La montería o los restos de manjares fugaces (de la serie, Diario de una ama de casa)

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Para hacer una cena decorosa de 31 de diciembre, se echa “palante” todo cuanto tenemos ahorrado. No puede faltar el asado de cerdo, la yuca con mojo, el congrí y una buena ensalada en la que resultan imprescindibles la lechuga y los tomates.

Pero mientras se espera por la comida, invitados y anfitriones no vamos a estar con la boca abierta; bueno, pues se impone elaborar una ensalada fría y esa también lleva componentes que son caros y deficitarios hoy día, como el aceite para la mayonesa, que se encuentra “secuestrado” de la red comercial quien sabe y los girasoles han sido invadidos por una plaga a nivel global, digo yo, coditos, jamón, piña...

Con los huesos de la carne y algún “muslito” de pollo excedente, hacemos una caldosa y entonces sí que el menú está completo. Los dulces caseros son otro elemento indispensable. Es tradición en muchas familias cubanas, sobre todo, del campo en casa de mis abuelos paternos era tradición, hacer una cena de postres: casquito y mermelada de guayabas, cascos de toronja o naranja, dulce de coco en almíbar, buñuelos, trozos de papaya, verde o madura…, acompañados con una lasquita de queso, si blanco criollo prensado en casa, mejor.

Ah, pero cuando pasamos al Año Nuevo, la tradición nos dicta hacer un “recuento” para los días que siguen. Y eso se traduce en usar todo cuanto ha quedado en interés de subsistir los siguientes, cuando ya de todos los manjares fugaces del 31, quedaron convertidos en poquitos en las cazuelas, esos “restos” a los cuales llamamos: montería.

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Y si de la yuca con mojo de Nochevieja lo que queda son “restos de humedad”, parafraseando a Pablo, el resto se fríe y también se aprovecha. /Foto: mundorecetas.com

Y cuando hemos desembolsado el efectivo y hasta roto nuestras alcancías, sabemos que es preciso sacarle el máximo a lo restante. Los huesos que quedan se congelan para futuros caldos, ese saborcito del asado le da un toque especial a la caldosa; la carne se hace con arroz o simplemente se recalienta con limón y cebollas; se fríe la yuca; y lo que quedó de la ensalada fría, batido con mayonesa, se convierte en una exquisita pasta para comer con pan o galletas, esa harina de trigo amasada y horneada que, poco a poco, regresa a nuestra cotidianidad.

No quiero hablar de precios para no aguar la fiesta, en definitivas el tema va de montería, y ese es un recurso de cultura, costumbres y tradición, pero también de mucho ahorro. Y este año en Cienfuegos tuvimos una maravillosa Feria de 30 de diciembre que nos permitió acceder a productos un poco más baratos. Hasta el mojo que le agregamos a la yuca y al asado, se guarda en un pomito en el congelador, que al pasar los días sabe a gloria cuando la ama de casa, esa maga de las cocinas, saca su varita mágica, toca el refri y comienzan a salir de allí poquitos de esto y de lo otro, “escombros” con los cuales hacer un arroz amarillo y hasta vianditas y mazorcas de maíz tierno, excedentes.

En medio de este comentario tengo que hacer un alto y declarar que, no tienen que ser las mujeres las dueñas de la cocina, también lo son los hombres de casa, porque muy a pesar de que todavía vivimos en Cuba los rezagos de una sociedad patriarcal, son muchos los chef de cocina que en la familia cubana se encargan de atender el “laboratorio”. Que conste y quede impreso, para que ningún feminista salga en defensa. NADIE ha dicho que la mujer tiene obligatoriedad con los deberes domésticos, lo de ama de casa es genérico, ahora que la Real Academia de la Lengua Española ha hecho sus “arreglos” y puesto en su sitio el LOS y LAS.

Volvamos a la montería, el recalentado que nos ocupa y que produce cierto estado eufórico de solo entrar en la cocina y encontrar las cazuelas grandes, esas que se usan en ocasiones especiales, con yuca, carne, congrí, y caer en cuenta que por dos o tres días tendremos a los manjares fugaces de visita.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

2 Comentarios en “La montería o los restos de manjares fugaces (de la serie, Diario de una ama de casa)

  • el 4 enero, 2019 a las 11:46 am
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    En la entrada de la playa de Las Tetas de Tomasa vertieron una gran cantidad de cabezas de cerdo, saque usted sus propias concluciones……… sin mas comentarios, solo visite el lugar los que de una forma u otra tienen que ver con el no aprovechamiento del producto ó alguien que le duela al igual que a mí……….

    Respuesta
    • el 4 enero, 2019 a las 2:42 pm
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      Si las autoridades leyeran el sitio web de su periódico que bueno sería, entonces los periodistas podrían escribir, informar, entretener como dicta la pauta, y no serían policías, inspectores, representantes de todo y todos; si alguien cumpliera con sus funciones… Porque cada vez que leo eso de “vaya para que vea”, como si fueran los periodistas extraterrestres y no seres humanos, comunes mortales que caminan y padecen junto a los más comunes… este comentario no va de costumbrismo? y? …
      pasaremos su información, gracias por leernos y comentar

      Respuesta

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