La ecuación Trump

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Llega una nueva etapa para los estadounidenses que han saltado a las calles, tanto para apoyar como para pedir la dimisión inmediata del presidente número 45 de los Estados Unidos, en estos momentos una de las figuras más mediáticas del mundo. Donald Trump tomó posesión de su cargo con lo que se podría llamar un discurso “encantador”, mediante el cual trata de acercarse al pueblo estadounidense y enamorarlo con palabras sencillas, que al parecer, están dirigidas a todos los factores de la sociedad.

Miles de personas viajaron a la capital norteamericana para la asunción al poder del nuevo presidente. Con algunas opiniones ciegas de amor a los Estados Unidos y otras con temor al experimento naranja de Putin, se llenaba el frente del Capitolio, sin dudas, criterios muy discutibles en el contexto actual.

Primero, el agradecimiento a los presidentes anteriores, como si no faltara la hipocresía en un momento puramente político. Luego, le devuelve en un instante todo el poder al pueblo norteamericano, creído de que gobierna su propio destino y no es esclavo de los intereses políticos de varias administraciones. Reconoce, asimismo, que los ciudadanos de a pie han sido olvidados y no habían formado parte de las victorias y celebraciones en las altas esferas gobernantes.

Algo que ponderar en este sentido: el mandatario examina el precio pagado por los habitantes de su país debido a los excesos políticos, militares y económicos. Considera al sistema educativo como un lugar “rebosante de efectivo, pero que priva del conocimiento a sus jóvenes y brillantes estudiantes”, cosa muy cierta cuando la juventud de su país, imposibilitada de pagar las altas cuotas en las universidades, deja de estudiar para buscar empleo y alejarse del 4,9 por ciento de desocupados.

Imagen de la toma de posesión de Obama en 2009 (i) y de Trump (d) en 2017 Foto: Tomada de Internet
Imagen de la toma de posesión de Obama en 2009 (i) y de Trump (d) en 2017 Foto: Tomada de Internet

Otro puntico demasiado gastado y poco puesto en práctica, amén de las incursiones en otras plazas, resulta la lucha contra la criminalidad y las drogas, una asignatura pendiente dejada por todos los inquilinos de la Casa Blanca. Habría que ver las primeras acciones contra el crimen organizado en el mayor consumidor de estupefacientes del mundo para hacerse un juicio positivo. Las palmas para Trump por ratificar que este problema ha costado la vida y el sufrimiento a miles de familias y desarmado las buenas prácticas pregonadas por las agencias y la imagen de un país seguro.

El mensaje del ejecutivo sobre el gasto militar, las guerras y la defensa resulta algo prometedor para los habitantes del mundo y de Estados Unidos; según sus propias palabras, se han concentrado durante años en construir otros ejércitos, dejando “mermado” al suyo propio, así como también la protección de sus fronteras. Aquí hay algo de maraña, dicho en buen cubano, cuando gastan cerca de 600 mil millones de dólares en presupuesto de defensa, para costear bases militares, la intromisión en conflictos de otros y su lucha contra el terrorismo, principal disculpa para intervenir en países como Irak, Afganistán, Siria y Libia, entre otros considerados patrocinadores del terrorismo o que simplemente amenazan su seguridad nacional.

“Reforzaremos viejas alianzas, formaremos otras nuevas y uniremos al mundo civilizado contra el terrorismo islámico radical”, esto lo afirma luego de olvidar que el EI es, precisamente, una creación abominable de su país para derrocar al gobierno de Bashar al-Assad, incómodo a los intereses de Washington.

El discurso se centra fundamentalmente en la necesidad de devolver a los ciudadanos norteamericanos sus sueños, una nación donde se remodele todo, se recuperen las fábricas perdidas en gobiernos anteriores y que el país recobre su esplendor. Hacer que las industrias y los inversionistas regresen al territorio de la Unión, pues “otros países que fabrican nuestros productos, se roban nuestras industrias y acaban con nuestros empleos”.

Lo único que ha cambiado dentro de sus consideraciones, es la unidad que deben tener los estadounidenses, incluso alejándose de todo racismo, mirándolo de forma positiva cuando destaca que, “sin importar si somos negros, morenos o blancos, todos tenemos la misma sangre roja de los patriotas”, muy contradictoria su opinión después de sostener una actitud racista en el trascurso de su campaña presidencial.

Xenófobo sin igual, alimenta la idea de deportar a los millones de indocumentados llegados a EE.UU. en pos del sueño americano y que trabajan para mantener a muchas familias alrededor del mundo.

Termina ratificando que trabajará para que la suya vuelva a ser una nación grandiosa, fuerte y orgullosa. Un discurso con ideas alentadoras para la economía, viciado por las promesas de su campaña como todos los mensajes al inicio de una gestión presidencial.

Entonces cabe preguntarse: ¿cómo será la administración del magnate inmobiliario? y ¿qué fórmula utilizará para gobernar?, adivinanzas hasta el momento juntas para descifrar la ecuación Trump.

* estudiante de Periodismo

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Fidel Alejandro Conde Ravassa

Lic. en Periodismo por la Universidad Central "Marta Abreu" de Las Villas.

4 Comentarios en “La ecuación Trump

  • el 8 febrero, 2017 a las 12:50 pm
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    Muy buena la comparación visual: es preferible el silencio aplastante de una imagen ante cualquier palabra adornada.

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  • el 7 febrero, 2017 a las 4:52 pm
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    Felicidades Alejandro por la profundidad de ese trabajo que demuestra que tenemos excelentes jóvenes con ideas claras desde el punto de vista Político de las perspectivas de esa nueva administración del Imperio,y sobre todo estar atentos a sus proyecciones en torno a la Revolución Cubana y sus posibles impactos.Conozco tu cuna ,es decir que el medio familiar en que te haz desenvuelto contribuye sin dudas a esa posición meridiana que asumes en tu trabajo.Pero eso no te quita ,más bién ayuda en la formación que vas recibiendo en la carrera de Periodísmo y en la contribución de los colegas de la Prensa en Cienfuegos que de seguro sabrás aprovechar.

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  • el 2 febrero, 2017 a las 9:41 am
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    Yudith, es importante cuanto dices. Que jóvenes intelectuales se interesen por estos temas, desde una posición ideológica clara y definida, constituye la garantía de relevo del pensamiento político en nuestros medios, algo que en realidad no está muy focalizado todavía a planos generales en un sector bisoño más interesado (en ciertos casos) por falsas dinamitas, catarsis para nada aportadoras de soluciones, informacioncitas culturales o deportivas, o temas mucho más ligeros. Todo es válido, pero cosas como esta, un plus, deben premiarse y auparse. Un saludo a todos los estudiantes de Periodismo presentes en nuestro medio, todos portadores calidad profesional, y la invitación a colaborar en el trimestrario cultural Conceptos, de nuestra editora, a través de materiales de género que estimulen el pensamiento. Esperamos sus textos por el correo jmmolina@enet.cu

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  • el 2 febrero, 2017 a las 9:17 am
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    Buen comentario de el joven Fidel Alejandro. Sorprende ver que muchachos de tu edad se interesen por estos asuntos desde sus primeros pasos en el Periodismo. De continuar así, serás un destacado comentarista.

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