“La poesía femenina debe denunciar la opresión contra ese sexo”
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“Un pájaro pasó entre ambos. Entre el papel lijado y la letra que se posa en el blancor. Nada puede leerse en la fuga del sentido. Lo desaparecido: un punto, el fulgor apagado que fue. Algunos signos sobreviven: impalpables, subjetivos, enardecidos por el ansia. Sustraerse del sentido. Sustraerse del papel. La figura flota, segura no, más incierta que la nada. Rezuma lo indecible para quien no quiere ver. Más lejos que más lejos la aproximación es un tanteo de insensatez”.
Desaparecido, el anterior y precioso poema del libro La noche es otra luz (2018), fue escrito por la poetisa Áurea María Sotomayor (Puerto Rico, 1951), la autora de poemarios como Diseño del ala, Cuerpo nuestro o Chuvento lengua secreta, quien accede a conversar con 5 de Septiembre.
Justamente, de la poesía que se elabora ahora en las Américas (la autora vive y hace su labor intelectual en EE.UU.), ¿cuáles vertientes le interesan más?
“Me interesa fundamentalmente la obra elaborada por mujeres. Es mi espacio dilecto, puesto que resulta muy importante la presencia de la voz del sexo femenino en la poesía. Y escuchar, leer e interpretar esa voz.
“Creo que ellas pueden aportar mucho desde el punto de vista de expresar poéticamente el hecho de la cotidianidad, en tanto son sus dómines, maestras, manejadoras. Como también tales autoras deben ser instancia esencial en la denuncia constante de la opresión contra ese sexo”.
A propósito, ¿qué juicio le motivan movimientos desarrollados en su país de adopción recientemente como #MeToo y Time’s Up? ¿Subyace la intención real de emancipar y reivindicar, o predomina lo políticamente correcto y el llamado postureo?
“No, estas corrientes han de leerse en tanto vías que la mujer ha encontrado en ese difícil espacio de legitimar su capacidad y obligación de manifestarse contra la humillación sufrida a lo largo de la historia; no solo en Hollywood”.
Los espacios urbanos constituyen otro vector temático que atraviesa parte de su obra
“Dicha atracción parte esencialmente de la razón de que en la ciudad estamos expuestos a una serie de problemas, los cuales precisaremos enmendar de alguna forma. Y a través de la poesía como género parlante podemos trabajar, también, en tal enfile. Me decanto además por las yuxtaposiciones que pueden registrarse entre el espacio íntimo privado y el colectivo”.
Usted desarrolla una intensa vida intelectual y creadora en los Estados Unidos, vinculada además a la crítica y el magisterio.
“Bueno, la vida me condujo en tal dirección luego de doctorarme en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad de Stanford. Soy catedrática de dicha especialidad en la Universidad de Pittsburgh y afiliada, entre varios movimientos, al Programa de Género, Sexualidad y Estudios de la Mujer.
“En tanto ensayista y profesora, me nutro —casi como herramienta indispensable— de la crítica literaria, la cual me ayuda mucho en ambos campos”.
En 2011, el Fondo Editorial Casa de las Américas editó Red de voces (Poesía puertorriqueña contemporánea, 1950-2010), que se encargó de antologar.¿Qué representa la institución continental para usted?
“Un instrumento básico de unidad entre los pueblos. Este premio permite diálogo entre los escritores del continente, un espíritu de solidaridad y la oportunidad riquísima de relacionarnos con Cuba.
“El hecho de que concursen diferentes países, del Cono Sur, Centroamérica y el Caribe (zona esta muchas veces marginada dentro de las antologías continentales) en un solo premio nos da la posibilidad de ver todas las vertientes que se están verificando actualmente en la creación; todos los temas y voces”.
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