La escuela o el universo de la ostentación

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Siempre que inicia el curso escolar, la euforia se apodera de padres y alumnos. Que si el uniforme, los zapatos, la mochila, el forro, la merienda… ¡tantas cosas! Ya es algo habitual, aunque ese entusiasmo termina transformándose a veces en una actitud de despilfarro, con el propósito de asegurarle al niño o joven lo mejor. La aparatosa satisfacción de algunas necesidades determina cierto status dentro de la escuela.

Ahora mismo, varios estudiantes utilizan maletas de viaje con rueditas para llevar los libros, ante la mirada de quienes deben conformarse con la mochila tradicional, sin comprender siquiera por qué su familia no puede comprarle una dichosa maletica. Sucede también con las jabitas para la merienda, reemplazadas por bolsas-termos que comercializan en las tiendas a cinco pesos convertibles (CUC) o más.

Otra tendencia ocurre con los útiles escolares. Aun cuando el Ministerio de Educación (Mined) les garantiza a los estudiantes libretas y lápices de forma gratuita, los muchachos se desesperan por adquirir portaminas, libretas importadas, bolígrafos, gomas… ¡todo de la shopping! No dudo de la calidad superior de esos recursos ni tampoco de cuanto supone su posesión en el reducido espacio del aula.

Recuerdo la experiencia de una amiga, que le compraba al hijo libretas caras para evitarle una supuesta condición de inferioridad dentro del grupo. Ella lo creía feliz en tanto pudiera equiparar el nivel de vida del resto de sus compañeros universitarios. Percibía en su insolvencia económica cierta desventaja social, pese a los derechos que por igual reconoce el sistema educativo cubano.

No por gusto hace unos años preocupó la explosión de tenis Converse en diversos centros de enseñanza, pues el costo del zapato de moda superaba entonces los 60 CUC. Su tenencia visibilizó la desigualdad existente en el país, especialmente en el sector del estudiantado cubano imposibilitado de llevar el calzado de marca. Luego aparecieron en abundancia celulares, laptops, tablets…, hasta admitir su disfrute, ajustado a las posibilidades de cada individuo, sin importarnos la situación del otro. He ahí la anomalía del asunto.

En un contexto tan singular como la escuela, no resulta saludable que el alumno se reconozca superior o inferior por cuanto posee o carece. Tal circunstancia conduce a procesos de exclusión a partir de condiciones materiales opuestas entre sí, con el riesgo implícito de valorar al estudiante por lo que tiene, y no por lo que es. La primera lección debiera apostar al comportamiento humilde del hombre.

Así le indicó Martí a su ahijada María Mantilla, en carta fechada el 9 de abril de 1895: “Mucha tienda, poca alma. Quien tiene mucho adentro, necesita poco afuera. Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro, y quiere disimular lo poco. (…) Es deber humano causar placer en vez de pena, y quien conoce la belleza la respeta y cuida en los demás y en sí. (…) Esa es la elegancia verdadera: que el vaso no sea más que la flor”.

Primero, le corresponde a la familia educar en el camino de la sencillez, sin asumir bajo ningún concepto una postura prohibitiva ante aquello que todos merecemos tener, aunque solo unos pocos puedan. Mientras, le concierne a la institución docente velar porque en su recinto trascienda el aprendizaje, en lugar de la ostentación. Ese universo es extinguible en la escuela.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

7 Comentarios en “La escuela o el universo de la ostentación

  • el 10 mayo, 2018 a las 10:57 am
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    No tenemos que coger mochilas para adaptarle ruedas, seguiríamos en las mismas, porque quien no pueda adaptarla tendría que comprarla cara para que ese alumno cuando llegue adulto no tenga desvío en la columna entre otras anomalías, para eso en tiempos antiguo cada profesor o guía se dedicaba a estudiar y conformar un horario escolar con cada día en la semana que asignatura debía poner y que día seria sobrecargado y yo recuerdo que en mi tiempo yo no iba con ese peso tan exagerado que ves en los tiempos de hoy y que la mitad de los libros no son ni consultado en el día, vamos por favor ,no le pongamos más comodidad a lo mal hecho ya ningún maestro ni profesor esta para nada, hacen los horarios y ni cuentan que una asignatura es de mas volumen que otra para poderla intercalar y no sobrecargar el alumno en fin yo creo que esto seguirá de los siglo por los siglos sin solución alguna.

