La “Heroína de la Eide”

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Desde el 22 de marzo y hasta hace muy pocos días, la Eide Jorge Agostini Villasana, de Cienfuegos, transformó su rol para convertirse en Centro de Aislamiento para personas sospechosas de contagio con la Covid-19. Muchos de sus trabajadores asumieron sin reparos la nueva e importante tarea. Y una mujer se agenció el calificativo de “la Heroína de la Eide”.

Marisol Garrido estuvo presente desde el día en que la escuela deportiva comenzó a prepararse para servir como centro de aislamiento de personas sospechosas del nuevo coronavirus.

Durante la nueva misión, siempre se mantuvo en lo que allí se llamó la zona roja, planta alta habilitada para la estancia de los pacientes. Al frente de otras ocho mujeres, Marisol se entregó a las labores de limpieza y pantry, por lo que en todo momento estuvo en contacto directo con los posibles enfermos.

“Mi primer temor fue al informarle a mis compañeras la tarea que nos habían encomendado. Traté de ser lo más transparente posible, aclarando los riesgos, pero también la importancia de la necesaria misión. Todas teníamos miedo al inicio, no podemos negarlo”.

Muchas fueron las vivencias que ahora recuerda con satisfacción.

“Aquí creamos una verdadera familia, y en todo momento primó el esfuerzo colectivo. Además de nuestros quehaceres habituales, también tuvimos que transmitir confianza, cariño y afecto por cada uno de los pacientes. Recuerdo a un profesor de ballet, de la Escuela de Arte, que me decía: ‘mi madre está en casa, pero aquí te tengo a ti’. Eso, sin dudas, reconforta, y hace que uno le ponga alma, corazón y vida a lo que está haciendo”.

La subdirectora de la Eide reconoce que hubo momentos de tensión, pero en ningún instante ella y sus muchachas pensaron en abandonar la tarea encomendada.

“Jamás flaqueamos. Luego del impacto inicial, que era lógico, comenzamos a trabajar muy unidas y enfocadas en lo que había que hacer. El personal de Salud siempre estuvo ahí para orientarnos y ayudarnos. Nunca descuidamos la protección. La propia directora de la escuela se preocupaba constantemente por que cada una de nosotras contara con los medios imprescindibles. Pero te repito, no hubo un momento de duda”.

La experiencia vivida reafirma en ella la convicción de responder ante cualquier llamado.

“Ojalá no haga falta ante esta pandemia, la cual esperamos vencer más temprano que tarde. Pero siempre que la Revolución me necesite, ahí estaré, para lo que haga falta. Y estoy totalmente convencida que ese es el sentir de mis compañeras”.

Recorre ahora su querida escuela, la cual acogió a más de 150 pacientes, y que, ojalá muy pronto, volverá a cumplir con su rol habitual: el de formar a los atletas cubanos.

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Carlos E. Chaviano Hernández

Periodista y Director de programas de televisión.

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