La denominación de las calles de Cienfuegos: apego a una tradición

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Nada más ajeno a la identidad del cienfueguero que un espíritu conservador. Pero si en algún rasgo este llegara a manifestarse, sería en la denominación de algunas calles de su ciudad. Muchas de ellas han permanecido fieles a su original designación, a pesar de reiterados intentos para renominarlas por parte de las autoridades de turno.

Fernando VII, rey de España cuando se fundó la colonia, aportó su canonizado nombre a una de nuestras principales arterias. Y así la seguimos llamando, San Fernando, a pesar de que el Ayuntamiento la rebautizó en 1902 como “Juan O’Bourke”, un patriota y destacado hombre público de Cienfuegos.

La referencia a otro rey, Carlos IV, padre de Fernando, todavía identifica a otra céntrica vía citadina: San Carlos, a la que una vez se intentó denominar “Nicolás Acea”, acaudalado hombre de negocios devenido benefactor de la ciudad.

Una instalación militar desaparecida a principios del pasado siglo determinó el calificativo de otra conocida arteria, la de Cuartel. No hubo manera de que los cienfuegueros se acostumbraran a llamarla “General Higinio Esquerra”, según lo dispuesto por el Ayuntamiento local en 1912 en honor a ese patriota, que fuera el jefe de la Brigada de Cienfuegos del Ejército Libertador durante la contienda independentista de 1895.

La calle de Santa Isabel y la de San Luis fueron de las primeras trazadas por los fundadores. Sus respectivas denominaciones han sobrevivido por casi doscientos años, aun cuando a la que pretendía honrar a Isabel La Católica, se le había impuesto el nombre del poeta cienfueguero Hurtado del Valle, en 1912. Años más tarde, en ocasión del primer cuarto de siglo de la República, se le volvió a nominar como “José Martí”.

Calle San Fernando.

En cuanto a la hoy todavía conocida como “San Luis” por un episodio relacionado con la historia de España, se le pretendió identificar en 1928 como “Luis Perna”, en honor a un insigne médico local.

Tampoco prosperó la designación de Francisco de Arango y Parreño para el Paseo de Arango, al menos en toda la extensión del nombre de quien fuera un destacado abogado, comerciante y economista criollo, muerto en 1837. La denominación de la arteria que había sido dedicada a la memoria de esa figura de primer orden en la vida política cubana de su época, quedó resumida a la mínima expresión de su apellido.

A la calle de Argüelles, también apellido de un político y orador español, se le siguió conociendo como tal y no como “Del Carmen” o “Doctor Leal”, denominaciones con que se pretendió reidentificarla en distintas épocas.

Ni siquiera la connotación colonial de figuras como la de Leopoldo O’Donnell Jorrín, capitán general de la Isla a mediados del siglo diecinueve, fue motivo suficiente para que en su lugar se impusiera el nombre de una patriota, Rita Suárez del Villar, La Cubanita, y que se le siguiera llamando O’Donnell a la hoy calle 47.

El sistema numeral adoptado como recurso de identificación para las vías de la ciudad a principios de los años sesenta del pasado siglo, tampoco pudo revertir esa identidad a ultranza con en Cienfuegos se ha defendido siempre el nombre original de sus calles y avenidas.

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Omar George Carpi

Periodista del Telecentro Perlavisión.

Un Comentario en “La denominación de las calles de Cienfuegos: apego a una tradición

  • el 19 noviembre, 2017 a las 11:57 am
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    Buen trabajo. Y es que debieron numerar a partir de las que no tenían nombre. Quien ha vivido o visitado ciudades grandes comprende la conveniencia de los números para el recien llegado. Pero vamos que ya existe el GPS. Realmente los nombres humanizan y colorean los sitios públicos. Y no hay que temer al nombre que nos trae un mal recuerdo porq tambien trae a la memoria como fue aquella epoca y como supimos enfrentarla.
    Considero además que es sano reconocer a los patriotas y artistas que alcanzan notoriedad en el transcurso de la historia citadina… pero quien quiere hacerlo, que construya nuevas obras, porq el pueblo no cede mansamente su memoria. Calles nuevas y obras bellas hemos tenido que sin nombrar y ahora ha sido imposible quitarles el desnombre. Ejemplos? Una calle que we llama La Doblevia, una calzada que se llama Circunvalacion, una plaza que todavia muchos llaman Polivalente. Que horror.

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