La luz en la oscura profundidad de su maestría

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Hace años les pedí que me enseñaran a percibir el mundo como los ciegos, porque ingenuamente pensaba que podía alcanzar su destreza para escuchar, olfatear, palpar la vida. Quería cronicar la increíble capacidad que Alexis y Andrés —su compañero de la sala especial para personas con discapacidad visual, en la Biblioteca Provincial Roberto García Valdés—, tenían, uno para aprehender el mundo virtual de la computación, el otro para escribir poesía sobre la naturaleza de la que no poseía recuerdos visibles.

Se esforzaron, pero no logré concentrarme en las sutilezas de la oscuridad, ni que mis dedos tradujeran aquel alfabeto rugoso.

Alexis reía con mis torpezas.Terminó por leerme en braille a Helen Keller*, y comprendí que estaba incapacitada para entender cómo “veían” los ciegos, sencillamente porque ellos se aferran al mundo a través de experiencias y sensaciones sonoras y táctiles que los videntes no sabemos asir, y mucho menos en aquel intento de crónica.

Desde entonces, —hace una década—, aquel muchacho no ha dejado de asombrarme. De año en año me llama para confíarme sus hazañas, invitarme a compartirlas. En 2010, cuando se graduó como Licenciado en Estudios Socioculturales, —y una misión en el exterior me impidió disfrutar de su defensa—, o cuando impartió su primera clase a jóvenes que estudian Defectología, y les hizo entender que para serlo, deben saber guiar a un ciego, comprender sus formas de percepción, y por eso les completa su formación con braille y técnicas de orientación y movilidad.

También me contó su idea de que niños videntes del círculo de interés Patio Verde, enseñaran a los débiles visuales y ciegos complejos términos como medio ambiente, contaminación, ecosistema, o endemismo, mientras les “mostraban” el espectáculo de la naturaleza que les rodea.

A finales de 2016 me anunció la última de sus proezas: “Rubia, —como me llama con enigmático desenfado, y sin equívocos desde que me oyó por vez primera—,  estoy terminando mi tesis de maestría. Te invito para que me veas discutirla”.

Y por esos entuertos del destino tampoco pude asistir, —si bien argüí de todo para regresar antes de la fecha, trabajé hasta el desvelo en mi encomienda en La Habana, hasta marqué en la lista de espera—,  me perdí nuevamente su ejercicio de voluntad y denuedo.Pero Ale no me lo reprochó.

Más de tres años, cuatro módulos: currículo, Sociología, Tendencias pedagógicas, Epistemología, Cultura organizacional, Metodología de la investigación, numerosos cursos, tuvo que vencer hasta su tesis: La inclusión social de los escolares con discapacidad visual, desde la Biblioteca Provincial,

“Ha sido cómoda. Cómoda, —replica de inmediato, al advertir no se cómo en un mohín, o tal vez en mi tono, la duda—, claro, con sus adversidades, sobre todo por la tecnología, porque tengo máquina en la Sala Especial, pero para reafirmar los conocimientos y hacer el aporte que uno desea, es más fácil tener una en la casa, e Internet, que no poseemos ni en la propia Biblioteca, y tuve que tocar muchas puertas”.

Hasta que se convirtió en noticia. En el registro de la más reciente graduación de posgrado de la Universidad de Cienfuegos, Alexis Sarría Gazcón figurará como el primer ciego en alcanzar el título académico de Master en esta provincia.

”Fueron pruebas duras, la primera en la defensa, concebida como una clase abierta para todos los alumnos y profesores, a teatro lleno. La otra en que yo mismo tuve que pasar mis diapositivas, un señalamiento que me habían hecho en la predenfesa, y que pude vencer”.

Nunca le he oído lamentarse o decir no puedo. A pesar de que el mundo está hecho a imagen y semejanza de los videntes y no igual a oportunidades: “sueño con que no hay tabúes para que los niños con discapacidad visual disfruten el patrimonio, en un museo, en una galería de arte, porque a veces educación no te da permiso para llevarlos, además de que los especialistas de esas instituciones no siempre están preparados para describirles, comunicarles, algo que mis niños del círculo de interés sí saben hacer”. Y por eso Alexis no ceja: la inclusión es posible. Él es la prueba.

“¡¿Doctorado?! —Rie. Esas son palabras mayores, rubia. Pero si no tuviera esas barreras con la bibliografía, si tuviera una computadora y alguien que me apoyara, yo la hago, porque el que quiere, puede, ese un lema para la inclusión”.

Cuando nos conocimos, me confesó que siempre había ansiado conducir un ómnibus, porque desde los cuatro años el glaucoma congénito solo le dejaba sentir el ruido de los motores en el taller donde trabajaba su padre, mientras el pequeño se imaginaba, manejando una guagua por la doble vía. ¡Hay que ver sus carcajadas al contarlo!

Diez años después, me atrevo a imaginar, como él, que eso sería posible. Por ahora, en este otro camino que le reservó la vida, Alexis volvió a ser la noticia.

*  Fue una escritora, oradora y activista política sordociega estadounidense. A la edad de un año y siete meses, sufrió una grave enfermedad que le provocó la pérdida total de la visión y la audición.

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4 Comentarios en “La luz en la oscura profundidad de su maestría

  • el 24 mayo, 2017 a las 12:34 am
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    Prueba de que las discapacidades no son un freno para personas como A.que desafió todo para ponerse en la cima de la victoria Dios lo bendiga.

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  • el 11 mayo, 2017 a las 6:37 pm
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    De parte de Alexis, Sarría: Estoy agradecido por el excelente artículo, que le da fuerza y ánimo a todas las personas que luchan por la inclusión social de las personas con discapacidad. Y gracias a la profe Esperanza y a las demás personas que han leido el trabajo.

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  • el 8 mayo, 2017 a las 7:21 pm
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    Felicitaciones para Alexis por su éxito y para Ismary, excelente cronista que hace que quienes hoy estamos cumpliendo tareas lejos de nuestra querida Ciudad del Mar, pero conocemos a Alexis y formamos parte de esa comunidad universitaria que lo gradúa con un título académico, disfrutemos su triunfo y el de la Educación Superior Cubana. Enhorabuena, esa es mi Cuba adorada!

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  • el 8 mayo, 2017 a las 8:26 am
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    Qué buena noticia!!! Alexis es el esfuerzo hecho persona, sencillo, humilde, cienfueguero… enhorabuena para este activista de la cumunidad de ciegos que no ceja en su empeño de hacer y hacer. Excelente trabajo Ismary

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