La historia no contada de un contagio en Cienfuegos

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Franklin, paciente recuperado de la COVID-19, cuenta a 5 de Septiembre, sobre aquellos días en que el SARS-CoV-2 puso su vida al revés, y sintió temor por su familia

Franklin Mariño Mompié recuerda como en una secuencia en cámara lenta, el día cuando le confirmaron como positivo a la COVID-19. Sintió mucho miedo y no lo niega, pero también respiró tranquilo, con confianza, viendo cómo todos en derredor se movían en pos de su salud y su vida; entonces, junto al miedo, experimentó una sensación de confianza. Cienfueguero, trabajador de la Comercializadora de la Refinería de Petróleo, nos cuenta su historia.

“Unos días antes había estado compartiendo con unas amistades italianas; ya me encontraba en aislamiento, cuando el 24 de marzo me dieron la noticia de que era positivo. Mi mayor preocupación era la familia, sobre todo la vieja; cuando supe que eran negativos me sentí muy aliviado.

“Tuve algunos síntomas, los primeros días, estando ingresado; el día antes del resultado del segundo PCR me dio una fiebre altísima, yo creo que era el nerviosismo, porque de ahí dependía el alta del hospital militar de Matanzas, pero pasó, y la prueba dio negativa. Yo creo que era la ansiedad por regresar a la casa”.

Le cuento a Franklin el debate que se vivió por aquellos días en las redes sociales, cuando al compartir nuestras informaciones, las personas querían conocer quiénes eran los contagiados, sus direcciones y hasta los nombres, y los periodistas esforzándose por balancear las opiniones, de explicar que se trataba de la privacidad de los pacientes.

“Algunos hasta comentaron que había muerto—me dice y sonríe, aunque su sonrisa se vuelve más un rictus de tristeza—, pero los entiendo; se trataba de los primeros casos, los primeros días de una enfermedad de la que se sabía poco; la gente tenía mucho miedo. Pero siempre se me trató con mucho respeto; por vez primera hablo con un periodista, y es un acto voluntario. Nadie tiene que sentirse preocupado; la responsabilidad de quienes recogen los contactos y sospechosos es muy grande, nadie quedará nunca a la deriva, aunque sea un momento difícil, es por nuestro bien, y el de todos los que nos rodean”.

De pronto los ojos claros y profundos de Franklin se tornan más claros y brillosos, y me dice: “Ahora mismo vengo de terminar un turno de trabajo, mis compañeros se han portado muy bien y eso es importante en la recuperación, nunca me rechazaron; y quiero agradecer a los médicos que allá en Matanzas, cuando llegué, solo y preocupado, me acogieron y atendieron, a Frank y a Ernesto, los nombres que recuerdo, pero son muchos más. Les quiero decir GRACIAS, y que acá en Cienfuegos, frente al Costa Sur, tienen a un hermano; pueden venir cuando quieran, esta también es su familia”, sentencia.

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Magalys Chaviano Álvarez

Periodista. Licenciada en Comunicación Social.

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