La mujer del animal

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Evaristo (es un nombre ficticio) está casado desde hace quince años con una mujer, Xiomara (tampoco existe esta persona), quien, tristemente, se “acostumbró” a los golpes del hombre, cada vez que este se enojaba porque algo le salía diferente al modo cómo él pensó, o porque ella hacía o decía algo que le disgustaba.

La víctima de esta historia que, no con los mismos nombres pero sí con las mismas características sucede de forma más habitual de lo creíble, no superó el gran reto de toda mujer blanco de la violencia doméstica, consistente en separarse después del primer maltrato físico, y con el tiempo dejó pasar más y más, y quiso creer que las trompadas eran “normales”.

Al cabo de los años, el destino la ayudó, si pudiera así decirse, cuando al abusador lo enviaron a un trabajo en un lugar distante, del cual solo retornaba a su casa cada dos o tres meses. Hasta hace tres semanas.

Ahora el hombre se encuentra en reclusión hogareña, debido a la pandemia que azota al planeta, y, enfurecido, la ha cogido de nuevo con la infeliz, quien se debate entre pensamientos tortuosos durante cada minuto de su existencia.

Estos cobardes me recuerdan, inevitablemente, al protagonista de esa crudísima y extraordinaria película colombiana de Víctor Gaviria titulada La mujer del animal, el relato, basado en hechos reales, de Amparo, una joven sumisa, que al tratar de escapar de su colegio de monjas, cae en las manos de “el animal”,  hombre abusador y violento, quien sin contar con su aprobación la convierte a la fuerza en su esclava. Encarcelada y objeto de castigos constantes,  se aferra al amor por su hija y al deseo de construir un nuevo camino; sin embargo su fortaleza y dignidad no son suficientes para enfrentar a su cruel cónyuge.

Y los cobardes, como el antes referido Evaristo y el “animal” del filme suramericano, se ceban cuando están dentro de cuatro paredes. Aunque el personaje de la película sí era un asesino despiadado también en el exterior, en la vida real quizá muchos de estos abusadores no le levanten la voz a nadie en la calle; no obstante hacen de la agonía eterna de sus compañeras la razón de vivir de quienes acaso no debieran vivir, con el perdón divino ante semejante sacrilegio.

Es una hora aciaga para la mujer abusada, de Cuba y del mundo.

El animal está enjaulado por consecuencia de la enfermedad global y proyecta su frustración sobre el rostro, la espalda o el cuello de quien, inocente, un día creyó en su amor.

A tal punto ha llegado el abuso universal a la mujer en tiempos de coronavirus, que António Guterres,  secretario general de la ONU, debió condenar de forma oficial el repunte de los hechos de violencia de género que se está experimentando a nivel mundial, en medio de las medidas de aislamiento social ocasionadas por la pandemia.

A través de un comunicado difundido este domingo 5 de abril, Guterres llamó a los gobiernos de todo el mundo a adoptar medidas para frenar el incremento del fenómeno.

“Sabemos que los confinamientos y las cuarentenas son esenciales para reducir el Covid-19. Pero pueden hacer que las mujeres se vean atrapadas con parejas abusivas”, señaló.

“En las últimas semanas, con el aumento de las presiones económicas y sociales y del miedo, hemos visto un estremecedor repunte global de la violencia doméstica (…) Por ello, insto a todos los gobiernos a que la prevención y la reparación en los casos de violencia contra las mujeres sean una parte vital de sus planes nacionales de respuesta contra el Covid-19″, expresó el secretario general.

De acuerdo con un despacho de Telesur, según cálculos de la ONU, existen países en los que se ha duplicado el número de casos de violencia de género después del inicio de las medidas de aislamiento social.

Por ello, Guterres instó a los Gobiernos a que la persecución judicial de estos hechos no decaiga en la coyuntura actual, subrayó el reporte de la citada cadena.

“Juntos podemos y debemos prevenir la violencia en todas partes, de las zonas de guerra a los hogares de las personas, mientras trabajamos para vencer a la Covid-19”, consideró Guterres.

Ojalá.

 

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Julio Martínez Molina

Licenciado en Periodismo por la Universidad de La Habana. Periodista del diario 5 de Septiembre y crítico audiovisual. Miembro de la UPEC, la UNEAC, la FIPRESCI y la Asociación Cubana de la Crítica Cinematográfica

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