La crítica de mala fe a los problemas económicos

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Cuando caminamos por las calles de Cienfuegos con el intenso calor de hoy o montamos el transporte público para ir y regresar del trabajo, cuando en otro momento el cochero te pide lo que le parece o hacemos una cola… es constante, en algunas personas, la crítica persistente a la situación económica del país. Muchos, desde luego, la reprenden de buena fe y otros critican desde la mala fe de no reconocer todo lo que nuestra Revolución le ha dado a este pueblo, en especial a los cienfuegueros, antes un regional de Santa Clara sin desarrollo industrial.

Hace unos años, la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) desarrolló una encuesta sobre la situación económica en los hogares cubanos. La encuesta 2010-2011 arrojó como principal preocupación de los cubanos que no alcanza el dinero, según el 27% de los encuestados, algo que debe mejorar ahora con el incremento salarial que se percibirá en agosto. Luego, el 23% identificó el problema de la insuficiencia de la alimentación; el 16%, la vivienda, y aproximadamente el 13%, el transporte.

Es verdad que actualmente estamos enfrentando una coyuntura compleja y que la situación —por lo menos en dos años— no va a propiciar crecimientos mayores de 1 a 2%, lo cual se ha dicho en la Asamblea Nacional, y por supuesto, ello nos ha llevado a vivir por varios años el conocido como periodo especial.  Mas debemos reconocer que la situación económica en la actualidad no es la misma que la de los años 90.

Repasemos este ejemplo: durante los 90 no había petróleo para garantizar el transporte para la principal atracción de nuestro verano que es visitar la playa Rancho Luna. Hoy se garantiza la transportación, a pesar de los problemas con el combustible, además con un plan de actividades muy bien concebido.

Según Ariel Terrero —periodista cubano dedicado al estudio de los temas económicos— se registra que la primera vulnerabilidad de Cuba es la alta dependencia de la economía externa, aunque existen otras muchas debilidades internas relacionadas a que no se ha logrado ordenar un modelo económico realmente eficiente, objetivo de la actualización del modelo económico y social cubano, proceso mediante el cual se pone a tono, con las circunstancias concretas de los últimos años, el modo de organización y funcionamiento de la economía.

Es necesario encontrar el funcionamiento eficaz de la economía interna que resuelva los problemas con los que se tropieza constantemente, como la falta de conexión entre sectores y territorios; la falta de encadenamientos productivos eficientes entre los productores internos, e incluso, con los suministradores del exterior. Los tropiezos y los obstáculos por burocracia suelen también ser grandes, pero superables si se trabaja tesoneramente.

Este tema se discute constantemente en instacias como el Partido, la Asamblea Nacional, el Consejo de Ministros, en los territorios en recorridos Gubernamentales del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros.

Se necesita mayor agilidad en la solución de los problemas, ya que contamos con el recurso más importante que somos las cubanas y los cubanos, analizado por Miguel Díaz Canel en el más reciente Congreso de la Asociación de Economistas de Cuba (ANEC) cuando expresó:

“Debemos concentrarnos, por tanto, en lo que sí depende de todos nosotros: la inteligencia, la creatividad y el esfuerzo”.

Olvidamos nuestras principales fortalezas: el ejemplar legado histórico del Comandante en Jefe y las tradiciones éticas de nuestro próceres, el respaldo mayoritario a la dirección del PCC y al Estado, universalidad de la política social en educación, salud, cultura, deporte, seguridad y asistencia social.

No tomamos en cuenta los importantes avances en la eliminación de todo tipo de discriminación, la tranquilidad y seguridad ciudadana, la existencia de una activa y diversa sociedad civil, preparada y organizada en defensa de la Revolución.

Actitudes negativas como la de criticar de mala fe, ratifican lo dicho hace unos años por Roberto Fernández Retamar:

“Mentira es presentar la parte por el todo, mentira es decir lo malo y callar lo bueno, mentira es seguir usando un mismo nombre para designar cosas que sabemos que han cambiado de esencia, mentira es subrayar lo negativo pequeño y dejar en brumas lo positivo grande, mentira es mezclar lo verdadero a lo dudoso para que lo dudoso parezca verdadero también, mentira es dar una opinión pasajera por regla fija de conducta…” *

Ante los problemas de la economía cubana se necesita mayor compromiso para buscar las soluciones con eficiencia en la labor que cada uno realiza. Obrar de buena fe es lo que nos corresponde, y ello constituye una forma de acallar las críticas malsanas de quien no confía en la Revolución.

 


*Roberto Fernández Retamar (Publicado originalmente en Revolución, el 7 de septiembre de 1959, con el título “Elogio de la mentira”. Tomado del libro Cuba defendida, de Editorial Letras Cubanas)


En coautoría con MSc Emelia Ederly Cordero Carbonell. Ambos autores son profesores de la Escuela Provincial del Partido Comunista de Cuba, en Cienfuegos.

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