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    • el 10 mayo, 2018 a las 12:00 pm
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      A ver María Isabel, coincidimos en muchos puntos, pero en otros diferimos un poco, cuántos de nosotros ha tratado de discutir este asunto allí, en la escuela, es cierto que los diseños curriculares no los organizamos los padres, pero sí tenemos opinión para que de alguna forma se nos escuche. En cuanto a los trabajos prácticos y su impresión, también dependen de la escuela, el maestro y los objetivos de ese educador, por tanto, no es bueno generalizar, en mi caso, que tengo un joven hoy cursa el preuniversitario, lo ayudé como es lógico en la investigación de esos trabajos prácticos, pero no los hice íntegramente como suele suceder hoy día, ni tampoco los bajé de internet, la mayoría (por orientación expresa de su maestra de primaria y algunas de la EIDE Povincial) debían ser hechos a mano, con su puño y letra, para de alguna forma evadir el fraude en el cual incurrimos los padres al hacerle el trabajo práctico al muchacho, y potenciar el estudio individual del menor, que fija conocimientos en ese acto que no valoramos de hacer tareas o trabajos individuales. Fíjese que no soslayo la responsabilidad del maestro, quien de sobra conoce el nivel de sus alumnos y el nivel de lo que está orientando. Nosotros, los padres, tenemos mucha culpa en lo que sucede hoy en las aulas, y coincido con el periodista en que la familia y los estudiantes están más preocupados por la mochila con rueditas que llevarán a inicios de curso, el celular, la mini laptop… que por las materias, las asignaturas, el escalafón… En ello influye el entorno, lo que para nosotros es prioritario también lo será para el menor.

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    • el 10 mayo, 2018 a las 3:22 pm
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      No comparto mucho de lo que dice María Isabel, son otros tiempos, pienso que los maestros tienen ya demasiada carga, grupos numerosos, a veces de casi 40 estudiantes de Primaria, se imaginan? Si a veces los padres en casa no los soportan!!! Ah, y también deben aguantar, los maestros me refiero, a padres engreídos, que engríen a sus hijos, que ofenden y hasta golpéan a los maestros y profesores!!! Porque sencillamente quieren buenas notas sin esfuerzo y prebendas para los hijos. En cuanto a lo material, bien que se pueden arreglar con lo que da Educación y hasta comer el almuerzo, que no será exquisito pero da para vivir, y hasta llevar los libros en una jaba, porque al final, lo que importa son los conocimientos, lo que se aprende,. el esfuerzo personal ESA ES LA ÚNICA RIQUEZA QUE NO QUIEBRA, QUE NADIE TE PUEDE ARREBATAR!!! y es demostrable. Conozco a una Dra. en Medicina, que en pleno Período Especial sólo usaba el transporte público, sin mochila, sin tennis caros, porque provenía de una familia humilde, su única hermana había padecido una parálisis infantil, su madre ama de casa, su padre obrero y llegó muy lejos. Y esa Universidad de Ciencias Médicas es la élite de la competencia, pero ella era la mejor, no importaba la indumentaria. En fin, cuando se quiere y se es bueno, se puede, allá los que andan pidiendo, exigiendo y reclamando y no son más que mediocres. Excelente comentario de Roberto, que es una persona esforzada y que sin ostentación hoy es una de las mejores plumas de este país, y que por suerte, es cienfueguero

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  • el 10 mayo, 2018 a las 10:38 am
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    AAntiguamente se les daba hasta zapatos colegiales, no eran muy estéticos pero por lo menos la obligación a usarlos todos los niños con sus medias blancas era de extrema obligación ya ni eso, los uniformes que te dan no alcanzan para la semana si acaso te dan 1 o 2 para todo el año entonces incurrimos una vez más a ir por la izquierda como se dice vulgarmente a comprarlo a sobre precio, el cual ni quiero enumerar el costo, que por cierto es bastante alto. Muchos trabajos orientados que hay que imprimir incluso no solo el del niño muchas veces garantizarlo para el aula completa porque si no no se puede realizar la tarea orientada, entonces nos enfocamos más en las cosas ostentosas que compran los padres y no nos enfocamos en organizar para que todo sea parejo desde el uniforme hasta los libros para el curso escolar y garantizar desde la alimentación hasta la educación sin tener que incurrir en diferencias y hasta en delitos.

