La convicción de Olga

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Olga María Escandón Torres es una mujer de convicciones firmes. Suma casi cuatro décadas de labor como enfermera y asegura haber enfrentado, en ese largo camino, situaciones muy difíciles. La pandemia de la Covid-19 supone para ella el desafío profesional más reciente, el cual comenzó a encarar en la República Bolivariana de Venezuela cerca de dos años atrás y ahora, de regreso a Cuba, continúa haciéndolo en su natal Cienfuegos.

Llegó al país como parte de una brigada de enfermeras y enfermeros cubanos que prestaba servicios en aquella hermana nación. Arribó en la noche y a la mañana siguiente, tras la confirmación del resultado negativo de su PCR, viajaba rumbo a la Perla del Sur para incorporarse a la atención de pacientes graves y críticos en los centros hospitalarios de la provincia.

Cuando el ómnibus entró a la ciudad apenas pudo ver a su hijo después de tanto tiempo. “Sentí mucha alegría, pero con dolor en el alma. Entiendo que resulta necesario cumplir con las medidas de protección y el protocolo establecido. Ahora lo importante —dijo— es poder ayudar a nuestro pueblo en medio de un escenario epidemiológico complejo”.

Ya en Venezuela, Olga estuvo en la zona roja en al menos quince oportunidades. Por eso, aun pese al temor que un contexto como el que vivimos entraña, expresa el orgullo de dar el paso al frente y de trabajar hasta que el virus ceda o desaparezca.

Ni Cienfuegos ni Cuba están solas. Nosotros, en condición de enfermeros, estamos preparados para enfrentarnos a este panorama. No es menos cierto que ante el creciente número de casos y de fallecidos asociados a la pandemia, uno puede sentir algún nivel de estrés, pero venimos con la misión de evitar que muera nuestra gente y los cienfuegueros pueden confiar que así lo haremos. Saldremos adelante; nadie lo dude”, afirmó.

Para Olga, la Covid-19 deja páginas demasiado tristes. Amigos, compañeros y personas cercanas han perdido la vida. Sin embargo, algo dentro de sí prende en ella la esperanza de que es posible vencer al virus. “Y para lograrlo —alegó— llamo a la población a cooperar con el personal de salud, usando el nasobuco y cumpliendo con las normas sanitarias que dictan los gobiernos locales”. Con esa profunda convicción, esta enfermera de Cienfuegos salva vidas, allí donde la muerte se empeña en apagarlas.

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Roberto Alfonso Lara

Licenciado en Periodismo. Máster en Ciencias de la Comunicación.

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