ultrasonidos y otros. Y practicamos la cirugía menor para evitar el traslado de pacientes a la atención secundaria”.

Entonces se impone intercambiar sobre la manera de evaluar los problemas de las comunidades: “Nosotros realizamos un análisis de la atención primaria en las regiones que pertenecen a nuestra área y eso también lo hacen los profesionales de cada consejo popular.

“Y sobre esa base proyectamos el trabajo. Por eso es vital captar los problemas de salud que afectan a los distintos pobladores. Sin una investigación a fondo del lugar y de las peculiaridades de la población no podríamos tener éxito con la comunidad. Recordemos, que las características de esta población son diferentes a las de las ciudades y por tanto la prevención sería el eslabón que nunca puede fallar. Estamos, como promedio, a más de medio centenar de kilómetros de los hospitales, de ahí que educar a la población resulte primordial”.

Una de las iniciativas que según el propio Omar desarrolla el personal docente y médico del policlínico es el pesquisaje de pacientes con enfermedades renales.

“También nos unimos a la Campaña Nacional Permanente por la Salud de los Riñones. Ahora estamos evaluando a las comunidades de difícil acceso. Para eso capacitamos a todos los promotores y al personal médico sobre los factores de riesgos y las características de la patología. Hasta el momento los resultados indican poca incidencia, pero sí tenemos múltiples casos de diabetes e hipertensión. Y hay que tenerlas controladas pues podrían desencadenar en enfermedades renales crónicas.

“Aunque de modo general y a través de la evaluación de salud hemos podido identificar algunas otras enfermedades que son típicas de estas comunidades. La principal es el parasitismo intestinal, todo viene dado por la situación del agua, el contacto directo de la mayoría de la población con la tierra, también las estructuras de las viviendas y costumbres que favorecen la propagación del parasitismo.

“Pero ya estamos actuando en la eliminación de este fenómeno. Hay que hacer un trabajo conjunto, no es solo de los médicos, sino de los promotores, la comunidad y las distintas organizaciones de masas”.

Convencido de que la labor de estos profesionales de la salud empieza en el nacimiento de un niño, en el cuidado de los jóvenes y adultos, en la atención a los de la tercera edad, se echa a andar Omar. Las montañas le aguardan, está vez no para erradicar enfermedades curables, sino para conservar uno de los derechos más elementales del ser humano: ser atendidos con calidad.

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Zulariam Pérez Martí

Periodista graduada en la Universidad Marta Abreu de Las Villas.

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