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  • el 10 mayo, 2018 a las 10:19 am
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    Estoy de acuerdo con lo antes expresado, pero porque educacion no garantiza mas calidad en vez de que los padres tengamos que comprar cosas caras, ejemplo: la alimentacion en educacion es pesima, no tienen ni para condimentar lo poco que llega a las escuelas y circulos infantiles, la carencia de materiales de estudio y de oficina es generalizada, y sin exagerar todos los padres quieren lo mejor para su hijo.Entonces porque no exigirle al MINED que carantice muchas cosas de las que los padres no tengan que comprar en alto costo, como lapices libretas, los materiales de enseñanzas, plastilinas, lapices de colorear,gomas,catres, forros de catres todo eso hay que comprarlo en alto costo y en cuc de que hablamos entonces.
    Eso son pequeños ejemplos que enumero,la pagina no me alcanzaria para ponerlos todos.
    Sin contar los trabajos practicos que mandan a realizar via internet, bajar informaciones que todos aquellos alumnos tanto de primaria como secundaria sus padres no tienen internet, cuando antiguamente no existia el internet y estavamos muy lejos de conocerlo y se aprendia, los conocimientos eran amplios se estudiaba con el contenido que venia en los libros sin exigir tanto, ahora los padres se dedican a realizarle los trabajos practicos o lo que se le ortiente, lo bajan de la internet lo imprimen y lo entregan, la tarea orientada nunca llega al conocimiento de los alumnos y a quien se evalua directamente es a los padres por eso es que hay muchos que ni aprenden y a penas saben hablar ni interiorizar lo que se les orienta.
    En fin son muchos detalles los que MINED deberia resolver.

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    • el 10 mayo, 2018 a las 12:08 pm
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      Ya veo que culpa al Ministerio de Educación de todo, pero cuántas veces ha expresado lo mismo en la escuela de su hijo, es allí donde se debate qué pasa con los almuerzos, los materiales escolares, que por demás están garantizados para cada período lectivo, es allí, en el aula donde se dirimen todas la inquietudes que usted tengan. En muchos de esos centros están los Consejos de Padres, que si funcionan, deberían preocuparse y ocuparse de lo que sucede en el plantel. Cada aula tiene un padre que integra ese consejo y que participa en reuniones con el claustro de profesores. Y si está tan convencida, como esta servidora de lo poco que aporta la confección de trabajos en la educación de los niños y niñas, dígalo, no se canse de decirlo, allí, en el espacio donde están los padres y los alumnos, en el espacio donde está el director de escuela, que de alguna manera su preocupación será la de muchos, no deje de expresar su parecer. Gracias por sus comentarios aportadores.

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  • el 26 septiembre, 2016 a las 10:32 pm
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    ¡Rober, amigo! Ahora es que encuentro este artículo tuyo y lo comparto casi al 99 por ciento.
    La única parte que me deja con ciertas dudas de apoyarlo es el hecho de que nuestros alumnos de secundaria, por ejemplo, tienen que llevar tantos libros que posiblemente necesiten que el MINED les dé, como parte del uniforme, una maletica con ruedas. Tengo una hija en 8vo. grado y dos primas de mi esposa en más o menos la misma edad, me molesta y me duele, la curva de sus hombros y sus espaldas bajo el peso de tantos libros, muchas veces innecesarios de llevar, pero se les exige.
    ¿Que tal si cogemos una mochila normal y le adaptamos rueditas? o mejor, ¿por qué no les aligeramos la carga?
    Por lo demás, como decimos en logia, debidamente apoyado!!!!!

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