La cultura cubana y “el rasguño en la piedra”

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-¿Quién es ella? ¿Danay qué…?

Cuatro nominaciones a los Premios Grammy Latino 2017 consiguió la rapera cubana Danay Suárez y todavía para muchos su nombre pasa desapercibido. Otro grupo de músicos e intérpretes cubanas —junto a la saxofonista canadiense Jane Bunnett— concursaron recién por el Grammy americano en la categoría de Jazz Latino, bajo el nombre de Maqueque. Y lo mismo: ¿Maqueque?, ¿qué es eso?…

Ambas propuestas acapararon ¿de repente? la atención de la academia estadounidense de la música; algo ignoradas, sin embargo, dentro de un amplio segmento del público nacional. Todo ello sonó en ámbitos foráneos, mientras en Cuba no pocos se abstraían en el universo pedestre del reguetón o trap de moda.

La obra de Danay irrumpió en la televisión hace poco más de un lustro, con el estreno del videoclip Yo aprendí, el mismo tema que la artista interpretó en la gala de premiaciones de los Grammy Latino. Pero de Maqueque… ¡ni el nombre! Los únicos referentes de esa improvisada agrupación emergen de sus individualidades: Daymé Arocena, Yissy García, Danae Olano, Magdelys Savigne, Elizabeth Rodríguez, Celia Jiménez y Melvis Santa; todas “víctimas” de la esporádica difusión de su trabajo en nuestros medios masivos de comunicación.

El desconocimiento casi generalizado en torno a las jóvenes y talentosísimas voces del panorama sonoro cubano, evidencia la escasa jerarquización cultural de la que padecen los mejores valores artísticos en el país. No es un asunto nuevo ni eludido en los debates de escritores, artistas e intelectuales; aunque ciertamente la impronta de esos repetidos intercambios resulta imperceptible. Pareciera no haber forma de que la cosa, finalmente, cuaje.

Si bien la televisión, por ejemplo, mantiene en cartelera varios espacios para la llamada “música alternativa”, instrumental o clásica (Cuerda Viva, A Todo Jazz), todavía no se logra un acercamiento real del público a dichas propuestas. Los horarios y canales de transmisión en ocasiones les desfavorecen. Y rara vez, muy rara vez, sorprende la presencia de un exponente del hip hop, el rock o la trova en programas diseñados para “gustos mayoritarios”. Ellos, los artistas underground, son en muchos casos los más virtuosos y, al mismo tiempo, los menos publicitados. La manera encontrada de jerarquizar su obra es casi siempre relegándolos.

Que este fenómeno se acentúe en otras latitudes tiene su explicación natural en la mercantilización de la cultura en el mundo. Pero en Cuba, literatura, música, artes plásticas, danza, cine, teatro, forman parte del engranaje institucional del gobierno y su divulgación obedece a políticas estatales. No vivimos en una burbuja; sin embargo, dispone el país de mecanismos en función de aminorar los nocivos efectos de la globalización. Ahora, ¿lo hace?…

Abel Prieto Jiménez, ministro de Cultura, reconoce “la paradoja dramática de tener a nuestro alcance los más eficaces y rápidos instrumentos posibles para la formación cultural, mientras contemplamos cómo la frivolidad gana más y más espacio y cómo retroceden y se desintegran los paradigmas de la tradición humanista”.

Las respuestas a tales procesos deben generarse desde la creación. Prohibir a los muchachos de hoy día el disfrute de sus “artistas” favoritos, por muy mediocres que sean, nunca será la solución ideal. Es preciso ampliar su espectro, diversificar las opciones, promocionar el talento e identificar otras vías de consumo que aproximen a las masas al arte en sí. El poeta cubano José Lezama Lima, en circunstancias bien distantes, nombró a ese acto de modulación y búsqueda como el método de “el rasguño en la piedra”. ¿Qué esperar entonces para aplicarlo?…

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

Un Comentario en “La cultura cubana y “el rasguño en la piedra”

  • el 9 febrero, 2018 a las 9:16 am
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    Robe, es un problema cultural, y más: educativo, y más: de inoperancia, y más: de rompimiento de conceptos entre lo que hay que hacer y lo que se hace. Molesta mucho que tantos intelectuales de este país denuncien, digan, se “fajen”, y nada pasa, casi nada, casi nunca.
    Gracias por el trabajo, algún día quizá antologemos estos comentarios, quizá algún día algo se resuelva, quizá.

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